Foto: Restos del poblado de Skara Brae. Wikipedia.
Fuente: elcorreo.com | Julio Arrieta | 28 de febrero de 2014
Skara Brae es un poblado neolítico situado en la bahía de Skaill, junto a la localidad de Sandwick en Mainland, la más grande de las islas Orcadas, al norte de Escocia. Está formado por un conjunto de diez cabañas de piedra semisubterráneas, lo que ha favorecido su conservación excepcional. Llamada 'Pompeya escocesa' con no mucho acierto por algunos autores y descrita por otros, más fantasiosos, como la versión marina de una aldea de hobbits, forma parte de un conjunto de yacimientos prehistóricos considerados como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, bajo el nombre de 'Núcleo neolítico de las Orcadas'. Otra de las características que distinguen a Skara Brae es que fue excavado por uno de los más importantes arqueólogos de la historia, Vere Gordon Childe (izquierda).
No se sabe a ciencia cierta cómo se descubrió el yacimiento. El relato del hallazgo tiene tintes legendarios, aunque suele ser aceptado sin demasiadas objeciones. El poblado salió a la luz -literalmente- en el invierno de 1850. Una tormenta terrible sacudió las costas escocesas y las Orcadas, y acabó con las vidas de 200 personas. La tempestad también se llevó por delante la parte superior de un montículo que se alzaba a pie de playa en la bahía de Skaill, en Mainland, y que era conocido como 'Skerrabra'. El propietario del terreno, William Watt, se acercó a inspeccionar el lugar y observó que el viento había destapado la parte superior de varios muros de piedra enterrados.
Watt decidió excavarlos por su cuenta, pero enseguida, cuando apenas había despejado parte de cuatro viviendas de piedra, se percató de que el empeño superaba sus capacidades de aficionado voluntarioso. El terrateniente avisó a un anticuario local, George Petrie, que emprendió una excavación, técnicamente bastante precaria, en 1867. A pesar de ser el trabajo de otro 'amateur', Petrie describió las construcciones al detalle, publicó sus hallazgos y presentó un informe ante la Sociedad de Anticuarios de Escocia. Esta publicidad dio paso a otras excavaciones parciales, entre las que hay que destacar las de Balfour Stewart, en 1913 y publicadas en 1914, pero también a la visita de los saqueadores, que atacaron el yacimiento en 1914.
El lugar desconcertó a los expertos, que no supieron adjudicarle una antigüedad concreta. En todo caso, Balfour Stewart y William Boyd Dawkins apostaban por que era un asentamiento relativamente reciente, prerromano, pero quizá también habitado más tarde por invasores nórdicos o sajones, en la Alta Edad Media. Lo importante de esta primera fase de estudios es que se llegó a la conclusión de que, fuera lo que fuera aquella extraña aldea enterrada, tenía que ser importante y merecía una protección. El sitio pasó a depender de la Corona a través del Comisionado de Obras de Su Majestad en 1924.
Foto: Vista aérea de Skara Brae
Un profesor difícil
Ese mismo año otra tormenta destruyó parte del yacimiento. Las autoridades decidieron que era hora de excavarlo con métodos modernos y de protegerlo. Tres años después resolvieron encargar el trabajo al recién nombrado titular de la cátedra Abercromby de arqueología prehistórica de la Universidad de Edimburgo, Vere Gordon Childe (1892-1957). El profesor aceptó, pero sin demasiado entusiasmo, porque se consideraba a sí mismo un excavador deficiente. Lo que resulta muy llamativo, incluso chocante, porque hoy en día es considerado como uno de los arqueólogos más destacados de la historia de esta disciplina.
Vere Gordon Childe nació en Sydney, Australia, en 1892. Su padre era un clérigo muy conservador de la Iglesia de Inglaterra y el futuro arqueólogo procuró alejarse de él a la primera oportunidad de la que dispuso. Estudió griego, latín y filosofía en la Universidad de Sydney, en la que se licenció en 1913. Decidió proseguir sus estudios en Oxford, Inglaterra, donde se especializó en arqueología clásica. En su época de estudiante dedicó buena parte de su tiempo libre a luchar por los derechos de los trabajadores y a la política, pasando del liberalismo al laborismo más progresista y de éste al comunismo. Al regresar a Australia militó durante un tiempo en el Partido Laborista, pero la experiencia no le resultó grata y se distanció de los partidos, aunque mantuvo sus convicciones comunistas el resto de su vida.
Childe tenía unas capacidades de estudio y de memoria excepcionales, además de una facilidad asombrosa para aprender idiomas. Como explica Brian Fagan, durante los años veinte "visitó yacimientos y estudió colecciones en museos, sobre todo en el este y el sureste de Europa, por donde muy pocos arqueólogos británicos se aventuraban entonces". A diferencia de muchos de sus colegas, "Childe era un lingüista brillante, por lo que era capaz de conversar fácilmente con arqueólogos de toda Europa, incluso en los museos más ignotos de los Balcanes" (en 'Archaeologists', editado por Oxford University Press, 2003).
El resultado de todo ese trabajo de investigación acabaría volcándose en una densa bibliografía que desarrollaría a lo largo de toda su carrera. Como señala David L. Clarke, "Childe estimuló una nueva sistematización de la prehistoria europea con el uso de la cultura como una unidad temporal y espacial de análisis" (en 'Arqueología analítica', editado por Bellaterra, 1984).
Clive Gamble explica en 'Arqueología básica' (editado por Ariel, 2002) que "Childe escribió muchos libros sobre la evolución de las sociedades prehistóricas y las sociedades estatales en el próximo Oriente y en Europa. Adoptó un punto de vista marxista para estudiar el cambio y enfatizó las relaciones de producción. No sorprende que dada su enorme producción científica y larga carrera, sus puntos de vista cambiasen. (...) Childe sigue siendo el arqueólogo más ampliamente citado fuera de la disciplina, ya que abordó las grandes cuestiones del cambio económico y social. (...).
En 'Man makes himself' (1936) empezó por redefinir el modelo de las tres edades en base a dos revoluciones socioeconómicas que tuvieron lugar en la prehistoria, pero que son el origen del mundo moderno. Se trata de la revolución del Neolítico, con la aparición de la agricultura y los asentamientos estables, y la revolución urbana que condujo a las primeras civilizaciones con escritura, edificios monumentales, burocracia, ciudades, comercio y superávit agrícola que era distribuido de forma desigual y que fue la causa de la formación de una clase dirigente. Estas cuestiones fueron exploradas, revisadas y readaptadas en sus diversos libros, entre los cuales destacan 'What happened in history'(1942) y 'Social evolution' (1951)".
Foto: Vere Gordon Childe, con sombrero, posa con sus trabajadores en el yacimiento
Pero cuando llegó a Skara Brae el arqueólogo australiano todavía era 'solo' el ocupante de la recién establecida cátedra Abercromby de arqueología de la Universidad de Edimburgo. A pesar de su brillantez, o quizá precisamente por ella, no era un buen docente. Sus alumnos lo recordarían como un profesor de explicaciones densas y divagantes, difícil de seguir. Él era consciente de ello y evitó impartir clases y seminarios siempre que pudo. Tampoco le gustaba la arqueología de campo, pues consideraba que su técnica no era lo suficientemente buena. Pero ocupar la cátedra incluía la obligación de excavar y publicar los resultados.
La amenaza del mar
Gordon Childe trabajó en Skara Brae entre 1927 y 1930. Su relación con los vecinos de la comarca fue muy diferente a la que mantenía con sus alumnos. Si estos lo recordaban como un profesor difícil, a los lugareños les resultó muy simpático y amable. Aunque era un solitario vocacional -hasta el punto de que jamás se le conoció pareja sentimental alguna-, cayó en gracia y fue aceptado en la comunidad como una suerte de agradable 'profesor chiflado', excéntrico y cordial. Su trato con los trabajadores fue también muy cercano, algo muy poco común en una época en la que los prejuicios clasistas eran norma habitual. En cuanto a la excavación, buena parte de su trabajo sería considerado hoy como una intervención de urgencia. El mar amenazaba con destruir el yacimiento. Asistido por el arquitecto J. Wilson Paterson, su primera labor fue dirigir la construcción de un dique de protección que evitara la catástrofe y gracias al cual el lugar puede seguir siendo admirado en la actualidad. Además, el encargo de las autoridades estaba orientado a recuperar el lugar como un monumento. Es decir, la prioridad era despejar de arena las cabañas y los pasadizos que las unen. La excavación fue cuidadosa, pero ha sido criticada por los investigadores posteriores por la poca cantidad de materiales que fueron recuperados y conservados.
Childe confirmó algunos de los descubrimientos de sus predecesores y realizó nuevos hallazgos. Excavó en diez viviendas, de las cuales una casi había desaparecido por los embates del mar. Confirmó que la aldea había sido construida dentro de un montículo que en realidad es un montón de 'midden', una'shell mountain' o acumulación de conchas, huesos y otros desechos. En fin, basura. Las paredes de las casas estaban construidas con lajas de piedra, en dos hiladas separadas por un espacio relleno también de 'midden', que actuaba como aislante. En Skara Brae no había calles. Los pasajes que unían las casas estaban enlosados y también cubiertos de piedra. Eran muy bajos y estrechos, de un metro de altura por medio metro de anchura media. La cubierta de uno de los pasadizos, también de piedra, se conservaba íntegra. Todas las casas estaban unidas por estos accesos, salvo una, la número 8, que parecía ser la única que había sido una construcción separada del resto.
No se encontró ningún rastro del techo de las construcciones, por lo que Childe dedujo que estaban cubiertas por materiales perecederos. No se había conservado la cubierta de las chozas, pero sí su mobiliario, que era de piedra. La distribución era idéntica en casi todas las viviendas, cuyo espacio interior oscilaba entre los 20 y los 35 metros cuadrados. La planta de las casas tiende a ser redonda y el interior es irregular, aunque las más grandes tienden a formar un cuadrado de ángulos redondeados. En el extremo opuesto a la puerta hay una especie de alacenas que fueron descritas por los primeros excavadores como 'aparadores' (dressers). A ambos lados del acceso hay la base de piedra de sendas camas. La de la izquierda es más pequeña que la de la derecha en todos los casos. Junto a los lechos hay tocones para pilares de piedra que sugieren el uso de algún tipo de dosel o cortina de piel para aislar las camas.
En el centro hay un hogar para el fuego, flanqueado por 'cajas de almacenamiento' delimitadas con lajas de piedra. En las Orcadas no había madera, por lo que Childe concluyó que los habitantes de Skara Brae se abastecían de los troncos arrastrados por la marea o que usaban turba como combustible. Investigaciones posteriores han sugerido que pudieron utilizar algas secas. La falta de madera es un problema a la hora de explicar cómo pudo ser el techo. Se ha sugerido el uso de huesos de ballena como soportes. Hay estanterías y un sistema de desagüe, probablemente un 'lavabo' o 'retrete' en casi todas las casas. Las chozas tenían puerta, y se podían cerrar con una barra que se retiraba en un hueco habilitado en la pared. La casa 8, la aislada, no tiene aparador ni camas y parece que estuvo dividida en pequeños cubiculos. Las investigaciones más recientes han sugerido que podía tratarse de un taller para la elaboración de útiles líticos. Una incógnita: la casa 7 también se cierra... pero por fuera. ¿Por qué? No hay respuesta. Tanto en algunos puntos del interior de las viviendas como en los pasajes hay decoración a base de motivos lineales que en algún caso llegaron a ser confundidos con runas por los primeros excavadores. La decoración es mucho más abundante en la casa 8.
Foto: Plano de la excavación con los niveles de ocupación de Skara Brae detallados.
Childe concluyó que Skara Brae había sido un poblado de antiguos pastores, pues encontró restos de ganado, de cabras y ovejas. Para dar una explicación a la distribución de las camas recurrió a la comparación con un modelo de hábitat conocido y cercano: las cabañas de los pastores de los Highlands del siglo XIX. En estas cabañas los hombres dormían separados de las mujeres. La cama grande era para el hombre, la pequeña, para la mujer.
Un pueblo cambiante
Pero el principal descubrimiento de Childe fue demostrar que el yacimiento había vivido varias etapas de ocupación, de las que llegó a distinguir cuatro a través del estudio de la estratigrafía. Skara Brae, era lo que quedaba de los restos de una acumulación de varios hábitats. Las casas más antiguas -las números 9 y 10- eran muy diferentes de las más recientes, como observó el arqueólogo australiano. En las antiguas, los 'muebles' (las 'camas' y los 'aparadores') están instalados en huecos de las paredes; en las recientes, que son algo más grandes, se proyectan desde los muros. Además, las casan antiguas no estaba comunicadas por pasajes y en la Skara Brae más primitiva había un espacio abierto común que Childe denominó 'mercado': "La aldea originalmente no era subterránea; se inició como una aglomeración de chozas exentas", escribió el arqueólogo en 1931 (Skara Brae: A Pictish Village in Orkney'). La primera Skara Brae debió de ser muy diferente a lo que se ve ahora, un exótico poblado semisubterráneo, y tuvo que parecerse más a una aldea 'convencional' de chozas dispuestas en torno a un espacio abierto.
El arqueólogo llevó a cabo varios sondeos y comprobó que debajo de la Skara Brae ahora a la vista se conservan estructuras de la más antigua. Las dos casas indicadas todavía son visibles porque no se construyeron otras encima. A su juicio, hubo una Skara Brae 1, sobre la que se construyó una Skara Brae 2 -formada por las cabañas más antiguas conservadas, la 9 y la 10 , y partes de la 3 y la 4-. Encima se levantó Skara Brae 3 y unos añadidos finales formarían Skara Brae 4. Según Childe. "las endebles chozas de Skara Brae 2 no tienen por qué haber sido habitadas por un largo período de tiempo. Serían reemplazadas progresivamente por edificios más grandes y sólidos, comenzando quizás con la choza número 7. En consecuencia, se debió permitir que las viviendas del período dos se deterioraran una tras otra. Finalmente, los materiales de sus paredes fueron reutilizados en las cabañas más modernizadas, y los emplazamientos de las antiguas nivelados". El arqueólogo concluyó que existió una Skara Brae 1 porque las casas antiguas también tienen 'midden' en sus paredes. Este material está formado por la basura de alguien, lo que indica que debió haber un asentamiento mucho más antiguo, el original.
El arqueólogo australiano aventuró una cronología para el yacimiento y afirmó que se trataba de un asentamiento de la Edad del Hierro, de en torno al 500 a.C., a pesar de que no encontró ningún artefacto metálico y sí un tipo de cerámica con decoración incisa que luego se ha encontrado en otros asentamientos neolíticos de las Orcadas, como el túmulo de Maeshowe. Nunca supo que se equivocó. En las excavaciones realizadas años después de su muerte se obtuvieron muestras datadas mediante el método de C-14, una herramienta formidable de la que Childe no dispuso, pues no empezó a usarse en arqueología hasta 1949. Las dataciones demostraron que el poblado había estado habitado entre 3180 y 2500 aC. Skara Brae es más antiguo que las pirámides de Giza y Stonehenge. Se trata de una aldea neolítica excepcionalmente bien conservada por la arena que la cubrió después de que fuera abandonada.
Foto: Interior de la casa 7, según Gordon Childe
Las excavaciones de 1972, dirigidas por D. V. Clarke, demostraron que los habitantes de la aldea fueron agricultores, además de ganaderos, y se dedicaron al cultivo de la cebada y el trigo. En su momento álgido, la aldea debió de estar formada por siete u ocho chozas, habitadas por unas 50 personas en total. En aquella época la costa se encontraba mucho más lejos y el pueblo estaba en medio de una pradera. Su aspecto tuvo que ser el de un montículo cubierto de hierba del que sobresaldrían los techos de las casas, probablemente tapadas también con hierba. Durante mucho tiempo se creyó que Skara Brae había desaparecido sepultada por la arena durante una tormenta, de ahí la analogía con Pompeya. Childe defendió esta hipótesis a partir del hallazgo de algunos artefactos de la cabaña 7. En su opinión, "la aldea sucumbió por una catástrofe. Los habitantes de las chozas fueron obligados a huir de sus hogares, abandonando en los estantes y en el suelo muchas de sus posesiones, realizadas con gran trabajo e ingenuidad. Una mujer, en su prisa por pasar a través de la estrecha puerta de su hogar (choza número 7), rompió su collar y dejó un reguero de cuentas a sus espaldas mientras salía por el pasaje". Pero se ha demostrado que sus habitantes la abandonaron y que su 'enterramiento' fue un proceso muy largo. ¿La causa del abandono? Se ignora.
Childe dirigió otra quincena más de excavaciones en Escocia e Irlanda. Pero sobre todo siguió dando forma a su abultada e influyente bibliografía, en la que no faltaron los libros de divulgación como complemento de sus tratados teóricos. En 1946 dejó la Universidad de Edimburgo y pasó a ser profesor de Arqueología Europea en el Instituto de Arqueología de la Universidad de Londres, donde siguió trabajando hasta 1956, cuando se retiró y regresó a Australia. Su carácter solitario se acentuó para convertirse en una depresión profunda. En 1957 se quitó la vida arrojándose por un precipicio de las Blue Mountains. Aunque sus puntos de vista han sido superados por varias corrientes arqueológicas, sus obras continúan editándose y siguen siendo de lectura recomendable. Un buen libro para empezar a leer a Childe es 'Los orígenes de la civilización', del que existe una edición reciente en castellano (2012) del Fondo de Cultura Económica.
El yacimiento es Patrimonio de la Humanidad y recibe numerosas visitas
fuente--http://terraeantiqvae.com/profiles/blogs/skara-brae-un-asentamiento-neolitico-atrapado-en-el-tiempo#.UxGEkeOwaWw
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