Ebla o Tell Mardikh, es un conjunto arqueológico que se encuentra en el norte de Siria. Importante ciudad-estado entre el 3000a.C y entre 1800 y 1650a.C. La palabra Ebla, significa roca blanda, y es que la ciudad se encuentra sobre una cantera de caliza, con la que se construyó. La ciudad fue capital de un pequeño reino perteneciente a Siria, y como tal, su estructura se centraba en una organización estrictamente fortificada. Dada la topografía, estrictamente plana, la ciudad se colocaba sobre un pequeño montículo, que posteriormente se amurallaba. De esta forma la ciudad permitía un control del territorio que la rodeaba de una manera sencilla, aunque también la había vulnerable a ataques y asedios prolongados.
La destrucción de Ebla se produce cuando los conquistadores de mesopotamia Sargón de Acad y naram-Sin comienzan la gran destrucción de la ciudad, entorno al año 2240a.C. Aunque se recuperó, Ebla no consiguió recobrar su posición dominante como ciudad-estado, y en 1750a.C la ciudad fue destruida de nuevo por el rey hitita Mursil I o Hattusil I. Rompieron sus murallas y saquearon la ciudad varias veces, quedando desde entonces en el abandono, únicamente visible por alguna huella que sus ruinas dejaron en el paisaje estuvo habitada por apenas un grupo pequeño de personas que vivían en sus ruinas hasta el siglo VII.
En 1964 algunos arqueólogos italianos de la Universidad de La Sapienza en Roma, bajo la dirección de Paolo Matthiae comenzaron las excavaciones en la zona, recuperando inicialmente algunas esculturas. Las excavaciones continuaron y se consiguió saber más sobre la historia de la ciudad, debido a algunas tablillas que fueron encontradas. La estructura de la ciudad no fue determinada entonces, de hecho hoy en día muchas partes de la ciudad están por descubrir y, su estructura y trazado.
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