Los arqueólogos encontraron en un enterramiento de la cultura Odinov, de hace más de 5.000 años, en la región de Novosibirsk en Siberia una curiosa estatuilla de arcilla con una cara tatuada y una máscara de hueso.
Es una pequeña figurita antropomorfa de apenas unos pocos centímetros, entre 10 y 15, a la que acompaña una máscara que representa un oso, hecha con vértebras de caballo.
Según Vyacheslav Molodin, que dirige la expedición arqueológica, la mujer junto a la que se encontró la estatuilla debió haber sido una persona inusual para tener una figurita así escoltándola a la otra vida.
Los restos de la mujer habían sido colocados encima de los de un hombre y ambos envueltos juntos en corteza de abedul, que fue quemada antes del entierro.
La pequeña estatuilla, que tiene una incisión a lo largo de su cara que los arqueólogos interpretan que simboliza un tatuaje, fue colocada sobre el estómago de la mujer, y luego su cabeza fue rota y puesta al revés para que mirase hacia arriba, en un ritual que no se conocía hasta ahora.
En el centro de la estatuilla tiene incrustada una placa de bronce, y se han encontrado igualmente restos orgánicos todavía no analizados. La máscara de hueso hecha con vértebras de caballo representa el hocico de un oso, según opinan los arqueólogos.
Restos de otras dos personas aparecieron bajo el hombre y la mujer, en una especie de tumba escalonada que es típica de la cultura de Odinov. Los pueblos de esta cultura de pastores y cazadores eran de origen mongoloide, pero curiosamente la figurita tiene rasgos caucásicos.
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