La máscara fue recuperada a comienzos de 2018, en circunstancias todavía desconocidas, por la Unidad de Prevención de Robos de la Autoridad de Antigüedades de Israel. Foto: Antiquities Theft Prevention Unit, Israel Antiquities Authority
Sin duda es uno de los hallazgos arqueológicos más importantes del año: una misteriosa máscara de piedra de 9.000 años de antigüedad, del Neolítico, esto es, de la época de la revolución agrícola, recuperada a comienzos de 2018, en circunstancias todavía desconocidas, por la Unidad de Prevención de Robos de la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA).
"Una investigación reveló el sitio arqueológico probable en el que se encontró la máscara inicialmente, en la región de Pnei Hever al sur de Har Hebron. Sus características, además de otros hallazgos en los contextos en que fue descubierta, demuestran que la máscara tiene 9.000 años de antigüedad, data del Neolítico precerámico B", explica la IAA en un comunicado que ha emitido hoy mismo.
Actualmente se conocen 15 máscaras en el mundo que datan de este periodo y sólo dos de ellas fueron descubiertas en un contexto arqueológico claro, que puede ser estudiado. "El sitio puede ayudarnos a entender la cultura material, la vida cotidiana durante la cual fue producida la máscara, probablemente como un objeto de culto", señala la IAA.
La última máscara de gran relevancia que se descubrió en Israel fue anunciada en marzo de 2015: una máscara romana de bronce que representa a Pan, el dios de los pastores y de los rebaños, que se convirtió en uno de los 10 hallazgos arqueológicos inolvidables ... para National Geographic España (abajo).
Esta nueva máscara descubierta en Israel "es un hallazgo único en el mundo arqueológico", según Ronit Lupu, de la Unidad de Prevención de Robos de la IAA. Está hecha de piedra caliza, de un color rosado amarillento, tiene una forma delicadamente ovalada y representa un rostro humano: dos cuencas profundas e inexpresivas, una nariz poco pronunciada y, sobre todo, una boca inclasificable, con los dientes marcados y una extraña sonrisa a la vez. Cuatro agujeros fueron perforados a lo largo del perímetro de la máscara, probablemente con la finalidad de ajustarla en la cara de un ser viviente o quizá para amarrarla a un poste o a otro objeto con el fin de mostrarla.
"La transición de una economía basada en la caza y en la recolección a la antigua agricultura y domesticación de plantas y animales estuvo acompañada de un cambio en la estructura social y de un fuerte aumento de las actividades rituales y religiosas. Los hallazgos rituales de este periodo incluyen las figurillas talladas con forma humana, los cráneos enyesados [como por ejemplo el enigmático cráneo de Jericó] y las máscaras de piedra", afirma Omry Barzilai, jefe del Departamento de Investigación Arqueológica de la IAA.
La máscara probablemente fue producida como parte de un ritual que pretendía retener la apariencia de los antepasados familiares. "Esto llevó a enyesar los cráneos, a moldear las características faciales e incluso a insertar conchas en sustitución de los ojos. Las máscaras de piedra, como la de Pnei Hever, son similares en tamaño al rostro humano, por lo que los estudiosos tienden a relacionarlas con estas prácticas de culto", agrega.
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