El estudio liderado por el profesor Bryan Sykes deja abierta la posibilidad de que exista en el Himalaya alguna especie de oso de grandes dimensiones desconocida hasta ahora para la ciencia.
Es una de las leyendas más atractivas y recurrentes de la historia de la humanidad pero, de momento, sigue sin aparecer ni un sólo rastro científico del Yeti, ni de ningún otro primate misterioso; ni en elHimalaya ni en los bosques de Rusia o Norte-américa (Bigfoot). Esta es la conclusión de un estudio liderado por Bryan Sykes, profesor de genética humana en la Universidad de Oxford (Reino Unido) que publicará la revista científica Proceedings of The Royal Society B. [La publicación ha sido anunciada a través de la edición on-line el 1 de julio pero aparecerá en el número de esta revista el 22 de agosto].
“Para conseguir datos científicos sobre este tema a menudo polémico, se realizó un análisis genético sistemático de muestras de cabello atribuido a estas criaturas”, recuerda Bryan Sykes, refiriéndose a una campaña de recogida de muestras que se inició en 2012 y que provocó un gran interés internacional. Los datos preliminares de este estudio fueron presentados el año pasado y fueron incluidos en diversos reportajes de divulgación científica de difusión mundial. Bryan Sykes es un genetista de fama internacional en diversos campos y estudia los datos sobre el Yeti y mitos similares desde hace más de dos décadas.
Brian Sykes, derecha, analizando una muestra
Los datos que se presentan ahora indican que en total se recibieron 57 muestras de supuestos restos del hombre de la nieves de diferentes partes del mundo. Una vez descartadas las fibras de vidrio, sustancias vegetales y cabellos de humanos auténticos, los científicos seleccionaron 36 muestras que parecían ser interesantes y realizaron análisis detallados de su perfil genético.
Los resultados de la investigación fueron muy variados. Se encontraron restos de osos, caballos, vacas y algunos cánidos (lobos, perros o coyotes). Los investigadores incluso identificaron pelo mapache en una muestra de Arizona y, más sorprendente todavía, restos de esta misma especie procedente en Rusia, donde no se conoce todavía que este animal se haya establecido en el medio natural.
Entre las curiosidades de este estudio. el profesor Sykes recuerda que un mechón de pelo recogido en Texas resultó pertenecer a un ser humano, probablemente de un hombre con familia materna en Europa, según detalla el análisis del ADN.
El animal más cercano, un oso prehistórico
Los genetistas no han encontrado a Yeti, pero el estudio de los pelos podría indicar que el mítico animal era en realidad una especie de oso. Dos de las muestras analizadas -uno de la región de Ladakh (India), y otro de Bután- podrían tener relación con una especie desconocida de oso, un híbrido de oso o restos de ADN del Ursus maritimus tyrannus, una subespecie fósil muy grande del oso polar (Ursus maritimus), que se considera extinguida desde hace más de 40.000 años.
El estudio no afirma que Ursus maritimus tyrannus exista en la actualidad puesto que las muestras podrían haber sido recogidas de restos conservados bajo el hielo (como ha ocurrido en diversas ocasiones con otros animales)
Una de estas muestras de pelo de oso prehistórico, en este caso de color rojizo, fue tomada a una altitud elevada (alrededor de 3500 m) en un bosque de bambú de Bután. La segunda muestra, de color marrón, procede de un animal cazado en Ladakh, una región del Himalaya en el estado indio de Jammu y Cachemira. En este caso, el estudio presentado ahora no descarta que se trate de un híbrido de oso desconocido hasta ahora para la ciencia. Aunque los resultados sean muy fríos, el estudio de Bryan Sykes también deja un resquicio para la imaginación.
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