jueves, 10 de octubre de 2013
La Tumba del Elefante de Carmona pudo ser un templo al dios Mitra
La llamada Tumba del Elefante de la necrópolis romana de Carmona (Sevilla) no tuvo siempre una función funeraria. La estructura original del edificio y una ventana por la que el sol entra de forma directa en los equinoccios parecen indicar que fue un templo del mitraísmo, una religión no oficial en el Imperio Romano. La posición de Tauro y Escorpio en los equinoccios refuerza la hipótesis.
La necrópolis de Carmona es un conjunto de estructuras funerarias de entre los siglos I a. C. y II de nuestra era. Entre ellas, una es conocida con el nombre de la Tumba del Elefante porque en su interior se encontró una estatua con la forma de este animal.
El origen y la función de esta construcción han sido muy debatidos. Ahora, arqueólogos de la Universidad de Pablo de Olavide (Sevilla) han analizado minuciosamente la estructura y sugieren que en sus orígenes no tuvo una función funeraria sino de culto al dios Mitra. El mitraísmo fue una religión no oficial muy extendida por el Imperio romano durante los primeros siglos de nuestra era.
Los investigadores han identificado cuatro etapas en las que el edificio sufrió reformas que le dieron diferentes funciones.
“En algunas etapas el edificio tuvo un uso funerario, pero su forma y un análisis arqueoastronómico indican que originalmente fue diseñado y construido para albergar un mitreo [templo a Mitra]”, explica a SINC Inmaculada Carrasco, una de las autoras del estudio.
Los mayores esfuerzos de Carrasco y su compañero Alejandro Jiménez se centran en una ventana de la cámara principal construida en la primera etapa. Estudios anteriores ya habían sugerido que su objetivo no era iluminar, sino que tenía implicaciones simbólicas y espirituales.
El Sol, la Luna y las estrellas
“Del análisis de la ventana deducimos que estuvo orientada para que entraran los rayos de sol al centro de la cámara durante los equinoccios, en primavera y otoño, tres horas después del amanecer” explica Carrasco.
En ese momento, según los autores, se iluminaría una estatua de la tauroctonía –la imagen de Mitra matando el toro–, que se ha perdido.
Además, en el solsticio de invierno y de verano, el sol entra iluminando la pared norte y la sur, respectivamente.
Por otro lado, la posición que los astros tenían en estos días en el siglo II refuerza la hipótesis de que el edificio se construyó para el culto mitraico, una religión que daba mucha importancia a las constelaciones.
En el momento en que el sol penetra por la ventana en el equinoccio de primavera, al este se levanta Tauro y al oeste se oculta Escorpio. En el equinoccio de otoño ocurre lo contrario.
Tauro y Escorpio tenían especial importancia para los mitraicos. La escena principal de este culto es el dios Mitra matando un toro, y en la mayoría de las representaciones hay también un escorpión que pica con su aguijón los testículos del animal.
Otras constelaciones como Acuario, Orión o Leo, que también tienen importancia en esta religión, se sitúan en la trayectoria del sol en los equinoccios y solsticios de la época.
Además, según los autores, la Luna, aunque tendría un papel secundario, en su fase de luna llena pudo haber iluminado el rostro de Mitra en las noches próximas a los equinoccios.
Cuatro fases de reformas
Aparte de la ventana, la arquitectura del edificio original presenta analogías con otras construcciones mitraicas.
Carrasco explica que es “una estructura subterránea, con un aula dividida en tres naves y encabezada por una capilla o altar iluminada por la ventana. La presencia de una fuente es también muy significativa ya que está presente de manera común en los mitreos”.
Según los autores, tras su etapa como templo mitraico, el edificio sufrió tres fases de reformas que le dieron nuevas funciones más acordes con el contexto de la necrópolis. Se construyó una cámara funeraria y más tarde se eliminó la cubierta dejando patios abiertos. Finalmente se llenó con escombros y se utilizó como lugar de enterramientos.
Sin embargo, hay ciertas objeciones a la teoría de que fue un templo mitraico ya que se encuentra en una necrópolis, contexto poco común en los edificios dedicados a este culto, que suelen estar en ámbitos domésticos, urbanos o rurales.
“Un caso muy parecido es el de Sutri (Italia) donde el mitreo está ubicado a las afueras. El de Carmona está en un espacio plurifuncional, al lado de la Vía Augusta que unía Cádiz con Roma, próximo al anfiteatro y al circo, por lo que su ubicación no debe ser considerada una objeción”, opina Jiménez.
Referencia bibliográfica:
A. Jiménez, I. Carrasco. “La tumba del elefante de la necrópolis romana de Carmona. Una revisión necesaria desde la arqueología de la arquitectura y la arqueoastronomía” Archivo español de arqueología. DOI: 10.3989/aespa.085.012.007
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