Siguiendo el recorrido de la arquitectura megalítica imposible nos encontramos con las siguientes ciudades sagradas de las antiguas civilizaciones que habitaron el altiplano andino.
Sacsayhuamán
Sacsayhuamán, la cabeza del puma de Cuzco, fue un titánico complejo de carácter religioso, con lagunas sagradas y decenas de templos ceremoniales.
Ubicada a dos kilómetros al norte de la ciudad del Cusco, y a 10 minutos de la Plaza de Armas, es una colosal edificación que nos asombra con sus gigantescas rocas talladas que encajan con absoluta precisión, y sin usar mortero.
Sus murallas exteriores pueden sobrepasar los 9 metros de altura y algunos de los bloques de piedra pesan más de 350 toneladas.
El muro principal contiene piedras que tiene más de 5 metros de altura y 2.5 metros de ancho, las mismas según las estimaciones pueden pesar entre 90 y 125 toneladas aproximadamente.
También aquí podemos ver más signos del puma en sus construcciones de piedra, en este caso con “La pata del puma” construido con un puzzle megalítico, como si fuese de cartón.
Muy cerca de las construcciones megalíticas hay una serie de “toboganes naturales” llamados Sunchuna o rodadero (Tobogan). Parece que hubieran sido moldeados con espátula en una masa blanda.
En algunos laterales del rodadero hay recortados unos bancos o escalones con una geometría perfecta. Por supuesto que no se tiene ni la más mínima idea de quién, para qué, ni cómo se hizo esto.
Las canteras de donde se extrajeron las piedras para armar la colosal construcción habrían estado localizadas en Muina, Huacoto y Rumicolca, a 20 kilómetros del Cusco.
Ollantaytambo
El sitio arqueológico de Ollantaytambo se encuentra a unos sesenta kilómetros de la ciudad de Cuzco, Perú, a una altitud de casi tres mil metros. En la antigüedad, el Inca Pachacútec fundó allí una ciudad y un centro ceremonial, los cuales mucho después sirvieron como fortaleza para la lucha contra los conquistadores españoles.
Al parecer la palabra Ollantay es de origen aimara y significa mirador o atalaya, luego esa lengua fue perdiendo terreno frente al quechua y se cambió el nombre a Ullantay. En la actualidad es la única de todas las ciudadelas incaicas que aún está habitada.
Las rocas tienen un detalle que es como con un defecto de terminación, como si fueran moldes rellenados y les queda la rebarba en el orificio donde se introduce el relleno. Pero claro, son rocas, y no producto manufacturado… no?
Llama poderosamente la atención el trabajo efectuado en la construcción de la ciudad-fortaleza, en donde cada piedra parece haber sido tallada para encajar perfectamente con las demás.
Esto resalta especialmente en el Templo del Sol, monumento formado por seis rocas megalíticas de unas setenta toneladas cada una, perfectamente pulidas y colocadas una junto a la otra con precisión milimétrica.
Se desconoce por completo cuándo se construyó esta estructura, y cuál era su función y por qué se colocó de aquella manera en ese lugar.
Asimismo, no se pudo determinar hasta el momento cómo fueron transportadas hasta allí desde la cantera de donde se extrajeron, que está a cuatro kilómetros de distancia, en donde aún quedan algunas rocas a medio trabajar.
Algunas corrientes de investigación señalan que las construcciones megalíticas son muy anteriores a las construcciones incaicas. La cultura megalítica se hace presente en Perú como lo está también en gran parte del continente americano, como evidencia de una civilización de épocas ancestrales.
Hay nichos cavados en la roca sólida de Ollantaytambo como si fuera de arcilla. Como hicieron para tallar la roca y dejarla perfectamente lisa, con líneas rectas y con angulos de 90 grados?
Machu Picchu
La impresionante ciudadela de Machu Picchu extiende sobre una estrecha cumbre a 2.450 m sobre el nivel del mar, entre las montañas de Machu Picchu (“pico viejo”) y Huayna Picchu (“pico joven”).
Se cree que fue construido alrededor de 1450 por el gobernante Inca Pachacuti como un refugio real y centro sagrado, y fue abandonado menos de 100 años más tarde, antes de que se termine su construcción, en el momento de la conquista española.
Las edificaciones están hechas de granito blanco-gris local. Los bloques megalíticos más grandes y mejor trabajados se encuentran siempre en los niveles más bajos de los edificios. Como en otros lugares, ciertas estructuras o partes de ellas, son indudablemente anteriores a los Incas.
El sistema de red de agua a Machu Picchu es magistral. Hay un manantial natural cuyo rendimiento ha sido optimizado por un canal de 749 metros de largo y de entre 4 a 5 pulgadas de ancho, capaz de transportar unos 300 litros por minuto, y que desemboca en un muro de piedra permeable, cuidadosamente planeado y construido en la ladera de la montaña.
Se estima que alrededor del 60% de las obras de Machu Picchu están bajo tierra, incluyendo los desagües, así como las bases necesarias para los cientos de muros edificados.
El Templo del Sol (o Torreón) es un edificio en forma de torre semicircular, cuyos escalones tallados y bloques de piedra encajan perfectamente en el relieve de una piedra natural que sirve como una especie de altar.
Una ventana ofrece la vista de la salida del sol en el solsticio de junio y de la constelación de las Pléyades. Debajo del templo hay una cueva conocida como la Tumba Real, con el más espléndido trabajo de piedra: combinaciones de un solo bloque tallado con múltiples rocas poligonales torsionadas se amalgaman a la perfección.
El Templo de la Luna es otra impresionante obra que se encuentra en una gruta de 400 m por debajo de la cima del Huayna Picchu.
Como ya lo expuso Erich von Däniken hace décadas en su libro “Regreso a las estrellas”:
“En un bloque de granito de once metros de altura por dieciocho de anchura, que parecía haber sido arrancado de la pared rocosa, se había cortado un rectángulo de 2,16 metros de altura, 3,40 de anchura y 0,83 de profundidad. ¡Un trabajo perfecto! Allí no hay nada hecho a pedazos o incompleto, nada desigual o tallado de forma tosca.
Aunque aceptáramos la posibilidad de que canteros especialmente hábiles hubieran conseguido, en una labor de años, hacer los cuatro cortes laterales necesarios para sacar el gigante de la pared rocosa, seguiríamos desconcertados ante una pregunta: ¿Cómo pudieron aquellos inteligentes canteros separar la parte trasera del rectángulo del conjunto de la roca?
Se ha comprobado que estos trabajos fueron realizados en la época preincaica. Los canteros de entonces no disponían de máquinas para cortar rocas como las que se utilizan en la actualidad. Y, probablemente, tampoco tenían los conocimientos químicos que les permitieran separar el bloque de piedra de la pared rocosa con ayuda de ácidos…”
No queda mucho más que dejar que el asombro nos invada por semejante demostración arquitectónica y tecnológica, aceptar con humildad todo lo que desconocemos sobre nosotros mismos, nuestra historia y origen, y finalmente, flexibilizar nuestros paradigmas para intentar encontrar otras respuestas a estos interrogantes abiertos de la humanidad.
Articulo publicado en...http://laplacamadre.wordpress.com/2014/01/15/Sacsayhuaman-Ollantaytambo-y-Machu-Picchu/
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