domingo, 3 de mayo de 2020

El telescopio de Tenerife de la ESA vuelve a observar el cielo



En medio de la pandemia de coronavirus, la ESA (Agencia Espacial Europea) ha retomado el estudio de los cielos. La Estación Óptica Terrestre (OGS), situado en Tenerife a 2.400 metros de altura, continúa rastreando el firmamento en busca de desechos espaciales y asteroides cercanos.
El observatorio se encuentra en la ladera del Teide, aprovechando el tiempo habitualmente despejado de la isla canaria. En principio se construyó para la comunicación óptica por láser con satélites, pero lleva más de 20 años realizando también estudios ópticos mensuales de objetos naturales o creados por el hombre más allá de la Tierra.
“El Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), responsable del observatorio, siguió la recomendación de las autoridades y cerró el acceso estas últimas semanas, pero ahora ha vuelto a abrir”, comenta Clemens Hesse, ingeniero óptico de la ESA que supervisa la OGS.
“Aún debemos limitar el acceso a dos personas como máximo, pero por suerte el telescopio enfriado criogénicamente de 1 m, utilizado para la observación de desechos y asteroides, puede funcionar con único observador”.
Esta doble función se centra en objetos pequeños y tenues, así que las observaciones se concentran en las noches alrededor de la luna nueva. Unas diez noches al mes se dedican a observar basura y cuatro a los asteroides. “Estamos retomando el estudio con la OGS de objetos cercanos a la Tierra”, confirma Detlef Koschny, científico planetario de la ESA y corresponsable de la Oficina de Defensa Planetaria.
“Este trabajo es importante para no perder de vista los objetos descubiertos inicialmente por los estudios de asteroides financiados por los Estados Unidos”.
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(Foto: IAC– Daniel López)
“Estamos muy contentos de poder continuar censando los residuos —apunta Tim Flohrer, de la Oficina de Desechos Espaciales de la ESA—. Mientras que los radares pueden observar la baja órbita terrestre, hasta unos 2.000 km, por encima de esa altitud es esencial emplear imágenes ópticas para el seguimiento de poblaciones de residuos más elevados, hasta la órbita geosíncrona, a unos 36.000 km de altitud. Podemos resolver objetos individuales de hasta 10 cm de tamaño”.
“El entorno de los desechos espaciales es dinámico, por lo que si se interrumpe la observación durante mucho tiempo se podrían perder de vista ciertos objetos. Y nuestro estudio es de los más largos, si no el más longevo, dedicados a la basura espacial, pues se remonta a finales de los años noventa”.
Ataman Science es la empresa local contratada para operar el observatorio. “Vivimos a media hora de la OGS, por lo que para llegar nos basta con ir carretera arriba —explica su responsable, Jyri Kuusela—. El campo de visión del telescopio es algo mayor que la luna llena, muy grande en comparación con otros muchos, lo que nos ayuda a hacer un barrido de la totalidad del cielo”.
“La técnica de base es la misma para observar asteroides y desechos. Efectuamos adquisiciones repetidas de la misma porción del firmamento en busca de cualquier objeto que se hubiera movido entretanto. La diferencia es que la basura orbital se desplaza mucho más rápido, por lo que las observaciones se repiten cada dos horas o así en lugar de cada ciertos días. Por suerte, la OGS está muy automatizada, por lo que esto es fácil de hacer aun cuando solo haya un observador”.
“Al final de la noche, enviamos los datos de desechos preprocesados al Instituto Astronómico de la Universidad de Berna(Suiza), que prepara el plan de observación para la noche siguiente a partir del procesamiento y los cálculos que realiza”.
El profesor Thomas Schldknecht, de dicho Instituto, explica: “Cotejamos los objetos observados con nuestro catálogo para ver si podemos identificarlos o si debemos registrarlos como nuevos. También podemos programar observaciones de seguimiento usando nuestra Estación Óptica Terrestre suiza y el Observatorio de Geodinámica Zimmerwald, con el fin de hacernos una idea de sus características físicas: brillo, color y forma. También podemos efectuar mediciones láser”.
“Allí arriba hay mucho movimiento. Las regiones que observamos son la órbita de transferencia geoestacionaria, que es adonde suben los satélites desde la órbita baja terrestre antes de llegar a su órbita operativa final; la órbita media terrestre, que alberga las constelaciones de satélites de navegación, y la órbita cementerio, entre 100 y 300 km por encima”.
“Algunos nuevos desechos se deben a eventos de fragmentación, cuando los satélites explotan, probablemente por efecto del combustible que queda en su interior. Otros escombros pueden deberse a los efectos del envejecimiento, por material desprendido de satélites, o a la aceleración provocada por la presión continuada de la luz solar, un fenómeno conocido como ‘presión de la radiación solar’”.
“Como le sucede a todo el mundo, las actuales restricciones por el coronavirus nos están dificultando el trabajo, pero somos capaces de seguir haciéndolo gracias al acceso remoto; además, nuestro observatorio sigue abierto, aunque con personal limitado”.
Las observaciones de objetos cercanos a la Tierra son analizadas por observadores de la ESA, pero también por aficionados a la astronomía con experiencia que ayudan al equipo de la Agencia. La contribución de estos astrónomos es muy valiosa y puede hacerse desde casa con un ordenador.
Los resultados sobre los desechos alimentan la Base de datos y Sistema de Información para la Caracterización de Objetos en el Espacio (DISCOS) y el modelo Referencia Ambiental Terrestre de Basura Espacial y Meteoroides (MASTER) de la Oficina de Desechos Espaciales de la ESA, y se comparten con el resto de los institutos de investigación según el principio de fuente abierta. Los resultados de los objetos cercanos a la Tierra están disponibles a través del Centro de Coordinación de Objetos Cercanos a la Tierra de la ESA, que forma parte de la Oficina de Defensa Planetaria que la Agencia tiene en Frascati (Italia).
La OGS también se utiliza para astronomía científica, experimentos de comunicación óptica (este mismo año debe comunicarse por láser con el satélite de telecomunicaciones Alphasat) y pruebas de comunicación cuántica. (Fuente: ESA)




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