lunes, 1 de diciembre de 2014

Un aficionado descubre un ‘mundo perdido’ de petroglifos en Los Ancares (León)


Juan Carlos Campos y José Anglés Correa ante uno de los petroglifos localizados en Los Ancares leoneses - DL
Fuente: Diario de León.es | Verónica Viñas | 30 de noviembre de 2014
Es como encontrar una aguja en un pajar. Y José Anglés Correa ha localizado nada menos que siete estaciones rupestres en Los Ancares. Son los primeros petroglifos que aparecen en esta comarca leonesa. Hace apenas un año dos investigadores hallaban también losprimeros grabados prehistóricos en los Ancares lucenses, que la Xunta de Galicia se apresuró a declarar BIC.
En la Maragatería no han dejado de aflorar estaciones rupestres gracias al empeño del ‘arqueólogo amateur’ Juan Carlos Campos, que en los últimos seis años ha sacado a la luz un importante legado prehistórico de 6.000 años de antigüedad, pese al desinterés oficial.
Campos es requerido habitualmente por otros aficionados para que certifique sus hallazgos, como ha ocurrido con Anglés, quien en sus excursiones por la montaña ha descubierto los primeros petroglifos documentados en la comarca leonesa de Los Ancares.
No hay dibujos antropomorfos, sino exclusivamente cazoletas (marcas circulares), alineadas o formando grupos, así como surcos asociados a ellas. Por la sencillez de estos grabados y los emplazamientos en los que han aparecido, en una zona de pastos de altura donde abundan los monumentos megalíticos, Campos se atreve a aventurar que son de época neolítica.
Sorprende que los ‘canteros’ prehistóricos eligieran en Los Ancares rocas de cuarcita para sus grabados, por la dureza de esta roca; algo poco usual. Pero sí tienen en común con la mayoría de las estaciones rupestres localizadas hasta la fecha en la provincia tanto el estilo, como la iconografía y la técnica empleada.
Petroglifos de altura
Los petroglifos descubiertos por Anglés, en parajes muy recónditos y de difícil acceso, se encuentran entre los 1.500 metros de altitud del valle de Porcarizas y los 1.800 metros de los que se hallan en el Pico Cuiña, lo que convierte a estos últimos en los petroglifos situados a mayor altitud del noroeste peninsular. «Estos petroglifos amplían el horizonte del arte rupestre leonés y se suman a un grupo cada vez más extenso», según Campos.
El primero de los afloramientos, que Campos ha denominado Ancares I, se encuentra cerca de una antigua cabaña de pastores conocida como Refugio del Acebalín. Los petroglifos están esculpidos en una roca de pizarra a ras de suelo. Hay más de una veintena de cazoletas.
Ancares-I  Foto José Anglés
Ancares II es un crestón de cuarcita en la cara este del Pico Cuiña y los petroglifos, en opinión de Campos, guardan un gran parecido con los bercianos de Las Abarrazas, en Santa Marina de Torre.
Ancares II Foto José Anglés
Ancares III es la más misteriosa de las siete estaciones descubiertas por Anglés. Se encuentra en una senda que parte del Puerto de los Ancares en dirección al refugio del Pico Cuiña. En un curioso panel de cuarcita hay surcos muy profundos y más de una docena de cazoletas repartidas en la parte superior o ‘lomo’ de los surcos. «Esta composición es única hasta el momento en los Ancares leoneses, pero tiene su paralelo en los petroglifos maragatos de Peña Martín, en Chana de Somoza», afirma Campos.
Ancares IV, cercana al refugio del Pico Cuiña, consta de unas cuantas cazoletas repartidas en cuarcitas que afloran a ras de suelo; unas son de tamaño superior al normal y las pequeñas forman líneas paralelas.
En Ancares V, en Brañas de Suarbol, hay varias rocas con cazoletas alineadas y de buen tamaño; y en otra roca hay esculpidas una veintena de marcas circulares.
En la estación rupestre de Ancares VI, entre el paraje de Las Charcas y el refugio Pico Tres Obispos, hay varias rocas diseminadas con hasta medio centenar de cazoletas.
Ancares VI. Foto José Anglés
Por último, en Ancares VII, en el valle de Porcarizas, las cavidades grabadas son más profundas, hay cazoletas ovaladas y están comunicadas por surcos bastante profundos que desaparecen bajo el manto vegetal.
Seis años después de que Campos encontrara los primeros petroglifos en la Maragatería y tras un estudio inicial de la Universidad de León, que certificó que correspondían al Calcolítico, este apasionado de la arqueología y un grupo de aficionados como AnglésMark Rae, Diego AparicioAna Franganillo se han quedado solos en la búsqueda de nuevos símbolos prehistóricos y en intentar desvelar por qué están aquí.

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