Tras más de tres horas de viaje en lancha desde la Isla Santa Cruz, la principal de las Islas Galápagos en Ecuador, encontramos la misteriosa Isla de Floreana, la misma que hasta el día de hoy su propiedad sigue siendo reclamada por un pequeño municipio Francés.
Esta isla recibió a Margaret Wittmer y su esposo Heinz en 1932, una pareja de alemanes expatriados que decidieron seguir los pasos de sus amigos los médicos Friedich Ritter y Dore Strauch quienes viajaron desde su lejana ciudad de Colonia, en Alemania hacia esta encantadora isla deshabitada en medio del pacífico. Sin embargo, la evidencia arqueológica encontrada nos ha demostrado que no fueron los primeros habitantes en llegar a esa inhóspita tierra, sino que esta ya tuvo una civilización quizás desconocida que la habitó hace varios siglos atrás.
El cronista Fernández de Palencia describe en diversos libros de historia que los incas lograron llegar a las islas galápagos, aunque no hay pruebas que confirmen aquello. Se menciona también que Túpac Yupanqui y su hermano Cápac organizaron una travesía hacia el archipiélago junto con un ejército de hombres con la finalidad de explorar la zona.
Imagen proporcionada por el autor.
Otro registro escrito que data de 1535 indica que el líder religioso Fray Tomás de Berlanga arribó a las costas de la isla Floreana donde abandonaron ciertos animales indispuestos que llevaban en su barcaza, y según se describe se asustaron por ver que esta isla escupía fuego.
Tras haber transcurrido 300 años de esos hechos, las islas Galápagos fueron anexadas políticamente al territorio de la República del Ecuador por el presidente de ese entonces: Juan José Flores, quien ordenó al General José María de Villamil que se traslade hasta la isla de Floreana con un aproximado de 60 reclusos quienes iban a ser abandonados en ese lugar tras realizar trabajos forzosos en esta nueva y aislada penitenciaria.
Lo que sucedió tras la llegada del General y los reclusos dejó atónitos a todos, pues descubrieron una importante vertiente de agua dulce con la que pudieron abastecerse, además de un conjunto de cuevas extrañas que no habían sido exploradas, así como en la parte alta de la isla se encontraron varias rocas en las cuales se encontraban talladas caras de seres con aspecto similar al de los incas, desatándose la polémica sobre quienes fueron las civilizaciones pasadas que habitaron la isla de Floreana, llamando la atención de arqueólogos y antropólogos del continente.
El señor Heinz Wittmer afirmó ser el quien esculpió las caras en las piedras con la finalidad de enseñar a sus hijos el arte del tallado, pero años antes de su fallecimiento dejó una carta en la que indicó que dijo aquello por su temor era que las piedras fueran extraídas del lugar en que se encontraban y solicitaba que estas sean estudiadas en el sitio, además mencionó no conocer el aspecto de los incas y que por tanto no pudo haber esculpido sus rostros.
De esta manera nos encontramos en la actualidad con un misterio que no tiene aclaración, pues no han sido estudiadas oficialmente, siendo estas piedras un fabuloso recuerdo que las antiguas civilizaciones llegaron a pisar estas lejanas tierras mucho tiempo antes del que nos imaginamos.
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Autor: Christian Fernando Morales Arcos
https://www.ancient-origins.es/lugares-antiguos-americas/quien-habito-la-isla-floreana-008312
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