Los navíos utilizados para los entierros vikingos eran de verdad y no simples modelos. En ellos yacía el cuerpo del guerrero junto con armas, cerámica y cuernos para beber.
Los restos de un barco funerario vikingo de mil años de antigüedad fueron descubiertos la semana pasada debajo de la Plaza del Mercado en la ciudad de Trondheim, durante trabajos de excavación llevados a cabo por arqueólogos del Instituto Noruego para la Investigación del Patrimonio Cultural (NIKU).
Si bien la madera que componía la embarcación no se preservó y solo puede observarse la cavidad resultante; nódulos de óxido y clavos indicaron que el entierro tuvo lugar en algún momento entre el siglo 7 y 10 d.C.
La tumba esta orientada de norte a sur y contiene, además del típico ajuar funerario, fragmentos de huesos orientados de igual manera en su interior.
Los expertos, que aún deben practicar un análisis de ADN para confirmar que los restos óseos son humanos, creen que originalmente la tumba se hallaba bajo un montículo.
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