Después de la creación de Adán y Eva (Adám y Khawwáh), el Génesis nos cuenta la historia de la expulsión del Paraíso (Eden, Edin): “El libro presenta la rica y articulada genealogía de los descendientes de la primera pareja, empezando por el hijo Set, que nació tras la muerte de Abel y la expulsión de Caín: Set, Enos, Chenan, Maalaleel, Iared, Enoc, Matusalem, Lamec, Noé… y luego el diluvio.
El texto no lo especifica, pero nos dice que, después de haber generado otros hijos e hijas, Adán muere a la edad de 930 años! Esta edad no debería sorprendernos, sin embargo, si continuamos manteniendo válida la hipótesis sobre la que estamos procediendo: siendo un producto directo del injerto de material genético por parte de Anunnaki/Elohim, podemos intentar asumir que en él -como en todos los patriarcas antediluvianos subsiguientes- existía también la característica de la longevidad prestada a los creadores.
Hay que decir que también sobre este elemento intervienen los Elohim y deciden acortar la edad del Adán; la Biblia Concordat (cf. Gn 6,3) informa de la determinación de la divinidad que dice: “Mi espíritu no contenderá para siempre con el hombre, porque es carne; su tiempo será de 120 años”.
El elohim-anunnaki eligió a las mujeres “Adán”
Posteriormente (Gn 6,1-8) se dice que los Adán (los terrícolas) comenzaron a multiplicarse sobre la faz de la Tierra y que por supuesto también tuvieron hijas. Los Annunaki-Elohim que habían venido a trabajar a este planeta eran supuestamente hombres; las hembras de esa especie eran escasas.
No es difícil para nosotros imaginar que las necesidades naturales, y quizás incluso el deseo de dar una nueva estabilidad a la vida que ahora pasaba enteramente en este planeta, debe haber despertado la atención de estos individuos hacia la mitad femenina de las nuevas criaturas.
No es difícil para nosotros imaginar que las necesidades naturales, y quizás incluso el deseo de dar una nueva estabilidad a la vida que ahora pasaba enteramente en este planeta, debe haber despertado la atención de estos individuos hacia la mitad femenina de las nuevas criaturas.
El término tovòt (lBQ) se suele traducir como “bello” pero también tiene el significado de “bueno” entendido como “capaz, apto” para establecer relaciones, para establecer familias: apto para la práctica de las relaciones sexuales y la consiguiente reproducción.
Continúa con la narración de la ira y el dolor del “dios” que, viendo esta barbarie, decide borrar a la humanidad de la faz de la tierra.
Retomemos en su totalidad el extracto de la Biblia Concordata:
“Por eso vio al Señor que la maldad de los hombres en la tierra era grande y que las aspiraciones de los pensamientos de sus corazones se volvían constantemente hacia el mal y el Señor se arrepintió de haber hecho al hombre en la tierra, le dolió en el corazón y dijo: “Exterminaré de la faz de la tierra al hombre que creé, del hombre a los animales domésticos, a los reptiles e incluso a los pájaros del cielo, porque me arrepiento de haberlos hecho.“
En nuestra hipótesis: los Elohim que formaron al hombre pertenecían a una raza de individuos tecnológicamente muy avanzados, pero ciertamente no dotados de omnisciencia y omnipotencia.
El Elohim entonces que “se arrepiente”, probablemente, es el anunnaki llamado Enlil, el que, entre los dos hijos del señor del imperio (también se dice de su hermano Enki), no le gustaba la criatura terrenal…
Los apócrifos: “El Libro Etíope de Enoc”
Esta historia también es narrada por uno de los textos apócrifos más famosos del Antiguo Testamento: “El Libro Etíope de Enoc”.
En la primera parte nos habla de la “caída de los hijos del cielo“, que vieron que las hijas de los hombres eran deseables y decidieron tomarlas como compañeras.
Doscientos de ellos estuvieron de acuerdo; su líder directo, un tal Semjasa, sabía que lo que estaban a punto de hacer despertaría la ira de los señores del imperio; temía que se le considerara el único responsable y que tuviera que enfrentarse por su cuenta a las consecuencias previsibles de esta decisión.
Sus compañeros decidieron entonces compartir la responsabilidad: se encontraron en el Monte Hermón -un macizo montañoso situado al sur-sureste del Antilíbano– y juraron no abandonar el proyecto y llevarlo a cabo sin pensarlo dos veces.
Entonces comenzaron a frecuentar a los terrícolas, a transmitirles conocimientos prácticos como el cultivo y la cosecha de hortalizas, su uso con fines terapéuticos…. Enseñaron, dice el texto, los “secretos de los tiempos del principio“.
Así que comenzaron a tener relaciones sexuales y el resultado fueron “gigantes“, que consumían los productos de los hombres.
Advertido de lo que estaba sucediendo, el Altísimo decide exterminar a la humanidad con un diluvio y advierte al “hijo de Lamech” que se salve a sí mismo y a su descendencia que garantice la reanudación de la vida en la Tierra.
En la mitología Inca, se dice que el “dios” Viracocha (¿Enki o Enlil de los Sumerios?) destruyó a los gigantes con un gran diluvio y fueron dos personas para repoblar la Tierra…
Articulo publicado en...https://www.lapuertadelmisterio.com/el-genesis-lo-que-nos-relata-el-libro-etiope-de-enoc-sobre-adan-y-eva/
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