Aunque todavía no podemos predecir con precisión los terremotos, hemos recorrido un largo camino a la hora de detectar, registrar y medir los temblores sísmicos. Sin embargo, lo que muchos no saben es que este proceso comenzó hace casi 2.000 años, con la invención del primer sismoscopio en el año 132 d.C., por parte de un inventor Chino llamado Zhang ('Chang') Heng. El dispositivo era extraordinariamente preciso en la detección remota de terremotos.
Los antiguos Chinos no entendían que los terremotos eran causados por el desplazamiento de las placas tectónicas; en cambio, la gente los explicaba como disturbios de los cósmicos Yin y Yang, junto con el descontento de los cielos hacia actos cometidos (o quejas de la gente común ignoradas) por la dinastía gobernante del momento. Teniendo en cuenta que los antiguos Chinos creían que los eventos sísmicos eran importantes señales del cielo, era fundamental para los líderes poder ser avisados de los terremotos que ocurrían en cualquier lugar de su reino.
Zhang Cheng fue un astrónomo, matemático, ingeniero, geógrafo e inventor que vivió durante la dinastía Han (25-220 d.C.). Se le atribuye el desarrollo del primer detector de terremotos del mundo. El sismoscopio de Zhang era una vasija de bronce gigante, parecido a un samovar de casi seis pies de diámetro. Ocho dragones serpenteaban boca abajo a lo largo del exterior del barril, marcando las principales direcciones del compás. En la boca de cada dragón había una pequeña bola de bronce. Debajo de los dragones estaban sentados ocho sapos de bronce, con sus amplias bocas abiertas para recibir las bolas.
Se desconoce, todavía, el mecanismo exacto que causa la caida de una bola en caso de terremoto. Una teoría propone que un palito fino estaría fijado, sin apretar, por el centro del barril. Un terremoto podría causar que el palo cayese en la dirección del temblor sísmico, provocando que uno de los dragones abriese su boca y soltase la bola de bronce. El sonido de la bola, golpeando uno de los ocho sapos, alertaba a los observadores que se estaba produciendo un terremoto e indicaba la dirección del terremoto.
En el año 138 d.C., el sonido de la caída de la bola de bronce causó agitación entre todos los funcionarios imperiales de palacio. Nadie creyó que el invento en realidad pudiera funcionar. Según la dirección en que estaba orientado el dragón que dejaba caer la bola, se determinaba que el seísmo ocurriría al oeste de Luoyang, la capital. Puesto que nadie se había dado cuenta de nada en la propia Luoyang, la gente se quedó escéptica. Sin embargo, unos días más tarde, un mensajero de la región occidental de Long (hoy es el sudoeste de la provincia de Gansu), que estaba al oeste de Luoyang, informó que allí habían sufrido un terremoto. Dado que ocurrió exactamente al mismo tiempo que se activó el sismómetro, la gente quedó muy impresionada por el instrumento de Zhang Heng.
En el 2005, unos científicos de Zengzhou, China (que era también la ciudad natal de Zhang) lograron replicar el sismoscopio de Zhang y lo usaron para detectar terremotos simulados basados en las ondas de cuatro diferentes terremotos reales de China y Vietnam. El sismoscopio las detectó todas. ¡Por cierto, los datos recolectados de las pruebas corresponden exactamente con los que se recogieron por los sismómetros modernos!
Hoy, en nuestro mundo moderno donde reinan la ciencia avanzada y la tecnología, el sismógrafo que inventó Zhang Heng, continúa considerándose increíblemente refinado, extraordinario, y muy avanzado a su tiempo.
Autor Joanna Gillan
https://www.ancient-origins.es/artefactos-tecnologia-antigua/detector-terremotos-chino-002391
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