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miércoles, 24 de agosto de 2022

La tercera ‘catedral’ de Salamanca fue construida hace 2.600 años

 

Restos del edificio de la Edad del Hierro destinado al culto, cuya planta guarda similitud con templos de culturas del Mediterráneo Oriental. | ALMEIDA

El románico de San Martín, Santo Tomás Cantuariense y San Cristóbal rejuvenecen al pensar en un edificio destinado al culto con más de 2.600 años de historia. Su estructura rectangular de adobe que ya se podía observar en el Cerro de San Vicente, pero cuya función se desconocía hasta ahora, recuerda la planta de antiguos santuarios del Mediterráneo Oriental, incluso guarda similitud con el eje axial, la división en tres estancias acotadas y la elevación de los primeros templos griegos. Incluso en su entrada hay tres hoyos de poste, a modo de columnas.

La nueva campaña arqueológica que se está desarrollando este agosto en el parque arqueológico se ha topado con la que, hasta el momento, sería la primera construcción sacra de la ciudad de Salamanca, con la “catedral” del antiguo poblado de la primera Edad del Hierro. 

Recreación digital de la aldea asentada en el Cerro de San Vicente en la primera Edad del Hierro.

Todo indica que “el culto, la religiosidad o los ritos que se llevaron a cabo en ella tenían una raigambre de naturaleza oriental”. Un año después de localizar en la casa contigua, en la cabaña del “patriarca” de esta aldea prehistórica del siglo VII y VI a.C., un amuleto de la diosa egipcia Hathor, así como otras piezas —cuentas de collar y fragmentos de cerámica de fayenza—, este nuevo trabajo refuerza la tesis de cómo, a través de las rutas comerciales, los primeros salmantinos recibían importantes influencias egipcias y fenicias. Un influjo que no solo afectaba al uso de determinados materiales y joyas, sino que también se percibe en la arquitectura y la religiosidad. Resultaría menos llamativo si este poblado estuviese más cerca de la costa mediterránea y de las rutas marítimas de aquella época. Pero, ahora está claro que los ecos de aquellas antiguas civilizaciones orientales llegaron hasta el interior de la península ibérica. Se expandieron hasta la prehistórica Salamanca.

“El hallazgo es importante porque nunca se había visto un edificio destinado al culto de estas características en el norte de la península ibérica”, explica el profesor de la Universidad de Salamanca Juan Jesús Padilla Fernández (izquierda), quien, junto al también profesor Antonio Blanco, y los arqueólogos Carlos Macarro (Ayuntamiento) y Cristina Alario, dirige esta excavación.

¿Es un santuario?

¿Un templo? “Puede cumplir la función de templo. Pero preferimos ser cautos”, apunta Padilla. “Hay que investigar más. Es un edificio en el que se realizaban un conjunto de actividades rituales, sacras, no domésticas, destinada a actos litúrgicos asociados a la comensalidad”, añade Cristina Alario, quien explicará los nuevos hallazgos a los cada vez más numerosos visitantes del Cerro.

Los arqueólogos ya sabían que no era una casa al usoPara empezar es de planta rectangular. Aunque la mayoría de las que se han descubierto en el Cerro son de planta circular, hay alguna que también tiene esta forma, pero en el caso del edificio 3 —en el que se está investigando actualmente— la disposición no era la habitual con un vestíbulo y un hogar central. Durante la excavación —se ha profundizado más de dos metros, hasta llegar a la roca madre—, se ha encontrado una superposición de cenizales, separados por capas de arcilla, y todo ello rematado por un suelo de 'ladrillos' de adobe. “Se ve que ha habido una actividad de comensalidad muy importante en torno a esta zona”, apunta Padilla. “En el mundo antiguo la celebración y los ritos estaban vinculados a comer y beber”, aclara Carlos Macarro.

Foto: Cristina Alario, en primer plano, junto al grupo de arqueólogos y universitarios que participaron en la excavación del pasado verano.

¿Qué pruebas lo sustentan?

Entre esas capas de ceniza, restos de las numerosas hogueras y celebraciones que albergó ese lugar antes de levantar el edificio 'sacro' en torno al 654 y el 575 a.C., se han encontrado materiales procedentes del Mediterráneo Oriental, como engobes rojos fenicios —platos, cuencos y una jarrita— y varias cuencas de collar de fayenza, un material vinculado con la artesanía egipcia.

“Aparte de restos de fauna y cerámica de cocina común, nos encontramos una gran cantidad de vasos de consumo para poder beber o celebrar. Y, en muchas ocasiones, aparecen rotos ex profeso. Los han querido tirar al suelo”, describe Juan Jesús Padilla. Todo ello dataría de la primera Edad del Hierro. No es la única particularidad de este edificio del que solo se conservan los cimientos. Los restos de pizarra dispuestos en vertical a su alrededor, dan la sensación de un recubrimiento, poco habitual, que lo convertía en un espacio singular en el poblado.

Foto: Destacan los silos, para el almacenamiento de alimentos, y la casa de planta rectangular, destinada al culto ritual y de avanzada arquitectura para la época.

Una ‘catedral’ con su ‘plaza’

Si aquel antiguo poblado tenía su 'catedral', una cabaña para ritos vinculados a la comida y la bebida, también tenía su particular 'plaza de Anaya'. Junto a este edificio se abría un espacio público, en el que "se han hallado los restos de“una gran parrilla, donde preparaban la comida”, señalan los expertos. A este lugar se llegaba por una 'calle', sobre la que hoy se encuentra la pasarela instalada para los visitantes. Y la nueva excavación ha sacado a la luz otra curiosa construcción cuadrada de uso incierto, que los arqueólogos confían en que depare nuevas sorpresas.

Las renovadas laderas del Cerro de San Vicente.













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