domingo, 23 de septiembre de 2018

La Casa de Inana en Uruk II



La Recapitulación de la Prehistoria (Cont.)
Los lugares en Mesopotamia en estas primeras fases del Neolítico podrían dividirse en lugares del Norte como Hassuna, Samarra y Tell Halaf, y lugares del Sur como El Obeid, Eridú, Uruk y Jemdet Nasser. Es curioso, pero las cronologías son precisas, son los lugares más al norte los más antiguos en la invención de la agricultura y el Neolítico y todo ello derivado hacia el sur más tarde debido a la actividad del comercio. Al final, la resolución de la prehistoria en Mesopotamia vendría a resultar en lugares intermedios como Babilonia.
Mesopotamia Norte
Hassuna, en el Tigris, cerca de Jarmo, usa una cronología de 5.800 a los 5.500 a.n.e. En esta primitiva ciudad conservaban el grano en grandes recipientes de arcilla cruda metidos en el suelo y se cocía el pan en hornos. Se han rescatado diversas figuras de arcilla en forma de mujeres sentadas, husos para hilar de piedra y piezas para telares en terracota.
Samarra también en el Tigris y relativamente cerca de Jarmo y Hassuna, usa una cronología desde el 5.600 al 5.000 a.n.e. Sus habitantes se dedicaban a la agricultura, el pastoreo y la caza. Aquí sería uno de los primeros lugares en usar el riego por canales desde el río para las huertas y las tierras de cereales. En las tumbas se rescataron abundantes figuras en terracota femeninas con los ojos en forma de "granos de café" y el cráneo alargado, y otras de terracota o alabastro con los ojos muy abiertos y grandes cejas de betún e incrustados de nácar. Estas dos costumbres señaladas de los ojos en forma de "granos de café", y otras con el cráneo alargado, nos ofrecen, asimismo, precisa información de las costumbres en Mesopotamia de aquellos remotos tiempos. Los ojos en forma de "granos de café" nos habla sin duda del uso de esa planta y en concreto de los granos de café tostados de ese arbusto, pero como algo posiblemente anterior a la invención de la agricultura de los cereales. El café debió ser utilizado como infusión euforizante, como simple alimento y acaso como moneda de cambio en el comercio e intercambio. El detalle del cráneo alargado es algo que se advierte por doquier en la contemplación de objetos de arte. Aparece en primer lugar en estatuillas femeninas y vendría a referirse a una práctica de aquellas gentes en Mesopotamia que consistiría en alargar con vendajes el cráneo de las criaturas desde muy infantes para conferirles alguna clase de aspecto superior o de clase ya que esa costumbre no se lo harían a cualquiera de las niñas del poblado, sino solo a las niñas herederas de aquellas importantes señoras provenientes del Neolítico. Esta misma costumbre vuelve a aparecer en estatuillas del cementerio de Eridú  -aquí ya aparece tanto en chicos como en chicas-  y continúa durante milenios, aunque muy suavizada cuando se inicia la Cultura Sumeria. En el tanatorio de Hal Safieni, en la isla de Malta, aparecen cráneos con seguridad procedentes de lugares mesopotámicos con ese mismo aspecto de alargados para conseguir condiciones superiores o regias.
Tell Halaf en uno de los afluentes del Éufrates, al norte de Hassuna y Jarmo, es éste lugar el símbolo de una cultura -la Cultura de Tell Halaf-  que se extiende desde los Montes Zagros al Mediterráneo. Usa una cronología de 5.500 al 4.500 antes de n.e. y el uso de la Obsidiana tiene gran importancia en la mayoría de los poblados. Uso de esa piedra con intenciones de corte no al estilo de las piedras pulidas, y que debe remontarse muy lejos en el tiempo si esos mismos lugares se relacionan con yacimientos como Gobleki-Tepe. Las figurillas de arcilla son en forma de paloma y de mujer, están sentadas y se sujetan los pechos. Se han encontrado amuletos en forma de cabeza de toro y doble hacha. Símbolo este del "doble hacha" que debe proceder o ser recuerdo de antiguas invasiones o comercio de pueblos invasores indoeuropeos desde el norte. Es aquí también uno de los primeros lugares del uso simbólico de la cabeza del toro y el "doble hacha"  -algo que alcanzaría su consagración en lugares como la isla de Creta, con lo cual no se descartan emigraciones de gentes en ese sentido-. Una simbología por otra parte de marcado aspecto femenino, pero alejado del ambiente ritual, así la cabeza de toro sería símbolo de riqueza, progreso y opulencia y el doble hacha símbolo de poder y autoridad.
Es ahora pues cuando corresponde darse cuenta del asunto a raíz de toda esa manifestación de estatuaria femenina. Sería necesario, sin embargo, separar todas esas estatuas y estatuillas de cualquier significado extraordinario y enmarcarlas en la simple manifestación de la Historia del Arte como un producto genuino de la oficina del artista, y que puede ofrecernos una rica información sobre las maneras y las figuras sociales puestas en boga en esos lugares  -pueblos y ciudades- de invención neolítica. Toda esa estatuaria podría resumirse en una especie de promoción con fines comerciales por parte del artista y de sus clientes, de unas determinadas figuras públicas, tal cual hoy se hace con las personas importantes en la prensa del corazón y la televisión. Figuras públicas que no serían otras que aquellas ricas mujeres y algunos hombres procedentes de ambiente anteriores neolíticos.
Mesopotamia Sur
El Obeid y Eirdú. Son estos asentamientos símbolos ambos de respectivas culturas, es decir, algo muy imitado y seguido por otros lugares más o menos lejanos o cercanos. Usan una cronología desde el 5.000 al 3.750 a.n.e. En esos poblados ya existía un edificio central o notorio, gran almacén o "casa grande", lo que se conoce con el nombre de Zigurat, que reunía en sí mismo y alrededor una serie de importantes funciones. Es ante todo un lugar de organización de la producción y de cómputo de movimiento, es un centro de poder y un lugar de consenso entre las diferentes fuerzas sociales. Así, a simple vista parece un lugar donde mandaban los hombres, algo que había sido suyo desde siempre, el control y dominio de esos edificios centrales, tuvieran o no forma escalonada, en los primeros poblados neolíticos. Este gran edifico central aparece precisamente cuando los hombres  -ente masculino-  y sus hijos abandonan para siempre sus labores de caza y pesca en la consecución de alimento para dedicarse por entero a sus labores de mando y organización, no sólo de los trabajos públicos: construcción de canales para el riego, edificios públicos y saneamiento, más tarde construcción de murallas defensivas y organización de grupos armados, sino una auténtica vocación de control sobre los productos de la artesanía, la horticultura y agricultura, los rebaños y productos derivados de un cierto sector público en aquellas sociedades urbanas elementales.
Pero aquello no se puede considerar todavía una sociedad patriarcal ni mucho menos, pues esta vendría a manifestarse después con la demostración bélica. La sociedad desarrollada en esas primigenias ciudades en miniatura es mejor considerarla bajo el modelo de Matriarcado-Patriarcado, ya que la presencia de la mujer es algo patente incluso grandioso en estas urbes como veremos. Esta clase de mujeres, producto de una situación neolítica anterior de acaparamiento de trabajos y acumulo de riqueza y aparatos, van a transmitir sus bienes por línea materna y van a poseer unos precisos y propios negocios en ese medio urbano, tal que no sería descaminado pensar que esas construcciones en las ciudades y lechos arqueológicos conocidas como "palacios", aquí en Mesopotamia, es suya por entero, por propia posesión, su casa y la de sus abuelas antepasadas hasta la más abstrusa antigüedad. El análisis prehistórico de la relación Palacio-Templo aquí en Mesopotamia puede tratarse de relaciones sociales más complicadas y profundas que las meras comerciales y organizativas, de función socioeconómica, digamos, relaciones que tendrían que ver sin duda, con el entendimiento entre las mujeres y los hombres en esos lugares y aquellas eras, y la complicidad precisa entre las instituciones y organismos regidos por ellas y las instituciones y organismos en las que ellos mandaban.
En el mismo cementerio de Eridú se descubrieron una serie de estatuillas de aspecto progresivo y de algo que se podría llamar "la pareja del año", pequeñas figuras rescatadas en los enterramientos de mujeres y hombres, representación o sutiles y graciosos retratos de personas que existían en la realidad, incluso retratos personales de cada persona enterrada. Todas esas estatuillas se refieren sin duda a la clase dirigente, mujeres y hombres que mandaban en la pequeña ciudad por la serie de pequeños aparatos y atribuciones que les concede el artista. Ella aparece ataviada con sutiles vestidos de lino o seda, velo o corona en el pelo, y la cabeza con el cráneo alargado y estilizadas facciones en "grano de café". En sus hombros, en la ropa que los cubre aparecen una serie de pegotitos circulares, señal precisa  -como si de un mapa se tratase- en representación de las ciudades o lugares más importantes de esos momentos en Mesopotamia sur y de la organización que debió existir entre ellas. Por último, estas estatuillas femeninas sujetan en sus brazos una criatura que por curiosidad no sería niño, sino niña, alguien que continuarí la dinastía matrilineal por "herencia". Las estatuillas de él, el hombre, de parecidas dimensiones también portan, en algunas de ellas, los pegotitos circulares en los hombros y el pecho, poseen el cráneo alargado y sujetan entre sus brazos una especie de "bastón de mando".
En Eridú IV se encuentra ya el "templo tripartito" típico y catalogado ya dentro de la Cultura Sumerios.
Uruk aparece como asentamiento neolítico con una cronología que llega hasta los 5.000 años a.n.e., pero con seguridad ya habían existido asentamientos dispersos en las zonas cercanas y en la ribera del Éufrates. Su época de máximo esplendor sucede desde el 4.000 hasta el 3.200 a.n.e. En el transcurrir de su historia moderna se advierten diversas fases: Cultura Sumeria, domino Acadio y decaimiento de la ciudad por un cambio en el cauce del río Éufrates. Los últimos vecinos abandonaron Uruk hacia el año 700 de nuestra era ya en ambiente del Islam.
Algunos especialistas presentan la Prehistoria en Mesopotamia de esta manera: Uruk, Ur y Babilonia. El dominio o importancia entre las ciudades del Sur de Mesopotamia debió pasar antes por Eridú y otras ciudades, hasta cinco, antes de recaer en Uruk. Con la puesta en marcha de las primeras dinastías y el nombramiento en tablillas de barro de los primeros reyes es cuando la ciudad adquiere su esplendor y centro neurálgico de la Cultura Sumeria, pero lo irá perdiendo paulatinamente con el transcurso de esas dinastías cuyos reyes serán meros gobernadores bajo el Imperio Acadio y los reyes de la vecina ciudad Ur.
Jemdet Nasser. En la Cultura del Sur de Mesopotamia éste poblado en el Tigris y no lejos de Uruk se superpone en la investigación arqueológica a las fases culturales en Uruk. Su cronología va desde el 3.150 hasta el 2.900 a.n.e. En esta nueva fase se observa con nitidez la relación y organización Palacio-Templo. Aparecen figuras únicas en el poder (el "en" o señor) y evidencias de numerosos dioses. El "gran almacén", "casa grande" o "zigurat", es decir, el Templo como lugar en el que mandaban los hombres era el centro de la economía, producción almacenamiento de manufacturas. Había intercambio de productos a nivel internacional sobre todo con Irán y Egipto. Existía ya la "clase obrera", utilización del cálculo y la contabilidad y hay evidencias del "cobro de impuestos" o recaudación sistemática de tributos. Muchos de estos elementos son típicos de la Cultura Sumeria que resume el sentir y los intereses de aquellos lugares en Mesopotamia Sur.












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