La ciudad, según los más recientes estudios encabezados por el arqueólogo mexicano José Luis Punzo, estuvo ocupada unos nueve siglos, del año 0 al 900 dC, aunque la recreación -que se puede ver en el portal de la Mediateca del Inah- se basa en la segunda mitad de su ocupación, ya que se concibe como el periodo de su mayor auge.
Este máximo esplendor se produjo tras el gran incendio de la Calzada de los Muertos que sufrió en el 570 dC Teotihuacán, la metrópolis más importante del momento. Una de las interpretaciones que se maneja es que aquella tragedia marcó el declive de la gran urbe, por lo que muchos de los pobladores expulsados de Teotihuacán volvieron a sus lugares de origen.
Uno de ellos era Tingambato y allí buscaron plasmar símbolos que les recordaran y asociaran al esplendor de la capital caída. Uno de ellos era la fachadas con el estilo arquitectónico de talud-tablero, empleado a menudo en la construcción de pirámides.
Ese momento histórico álgido es con el que se ha generado este modelo digital, gracias a dispositivos como los drones, las cámaras de alta resolución y los instrumentos de Lidar. Ofrecen un recorrido por Tingambato, tal y como debió verse hace 1.500 años.
Entierro multitudinario
Los primeros descubrimiento de la ciudad se deben a los trabajos de exploración que empezaron en la década de 1970 por Román Piña Chan y el japonés Kuniaki Ohi. Los arqueólogos encontraron un juego de pelota y un entierro multitudinario, donde se calcula yacen los restos de entre 124 o 150 individuos.
Díaz, que encabeza los estudios en ese territorio michoacano desde 2013, ha afirmado que la visualización de la Tumba I —ya disponible en el recorrido virtual , descubierta en 1979 y en la que había enterrados unos cien individuos, aporta una perspectiva no solo de cómo se encuentra en la actualidad, sino también de cómo era al momento de su descubrimiento.
Para ello, fue necesario contactar, vía la Universidad de Kioto, a los familiares de Kuniaki Ohi, quienes facilitaron al proyecto los planos, apuntes y dibujos que, capa por capa, elaboró el arqueólogo japonés en sus trabajos con Piña Chan.
Mientras, el objetivo en la reconstrucción virtual de la Tumba II (hallada en 2012 y en la que se encontraron los restos de una sola persona), que se desarrolla bajo la coordinación del arqueólogo Alejandro Valdes, es «traer a la vida, o quizá al momento de su muerte», a una joven de alto estatus que se localizó en ella.
Se trataba de una mujer de entre 15 y 29 años de edad, con deformación craneal, a la que se inhumó acompañada de un rico ajuar compuesto por 19 mil 428 objetos de lapidaria y concha, muchos de ellos exóticos e importados.
En la reconstrucción han participado centros académicos mexicanos, entre los que destaca la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y las universidades de Estrasburgo, en Francia, y de Auckland, en Nueva Zelanda.
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