Un grupo de investigadores ha logrado revelar varias inscripciones en los fragmentos de los rollos que se conservan en la Universidad de Leeds, en el Reino Unido
Su historia comenzó como un cuento, hace ya más de setenta años, cuando unos pastores beduinos se refugiaron en una cueva cerca del Mar Muerto, a unas doce millas de Jerusalén, en Qumrán. En las cavidades de esa cueva y otras cercanas se escondían unos frascos de aspecto añejo, que guardaban cerca de novecientos pergaminos escritos en hebrero. Más tarde, los expertos determinaron que aquello era el legado de la secta de los esenios, que lo habían escondido allí para evitar que los romanos los borrasen de la historia: hoy son los fragmentos más antiguos conocidos de la Biblia hebrea. Desde entonces, los Rollos del Mar Muerto, que así se conocen en todo el mundo, se han convertido en una fuente inagotable de sabiduría y misterio, y los investigadores no dejan de escudriñarlos en busca de novedades.
Hace unos años, un equipo de investigadores se propuso estudiar ese legado, hoy dispersado en museos y colecciones de todo el mundo. Sospechaban que aún había novedades a la espera del ojo adecuado, y no se equivocaban. Es más: incluso superaron todas sus expectativas, según publica ahora «Smithsonian Magazine».
Este grupo analizó unos fragmentos que en su día recayeron en la Universidad de Leeds, en el Reino Unido, y que se creía que estaban en blanco y, por tanto, eran inútiles como fuentes bíblicas. Entonces, al examinar uno de ellos, la investigadora Joan Taylor, del King's College de Londres, pensó que vio rastros débiles de la letra hebrea «L». Siguiendo esta pista, se analizaron cincuenta y un fragmentos aparentemente en blanco.
El equipo utilizó imágenes multiespectrales, una técnica que captura diferentes longitudes de onda del espectro electromagnético, incluidas algunas invisibles a simple vista: así vieron líneas de texto obvias en cuatro de los fragmentos.
«Solo hay unos pocos en cada fragmento, pero son como piezas perdidas de un rompecabezas que encuentras debajo de un sofá», afirmó Taylor en el comunicado en el que anunció el descubrimiento.
«Algunas palabras son fácilmente reconocibles, como 'Shabat'», añade Dennis Mizzi, profesor titular de judaísmo hebreo y antiguo en la Universidad de Malta, en declaraciones a «Smithsonian Magazine».
Él y sus compañeros apenas han comenzado a interpretar los fragmentos, y dice que es demasiado pronto para especular sobre su significado: «Todavía estamos trabajando para descubrir las letras que son visibles en los fragmentos». Aún falta bastante para las interpretaciones.
Es raro y excepcional que aparezcan nuevos y auténticos textos de los Rollos del Mar Muerto. Afortunadamente, estos fragmentos tienen una historia bien documentada. Los investigadores saben que fueron excavados en la Cueva 4 en Qumran, donde se encontraron la mayoría de los Rollos del Mar Muerto.
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