Restos humanos encontrados 'in situ' en el Dolmen de Oberbipp (Suiza).
La investigación genética en toda Europa muestra evidencias de cambios drásticos en la población cerca del final del período Neolítico, como lo prueba la llegada de ancestros relacionados con los pastores de la estepa Póntico-Caspio. Pero el momento de esos cambios y el proceso de llegada y mezcla de estos pueblos, particularmente a Europa Central, sigue estando poco claro. Pero ahora, en un nuevo estudio publicado en Nature Communications, un equipo de investigadores proporciona nuevas ideas sobre la ascendencia de los europeos modernos tras haber analizado 96 genomas antiguos.
Con asentamientos neolíticos que se hallan por todas partes, desde las orillas de los lagos y entornos pantanosos hasta los valles alpinos interiores y puertos de alta montaña, el rico registro arqueológico de Suiza lo convierte en un lugar privilegiado para los estudios de la historia de la población en Europa Central.
Hacia el final del período Neolítico, la aparición de hallazgos arqueológicos de grupos pertenecientes al complejo cultural de la Cerámica Cordada coincide con la llegada de nuevos componentes ancestrales de la estepa Póntico-Caspio, pero exactamente cuándo llegaron estos nuevos pueblos y cómo se mezclaron con los indígenas europeos continúa estando confuso.
Vista aérea del Dolmen de Oberbipp al comienzo de la excavación. Crédito: Archäologischer Dienst des Kanton Bern (Suiza), Urs Dardel.
Para descubrirlo, un equipo internacional dirigido por investigadores de la Universidad de Tübingen, la Universidad de Berna, y el Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana (MPI-SHH) llevó a cabo la secuenciación de los genomas de 96 individuos de 13 yacimientos del periodo Neolítico y de la Edad del Bronce temprano en Suiza, el sur de Alemania y la región francesa de Alsacia. Se detectó la llegada de nuevos pobladores hacia el 2800 a. C., lo que sugiere que la dispersión genética fue un proceso complejo que implicó la mezcla gradual de sociedades paralelas y altamente estructuradas genéticamente. Los investigadores también identificaron a uno de los europeos más antiguos, el cual era tolerante a la lactosa y que data aproximadamente del 2100 a. C.
La rotación genética lenta indica sociedades altamente estructuradas
"Sorprendentemente, identificamos a varias mujeres sin ascendencia relacionada con las estepas hasta 1000 años después de que esta llegara a la región", dice la autora principal, Anja Furtwängler (izquierda), del Instituto de Ciencias Arqueológicas de la Universidad de Tubinga.
La evidencia del análisis genético y de los isótopos estables sugiere la existencia de una sociedad patrilocal, en la que los hombres se quedaban en el lugar donde habían nacido y las mujeres provenían de familias lejanas que no tenían ascendencia esteparia.
Estos resultados muestran que los grupos de la cultura de la Cerámica Cordada eran poblaciones relativamente homogéneas que ocuparon gran parte de Europa Central a principios de la Edad del Bronce, pero también muestran que las poblaciones sin ascendencia relacionada con las estepas coexistieron de modo paralelo a los grupos anteriores durante cientos de años.
"Dado que los padres de las mujeres que emigraban de su grupo tampoco pudieron haber tenido ascendencia relacionada con las estepas, queda por demostrar dónde estaban presentes en Europa Central tales poblaciones, y la conclusión es que posiblemente residían en los valles de las montañas alpinas, los cuales estaban menos conectados con las tierras bajas", dice Johannes Krause (izquierda), director del Departamento de Arqueogenética de MPI-SHH y autor principal del estudio.
Los investigadores esperan que más estudios de este tipo ayuden a iluminar las interacciones culturales que precipitaron la transición del Neolítico al Bronce temprano en Europa Central.
Fuente: phys.org
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