Izquierda: escitura elamita lineal "Inscripción B" encontrada en una piedra grabada hallada en Susa, Irán, atribuida al soberano Puzur-Shushinak (2150-2100 aC), Museo del Louvre; Derecha: "Inscripción K" en elamita lineal en un jarrón de plata Gunagi de 1900/1880 a. C. J.-C Irán.
El anuncio, muy inusual, debe haber deleitado los ánimos del abate Jean-Jacques Barthélémy, de Sylvestre de Sacy o de Jean-François Champollion.
El arqueólogo francés François Desset (izquierda), del Laboratorio Archéorient en Lyon, anunció el pasado 27 de noviembre que había logrado descifrar inscripciones que tienen 4.400 años de antigüedad. Todas ellas fueron elaboradas en elamita lineal, una escritura utilizada en Elam (imperio elamita) los cuales habitaron en lo que hoy es Irán.
Diversos académicos, que se reunieron online para conocer este descubrimiento del departamento de bienes culturales de la Universita degli Studi di Padova, en Padua (Italia), estaban entusiasmados. Durante más de un siglo, este sistema de escritura, utilizado en la meseta iraní en el antiguo reino de Elam, entre el final de III milenio y el comienzo del II milenio a.C., había escapado a su desciframiento, tal como es el caso, igualmente, del denominado lineal A cretense o la escritura del valle del Indo.
Entre muestras de admiración y felicitación de compañeros, el profesor Desset, recién llegado de la Universidad de Teherán, donde imparte clases desde 2014, explicó en inglés que: “Esta escritura había sido descubierta por primera vez en la antigua ciudad de Susa (Irán) en 1901, y durante 120 años no hemos sido capaces de leer sus escritos de hace 4.400 años por no haber encontrado la llave que lo permitiera”. Pero este año lo ha logrado, gracias a la oportunidad que le ha ofrecido la cuarentena por coronavirus que ha debido guardar en su apartamento de Teherán y a la colaboración de otros tres colegas, Kambiz Tabibzadeh, Matthieu Kervran y Gian-Pietro Basello.
Área de escritura elamita lineal en el IV-III milenio a.C.
"Sistemas de escritura contemporáneos"
Los ejemplos más antiguos de escritura conocidos hasta la fecha provienen de Mesopotamia (actual Irak) y se remontan a la Edad del Bronce, alrededor del 3300 a.C.: son tablillas protocuneiformes. ¡Pero el desciframiento del elamita lineal pone en duda esta supremacía. "Hemos descubierto que, en efecto, alrededor del 2300 a.C., existía un sistema de escritura paralelo en Irán, y que su versión más antigua, llamada escritura protoelamita (3300 - 2900 a. C.), se remonta a tiempos tan lejanos como los primeros textos cuneiformes mesopotámicos", afirma Desset.
"También puedo decir ahora que la escritura no apareció primero en Mesopotamia y luego en Irán: estos dos sistemas, el protocuneiforme mesopotámico y el protoelamita iraní, eran de hecho contemporáneos. No había una escritura madre de la cual la protoelamita sería la hija, sino que había dos escrituras hermanas. Por otra parte, en Irán tampoco existían dos sistemas de escritura independientes, como han venido pensando los especialistas, con el protoelamita por un lado y el elamita lineal por el otro, sino una misma escritura que ha estado sometida a su evolución histórica y ha sido transcrita con variaciones en dos períodos distintos".
Todo ello cambia por completo la perspectiva sobre la aparición del sistema de escritura en el Póximo Oriente, ya que ahora es más exacto decir que Irán había desarrollado su propio sistema de escritura "al mismo tiempo" que en Mesopotamia y que la meseta iraní ya no debe ser ignorada en las reconstrucciones históricas que tratan sobre los orígenes de la escritura...
Inscripción elamita lineal en la parte superior de este jarrón de plata de Marv Dasht (Irán), fechado en el III milenio a.C. © François Desset.
Es esta forma más reciente de escritura iraní (el elamita lineal) la que ha podido ser descifrada. En la actualidad, esta la constituyen cuarenta inscripciones provenientes del sur de Irán, en la antigua ciudad de Susa, vía Fars (con la región de Kam Firouz y la llanura de Marv Dasht, justo al lado del famoso enclave aqueménida de Persépolis), y del el sureste iraní con Shahdad y el famoso sitio de Konar Sandal / Jiroft.
A diferencia del cuneiforme mesopotámico, que es un sistema de escritura mixto que combina fonogramas (signos que transcriben un sonido) con logogramas (signos que transcriben una cosa, una idea, una palabra), el elamita lineal presenta una característica única del mundo del III milenio a.C., al ser una escritura puramente fonética (con signos que señalan sílabas, consonantes y vocales). Utilizada desde alrededor del 3300 al 1900 a.C., la escritura iraní ha evolucionado considerablemente entre sus textos más antiguos (las tablillas protoelamitas) y los más recientes (los textos del elamita lineal), con un notable proceso de "desnatado". De los 300 signos iniciales que permiten anotar nombres propios en las tablillas proto-elamitas (la gran mayoría de las cuales se conserva actualmente en el Museo del Louvre), solo de 80 a 100 permanecerán posteriormente en el elamita lineal en su versión más reciente. Aproximadamente un centenar de signos fueron utilizados continuamente durante unos 1400 años y generalmente escritos de derecha a izquierda y de arriba a abajo.
"Para trabajar sobre ellos, hemos dividido los cuarenta textos que teníamos disponibles en 8 'corpus', en función de su procedencia y de su época, dado que el elamita linal fue usado desde el 2300 al 1900 a.C. bajo el reinado de varios gobernantes y dinastías y en diferentes regiones”, continúa el arqueólogo. "La mayoría de los textos son inscripciones reales bastante repetitivas, dedicadas a dioses antiguos, tal como 'Yo soy [el nombre], el gran rey de [nombre], el hijo de [nombre del padre], hice este objeto para [nombre de dios o de una persona]'".
Cono de terracota con inscripciones elamitas lineales que datan del 2500 al 2300 a. C. © François Desset
El 'clic' de los "jarrones de gunagi"
Para François Desset, el 'clic' del descifrado se produjo en 2017 durante el análisis de un corpus de 8 textos escritos en jarrones de plata calificados como "jarrones gunagi", datados alrededor de 2000-1900 a.C., y procedentes de tumbas en la región de Kam-Firouz (actualmente en una colección privada en Londres). Como estos vasos presentaban secuencias de signos muy repetitivas, de hecho estandarizadas, el arqueólogo pudo identificar los signos utilizados para anotar los nombres de dos gobernantes, Shilhaha y Ebarti II (ambos reinaron alrededor de 1950 a.C.) y la deidad principal adorada entonces en el suroeste de Irán, Napirisha.
Este primer paso del descifrado, publicado en 2018, culminó este año con el descifrado completo, que será publicado en una revista científica en 2021. Así, por ejemplo, en el descifrado de un magnífico jarrón de plata descubierto en la región de Marv Dasht, en la década de 1960, y actualmente conservado en el Museo Nacional de Teherán (Irán), ahora podemos leer: "Para la dama de Marapsha [topónimo], Shumar-asu [su nombre], hice este vaso de plata. En el templo que será famoso por mi nombre, Humshat, lo puse como una ofrenda para ti con benevolencia". Es el resultado de años de arduo trabajo. "He trabajado en estos sistemas de escritura desde el año 2006, explica el investigador de Sciences et Avenir. No me desperté una mañana diciéndome que había descifrado la escritura elamita lineal, sino que me ha llevado más de 10 años hacerlo y nunca estuve seguro de que llegaría a la meta".
Tableta de arcilla con texto elamita lineal. Museo del Louvre. Sb 9382.
La escritura elamita lineal señala a un lengua en particular, el elamita. Se trata de un aislamiento lingüístico que no puede asociarse en la actualidad a ninguna otra familia lingüística conocida, tal como le sucede, por ejemplo, al euskera. "Hasta lograr su descifrado, todo lo concerniente a las poblaciones que ocupaban la meseta iraní provenía de escritos mesopotámicos. Estos nuevos descubrimientos nos permitirán, finalmente, acceder al propio punto de vista de los hombres y mujeres que ocupaban el territorio que designaron como Hatamti, mientras que el término Elam, por el que los hemos conocido hasta ahora, en realidad corresponde sólo a un concepto geográfico externo formulado por sus vecinos mesopotámicos”.
Este avance en el descifrado tiene importantes implicaciones en tres áreas, continuó François Desset: "Sobre la historia iraní; sobre el desarrollo de la escritura en Irán en particular y sobre el Próximo Oriente en general, con consideraciones sobre la continuidad entre los sistemas de escritura protoelamita y elamita lineal; y sobre el propio lenguaje hatamita (elamita), ahora mejor documentado en su forma más antigua y también accesible por primera vez mediante un sistema de escritura distinto del cuneiforme mesopotámico".
Para Massimo Vidale (izquierda), el protohistoriador italiano organizador de la conferencia de Padua, (y que Sciences et Avenir acaba de publicar con el título "Hatra, la ciudad del Dios-Sol" (Irak), en su revista de diciembre de 2020) "Francia, con este nuevo descifrado, mantiene su primacía en el "craqueo" de viejos sistemas de escritura perdidos".
En cuanto a François Desset, ya se ha embarcado a descifrar el estado más antiguo de la escritura iraní, las tablillas protoelamitas, para las que considera haber abierto ahora una "camino".
Sobre el desciframiento de escrituras antiguas
No debemos confundir el lenguaje (sonidos hablados) y la escritura (signos visuales). Por tanto, se puede utilizar el mismo sistema de escritura para anotar diferentes lenguas. Por ejemplo, el alfabeto latino permite actualmente transcribir el francés, el inglés, el italiano y el turco. Del mismo modo, la escritura cuneiforme de los mesopotámicos permitió transcribir varios idiomas como el acadio (idioma semítico), el persa antiguo (idioma indoeuropeo) o incluso el elamita y el sumerio (aislamientos lingüísticos).
Por el contrario, una lengua también puede ser transcrita por diferentes sistemas de escritura como el persa (una lengua indoeuropea), que actualmente también se escribe con el alfabeto árabe en Irán (y a veces el alfabeto latino, con el sorprendente fenómeno del fingilish), o con el alfabeto cirílico en Tayikistán, mientras que se ha observado en el pasado un sistema cuneiforme en el período aqueménida (ca. 520-330 a. C., para la antigua Persia) o el alfabeto arameo en el período sasánida (siglos III a VII d.C. para la Persia de la Edad Media). En el caso de la lengua elamita, hasta ahora se conocía únicamente a través de la escritura cuneiforme. Con el descifrado de la escritura elamita lineal realizada por el profesor François Desset, ahora tenemos acceso a este lenguaje a través de un sistema de escritura probablemente desarrollado específicamente para ello, y, por lo tanto, refleja mejor las sutilezas fonológicas de este lenguaje que la escritura cuneiforme.
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