domingo, 3 de febrero de 2013
ALIENÍGENAS, DIOSES Y PROFETAS: VERDADES Y ESPEJISMOS
El llamado alienígena ( entendiéndose por este término como cualquier tipo de entidad inteligente, biològica ó nó, que sea capaz de interactuar con la especie humana, provenga del espacio, del futuro, o de cualquier otro ámbito interdimensional ) no tiene porqué ser mejor ni peor que el humano ni que ninguna otra especie: en principio, sólo es una raza que sabe más de matemáticas.El hombre actual, pertrechado con cientos de maravillas tecnológicas, confrontado con el de las cavernas, sería un mago, y por lo tanto un dios para el primero ( el "culto del cargo" es un ejemplo contemporáneo: un piloto de avión de la Segunda Guerra Mundial, tan común, mortal y falible para la mirada de cualquiera de nosotros, convertido en un dios inmaculado por indígenas, cometiendo el mismo error de siempre, el mismo que se comete aún hoy día: creer que los poderes tecnológicos definen las virtudes de su usuario )
¿Qué implicaría para la observación de un cavernícola un grupo de humanos modernos sentados frente a un televisor? Probablemente, serían seres hablando con "seres de luz", con la luz misma, y recibiendo instrucciones de ésta.El humano es aún extremadamente infantil en su desarrollo mental, y por ende su pensamiento mágico mucho más poderoso que su raciocinio objetivo, pese a sus errores y sesgos.
Evolutivamente, el hombre tecnológico y el de las cavernas son idénticos, ya que no se ha registrado evolución alguna en la especie desde entonces, sólo un éxodo del contexto natural mucho más veloz que su evolución genética ( leer cualquier texto griego, maya, sumerio o anterior, nos brinda un ejemplo automàtico de esto: la misma esclavitud por las pasiones, los mismos miedos, la misma trágica visión del universo El mismo principio podría ser aplicable en la confrontación con otras especies: un hipotético poder superior y "magia" no necesariamente los definiría moralmente ni los conviertiría en dioses capaces de dictar mejores sentencias que las humanas, y ni siquiera garantizaría una comprensión de la justicia similar a la terrestre, ya que su evolución mental podría pasar por parámetros absolutamente incomprensibles para el humano actual ( arrojar pesticida sobre el jardín de su patio trasero para eliminar hormigas, difícilmente podría ser considerado por Ud. un acto reñido con la moral, y sin embargo, para las hormigas, se trataría de un magnicidio El endiosamiento del alienígena está motivado por la incomprensión de su ciencia y por ende de sus motivaciones: todo acto tecnológico incomprensible para la mente racional humana, es indistinguible de la magia.
El endiosamiento del alienígena está entrelazado con dos mil años de manipulación mental religiosa, represiva y distorsiva, que aún cuando sus seguidores flaqueen en la "fé", continúa victoriosa mientras siga viva la mentalidad capaz de hacerla renacer: si el mundo cambia los íconos, pero continúa endiosando, entonces las religiones y otros organismos manipuladores de la opinión pública basados en patrones similaes, respiran aliviados: su continuidad y/o su renacer está garantizado. Y el endiosamiento del alienígena también El endiosamiento del alienígena está entrelazado con la irracional creencia de un benigno relojero celestial, que en ausencia de un dios desprestigiado, toma su lugar, y como consecuencia, genera además su contrapartida diabólica ( mitos de aliens buenos y malos ).El endiosamiento del alienígena está entrelazado con la aversión a la pérdida motivada por el abandono del Padre y de la Madre ( por su muerte biológica ), sesgo cognitivo que impide enmarcar correctamente los hechos, como nuevamente se refleja en la situación de "El Culto del Cargo": cuando los "dioses" soldados norteamericanos dejaron las islas del Pacífico Sur por haber ya concluído sus objetivos, los aborígenes, quienes le habían transferido el rol de progenitores por el hecho de haberles suministrado comida "obtenida del cielo", sufrieron el impacto del abandono "paterno", y sólo atinaron a construír altares que, de alguna manera, invitaran a su regreso y generaran falsas esperanzas al respecto.Cuando el mundo deje de transferir sus obsesiones, impotencias y miedos, a cualquier tipo de ídolo, llámense dioses o aliens, entonces la humanidad habrá llegado a un punto de inflexión en el cual podrá hablarse, por primera vez, de evolución.
Y esta reflexión incluye ambos extremos, los cuales, efectivamente, se parecen: no son para nada diferentes la ciencia ortodoxa y la pseudociencia: ambas mezclan verdades con viejos trucos de desinformación, imprecisos, prejuiciosos, contradictorios y falaces, y quienes adhieren fervientemente a cualquiera de ambos, se parecen en extremo, pese a que les pese: los dos buscan una falsa seguridad, un remedio contra la incertidumbre, que sólo pueden lograr cuando aceptan engañarse con una grave distorsión de la representación del mundo, enmascarándola entre números y fórmulas, patrones demasiado frágiles para conclusiones demasiado extremas, todas ellas falaces en mayor o menor medida, pues no se corresponden con la humanamente impredecible aleatoriedad del universo.LAS PROFECÍAS NO EXISTEN. LOS PROFETAS TAMPOCO.A nivel humano, las profecías no existen, sólo una proyección de probabilidades y consecuencias, todas condicionales al azar, que es la parte de la causalidad que no tenemos capacidad para comprender, y que probablemente aún no posea ningún ser físico existente en el Universo.
Aunque se trate del Santo Grial de la Ciencia, probablemente jamás será humanamente posible distinguir las diferencias entre un efecto real y otro azaroso en determinados fenómenos.Esta incapacidad convierte en relativos muchos eventos, tanto científicos como pseudocientíficos, a los cuales se les ha atribuído falsamente propiedades controladas que en realidad provienen del azar.
No existen fuerzas místicas que impregnen el "karma" de las personas, ni de las ciudades, ni de los planetas: el Universo sigue su propio sentido cósmico, pero éste, como hemos visto con el hormiguero destruído por el pesticida, no pone ni la más mínima atención a sus eventuales pasajeros biológicos
Predecir el número que caerá al arrojar los dados, es posible, pero requiere una capacidad de razonamiento y cálculo que excede ampliamente los límites humanos: el análisis debería comenzar desde datos cuya existencia ni siquiera imaginamos, y aunque lográramos conocer las reglas que siguen todos ellos, no existiría computador capaz de entrelazarlos a tiempo para la próxima tirada.Sin embargo, decir que todo es más aleatorio de lo que parece no significa que todo es aleatorio, y no se debe perder de vista el hecho de que lo que es impredecible a determinada escala, puede convertirse en lo contrario a una escala diferente.Es decir: si se limita la aleatoriedad a un contexto determinado, y se posee la capacidad para analizar y comprender su accionar dentro de esos límites, existe la posibilidad de determinar un comportamiento promedio predecible, pero esto es una previsión, nó una profecía ( confusión sintomática de quienes hacen y deshacen profetas en función del sino azarosos de la ruleta rusa )
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