lunes, 3 de diciembre de 2012

CARL SAGAN Y LOS DIOSES

El concepto de dios es un simple sello distintivo de nuestra especie, y su tratamiento actual aparece cada vez más emparentado con el que debería ser su peor enemigo: el ego. Escrituras ancestrales fomentan un cuestionamiento escéptico de las divinidades, entrelazando la espiritualidad con el raciocinio ( nó divorciándolos delirantemente como ocurre con las religiones actuales ) y con una humildad natural ante los acontecimientos cósmicos, todo lo contrario a lo que se busca a través de mitos científicos o ciertos conceptos de dios.Los antiguos escépticos abogaban por la ignorancia erudita como un primer paso hacia preguntas honestas, mientras que los posteriores escépticos de la Edad Media, tanto cristianos como musulmanes, utilizaron el escepticismo como medio para evitar la aceptación de lo que hoy llamamos ciencia
El universo no necesitó nunca el concepto de dios, sólo nuestra especie, porque la magnitud del universo nos provoca una incertidumbre que amenaza quitarnos lo que teníamos claro y dejarnos sin nada, y entonces preferimos rechazarla mitificando Respecto al orígen de estas entidades que nuestros propios miedos, limitaciones e ingenuidades han bautizado como dioses, basta con acercarse a un caso protagonizado sólo por humanos que pinta de pies a cabeza nuestra particular patología como especie ( tal vez un simple mecanismo de supervivencia como tantos otros orquestados por la naturaleza, porque la cruda verdad nos resultaría demasiado dolorosa y un atentado contra nuestros inflamados egos

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