jueves, 12 de diciembre de 2013

Descubren entierros y una serie de ofrendas en la Pirámide de la Luna

La Pirámide de la Luna, además de ser un edificio que ayudaba a contar el tiempo a los teotihuacanos, era una zona muy importante en la simbología de los dioses. Una prueba son los hallazgos hechos por el equipo del arqueólogo Saburo Sugiyama, que comprenden discos de pirita, enterrados ahí como alusión a las puestas del Sol y que dentro de su cosmovisión era tragado por la tierra para ir al inframundo y luchar para volver a salir. Además de esto, explica el arqueólogo de la universidad de Aichi, Japón, se descubrieron entierros, entre ellos uno con características particulares por la forma en que se disponen los cadáveres: en la zona llamada Entierro 6 se contabilizaron 12 esqueletos humanos y más de 50 especies animales sacrificadas, todos orientados hacia el norte, en alusión a la ubicación de las deidades. El investigador, que ha trabajado en el proyecto de la Pirámide de la Luna desde 1998, terminó el sábado pasado con el ciclo de conferencias relacionadas con la exposición Teotihuacán. Tres pirámides en el paisaje ritual, en el Museo del Templo Mayor, donde habló de los resultados de su proyecto en este edificio: “La Pirámide de la Luna en el Paisaje Ritual”. RESULTADOS. Sugiyami explica que en el interior de lo que hoy se conoce como la Pirámide de la Luna hay estructuras de seis edificios, hechos en esa zona antes de la construcción definitiva de este edificio. Y estos restos de los antiguos construcciones quedaron bajo la pirámide actual; sin embargo, señala que a diferencia de otras zonas, esta pirámide no tiene cámaras, porque fue rellenada por tierra, para que no se derrumbara con el tiempo. “En nuestras excavaciones encontramos muchos entierros, algunos pertenecientes a los edificios que estuvieron previamente, y a los cuales nombramos edificios y los numeramos para llevar un orden mejor. “Dentro del Edificio 4 encontramos cinco tumbas, de las cuales una nos llamó la atención por sus características: el Entierro 6. En él había una docena de sacrificados, decapitados, todos con las manos hacia atrás, así como más de cincuenta especies animales, todos dedicados a la construcción”, señala el antropólogo. Y añade que de los sacrificados, la mayoría eran cautivos de guerra, pues sus cabezas no se han encontrado por ninguna parte, hasta el momento. Sin embargo, hay dos que sobresalen por sus ajuares, por lo que se supone podrían ser personas de rango social elevado, aunque se encuentran en las mismas condiciones que los otros. En cuanto a los animales, la pirámide tiene un total de 18 águilas sacrificadas, así como lobos y algunos felinos, además de serpientes de cascabel. “Debemos recordar que tanto las águilas como los crotalus representan a los animales más poderosos del cielo y la tierra, por lo que son sinónimos de poder y forman parte de la simbología presente en escudos de guerreros, cuando se pintaban murales de la época”, apunta Sugiyami. Entre las ofrendas encontradas hay 18 piezas de obsidiana, entre las que están cuchillos con formas de serpientes, piezas trabajadas a mano que, de acuerdo con el experto, ni siquiera en la actualidad se pueden copiar las técnicas de tallado, mismas que se orientaban de este a oeste, como parte del trayecto del sol. Dice el antropólogo que “en la parte central pusieron un disco de pirita, una piedra brillante, llamada el oro de los tontos, por su alusión con ese metal. Sin embargo, nosotros la encontramos muy oxidada, pero por sus características debió haber brillado mucho en su época.” Explica que éste era un símbolo del Sol, porque las culturas mesoamericanas siempre veían en el horizonte la puesta del astro, y cuando se metía pensaban que se adentraba al inframundo para luchar, contra los dioses de la oscuridad, por su salida al otro lado. “Teotihuacán es una ciudad con símbolos muy complejos, pues la ciudad entera simboliza un cosmograma, con una fuerte ideología sobre el tiempo, pues los números de cadáveres, piezas de ofrendas y muchas otras cosas hablan de su relación con el calendario ritual mesoamericano”, concluye Saburo Sugiyama. fuente--http://www.cronica.com.mx/notas/2013/802287.html

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