¿Nos visitaron en el pasado? De una manera bastante sorprendente, las tradiciones escritas de las naciones de América Central coinciden con las leyendas de los indios de la jungla. Los toltecas y los mayas hablan sobre la aparición de dioses y de héroes, quienes sin esfuerzo aparente, realizaban actos extraordinarios. Los Aruak de la Amazonia describen asimismo la llegada y partida de portadores de frutas cubiertos con extrañas máscaras. Algún acontecimiento histórico similar parece haber influenciado a todos los pueblos que vivían en aquel tiempo.
De ello somos conscientes en la actualidad, aunque pueda presentarse envuelto en un manto de mitología, se basa indudablemente en hechos reales. En la Crónica de Akakor, los «Maestros Antiguos que nosotros llamamos Dioses» vinieron a la Tierra hacia el año 3.000 a. de C. y la modelaron a su imagen. A los hombres les dieron nombres, idioma y escritura; les enseñaron unas elementales leyes agrícolas y políticas que se han mantenido en vigor hasta la actualidad. Además, los trasladaron a las residencias subterráneas como una protección contra una inminente catástrofe. Así es como lo recoge la crónica. Las tradiciones orales y escritas de los pueblos más antiguos son invariablemente comparables. En un tiempo, hace más de 10.000 años, una o varias naciones altamente civilizadas habitaban en la Tierra, dominaban a los pueblos indígenas y realizaban actos que dependían de unos asombrosos cálculos matemáticos, según el Libro de los Muertos de los egipcios, el Vedda de los celtas y el libro secreto indio Mahabharata .
Fueron asimismo las responsables del nacimiento de los primeros centros de civilización, en los cuales posteriormente se desarrollarían las altas culturas. En un pasado bastante lejano, la Tierra estaba gobernada por una poderosa raza de dioses que sometió a las poblaciones nativas y construyó gigantescas ciudades. Estos seres, obviamente construyeron asimismo ciudades subterráneas y fortalezas ante la expectativa de una guerra que evidentemente creían era inevitable. El posterior acaecimiento real de un acontecimiento terrible no sólo es confirmado por la tradición: los geólogos y los arqueólogos dan por hecho que la primera Gran Catástrofe según la Crónica de Akakor, la destrucción del mundo según el vocabulario de los mayas o el Diluvio según el Antiguo Testamento, ocurrió realmente. En la actualidad, los científicos interpretan como natural un acontecimiento que es un lugar común en la historia de todos los pueblos. Podría haber sido provocado por una modificación del eje de la Tierra debido al acercamiento de una estrella o al de un cometa, o a la caída de una luna. Numerosos geólogos creen que hubo grandes cambios en la corteza de la Tierra y posteriores olas enormes. Las leyendas y los mitos de los pueblos aborígenes atribuyen estos hechos a los dioses.
El Popol Vuh quiche-maya habla de una visita de los dioses para destruir a la Humanidad malvada. El libro secreto indio Mahabharata describe una guerra entre los dioses. El Edda germánico habla de una revuelta del averno. La Crónica de Akakor complementa y completa la información mítica de otros pueblos. Nos habla de dos razas divinas con diferentes propiedades físicas. El comienzo de la guerra se sitúa en el año 13 (10.468 a. de C., según el calendario occidental). Platón, en su diálogo llamado Critias, menciona el año 9500 a. de C. como aquel en el que la legendaria Atlántida fue destruida. El historiador Hemus habla de una terrible catástrofe que ocurrió en el año 11.000 a. de C. Posnansky sitúa la destrucción de Tiahuanaco hacia el año 12.000 a. de C. Un filósofo griego, un historiador egipcio y un investigador alemán, todos ellos confirman algo que es conocido desde hace mucho tiempo por las tradiciones orales y escritas de todos los pueblos.
Por Veritas Boss
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