viernes, 22 de mayo de 2015

La chica de Egtved pudo nacer en el sur de Alemania en la Edad del Bronce

Era una joven de entre 16 y 18 años que vivió en el periodo de la Edad de Bronce y que se estimaba que había nacido en la actual Dinamarca hace unos 3400 años 


La llamada chica de Egtved, uno de los descubrimientos arqueológicos de la Edad de Bronce más destacados, hallado en ese pueblo danés, pudo nacer no en Dinamarca, sino en algún lugar del suroeste de Alemania, publica la revista británica Nature.

En 1921 se descubrieron en Egtved los restos y ropajes, bien conservados, de una joven de entre 16 y 18 años que vivió en el periodo de la Edad de Bronce y que se estimaba que había nacido en la actual Dinamarca hace unos 3400 años.

Un estudio del Museo Nacional de Dinamarca y de la Universidad de Copenhague, del que se hace eco Nature, analizó el pelo, las uñas y los dientes de la adolescente y determinó que la chica de Egtved nació y creció a cientos de kilómetros de la localidad danesa.

La investigación sugiere que la chica de Egtved pudo nacer en la Selva Negra, en el suroeste de la actual Alemania, y que llegó a Egtved poco antes de fallecer después de recorrer largas distancias durante los dos últimos años de su vida.

La conservación de su pelo, sus dientes, sus uñas y sus ropas permitieron al equipo de científicos, liderado por Karin Frei, del Museo Nacional de Dinamarca, trazar la historia de una de las figuras más icónica de la Edad de Bronce.

Para ello, midieron los índices de isótopos de estroncio que la chica de Egtved tenía en el esmalte de sus dientes y que no coincidían con los índices de Dinamarca.

Además, los análisis que realizaron de los isótopos presentes en la lana utilizada para sus ropas indicaron que éstas habían sido obtenidas y tejidas fuera de los límites que forman Dinamarca en la actualidad.

De esta forma, los autores sugieren que la chica de Egtved y sus prendas podrían ser originarias de la Selva Negra.

Por otro lado, su pelo de 23 centímetros de longitud permite realizar un seguimiento de los últimos movimientos que realizó durante los últimos 23 meses de su vida.

Además de sus movimientos, la investigación también revela información sobre la alimentación que siguió, "variada y con intervalos de reducida ingesta de proteínas", según apuntan los expertos.

Vía: Nature

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