Cuando los romanos entraron en Egipto, se encontraron con una nación de magníficos templos, monumentales e impresionantes estatuas, y un simbolismo que no comprendían. Los griegos sintieron lo mismo cuando exploraron aquellas tierras a orillas del Nilo. La belleza y la misteriosa sonrisa de Isis robó el corazón a muchos de sus visitantes no egipcios, que decidieron exportar su culto al extranjero y hacer de ella una importante diosa en muchas regiones de Asia y Europa.
Isis era una de las más importantes deidades del antiguo Egipto. Era la esposa de Osiris y un arquetipo de la madre y la buena esposa. Esta diosa era patrona de la naturaleza y la magia, y un auxilio para las mujeres y sus familias. Isis era una de las deidades más veneradas de Egipto, y su culto era tan abierto que prácticamente cualquier persona podía encontrar alguna razón para seguirla.
Estatua romana de Isis en mármol blanco y negro, siglo II d. C.
La diosa extiende sus alas
Se han descubierto templos dedicados a Isis en muchas regiones del antiguo Imperio Romano, entre ellas Roma, Pompeya, España y las islas griegas. La mayor parte de ellos fueron construidos en los siglos I d. C. o II d. C., lo que sugiere que la diosa se popularizó en el extranjero tras la caída del último faraón egipcio: Cleopatra VII. Las descripciones del palacio en el que vivía la última soberana de Egipto incluían algunas descripciones que la presentaban como una reina-diosa asociada a Isis. De cualquier modo, no está claro que Cleopatra fuese responsable de llevar el culto de Isis hasta Roma.
Poco más tarde, el Imperio Romano se convirtió en el canal que condujo a la diosa Isis a alcanzar la fama también en Europa.
Estatua romana de Isis en la que aparece portando un sistro y un enócoe
Isis también se volvió muy popular en los templos grecorromanos. Aparte de los propios templos de Alejandría, entre los que se encontraban los construidos por los romanos dedicados a la trinidad de Isis (Isis, Serapis y Harpócrates), había templos dedicados a la diosa en otras regiones del Mediterráneo, como por ejemplo en Delos, una isla griega conocida por ser el lugar de nacimiento de la diosa Artemisa y el dios Apolo. El templo de Isis en Delos se convirtió en el tercero más popular de la isla.
El templo de Isis en Pompeya es famoso por su buen estado de conservación, y existen otros documentos, hallados en diversas localizaciones que nos hablan de un culto a la diosa en Londres. Uno de los lugares más sorprendentes de culto a Isis era la antigua ciudad romana de Iria Flavia, situada en lo que hoy es Galicia (España), en la actual población de Padrón, muy cerca de Santiago de Compostela. Los investigadores consideran habitualmente que ésta era una región en la que predominaban las deidades de las culturas romana y prerromana, entre ellas también las de origen celta.
Pintura mural en la que Isis da la bienvenida a Ío a su llegada a Egipto. Fresco romano del templo de Isis de Pompeya.
En opinión de Francesco Tiraditti:
Excepto por algunos ligeros cambios añadidos por la tradición popular, la historia de la muerte y la resurrección de Osiris se mantuvo inalterada hasta la época romana, e incluso hasta más tarde. El mito fue reescrito por Plutarco (45 d. C. – 125 d. C.) en su obra titulada “De Iside et Osiride” (‘De Isis y Osiris’). Según explica el propio Plutarco, escribió este libro cuando era sacerdote en Delfos (hacia el 100 d. C.). Su prólogo está dedicado a Clea, una sacerdotisa isíaca amiga del autor. El papel de Isis, consolidado por una larga tradición, permanece inalterado en la narración de Plutarco. Sin embargo, el episodio en el que el ataúd que contiene los restos de Osiris es arrojado al mar por Seth y llega hasta Byblos, es mencionado únicamente por Plutarco. La versión de Plutarco del mito de Osiris ejerció una enorme influencia en el mundo occidental como fuente literaria, especialmente durante el Renacimiento. Como ejemplo, citaremos que la decoración de Pinturicchio en la ‘Sala dei Santi’ de los aposentos Borgia del Palacio Vaticano, está totalmente inspirada en la leyenda de Plutarco.
Ruinas del templo de Isis en Delos, Grecia.
¿Isis o la Virgen María?
Los investigadores también han desenterrado algunos objetos relacionados con la antigua civilización egipcia en lo que hoy es territorio polaco. Las piezas más sorprendentes de este descubrimiento eran varias estatuillas de la diosa Isis. Según diversas fuentes, los investigadores realizaron dos o tres hallazgos como éste a lo largo del siglo XIX. Desgraciadamente, se perdieron durante la Segunda Guerra Mundial. No obstante, sus descripciones y algunas fotografías nos permiten suponer que estas piezas protagonizaron una historia fascinante. Parece que no se trataba sencillamente de souvenirs que hubieran llegado a Europa central desde tierras lejanas.
Una de estas estatuillas de bronce descubiertas en Polonia Occidental presentaba los habituales cuernos y el disco solar de Isis, recortados de forma muy precisa. ¿Pero por qué aparecían en una estatuilla europea estos rasgos, tan característicos de la diosa egipcia? La explicación es sencilla. En la época en la que el cristianismo empezaba a implantarse en Europa Central, la gente se dio cuenta de las similitudes que existían entre Isis y Horus / Harpócrates, y la Virgen María y Jesús.
Dibujo de una estatuilla de Isis con su hijo Horus en su regazo (1888). (Public Domain). A la derecha, ‘Madonna Lactans’ (siglo XVI), obra de un artista desconocido de Brujas. Museu de Aveiro, Portugal.
Fue también una época en la que resultaba muy costoso fabricar una estatuilla, por lo que los comerciantes que las vendían empezaron a reciclar antiguas figuritas. Empezaron por recortar los cuernos y el disco solar de las estatuillas de Isis, obteniendo así un nuevo producto listo para la venta: una magnífica imagen de la Virgen María con el Niño Jesús.
La “nueva” estatuilla era entonces probablemente puesta a la venta como un objeto que atraía la buena suerte, paz y bendiciones al hogar del comprador. Este proceso quizás fue asimismo habitual en otras regiones de Europa. Sin embargo, algunos investigadores de antes de la Segunda Guerra Mundial se preguntaban si habría sido posible que el culto a Isis alcanzara por sí mismo el territorio polaco.
El mito de la diosa resiste el paso del tiempo
La diosa Isis es una de las más misteriosas y veneradas deidades del antiguo Egipto. Existen algunos documentos que demuestran que su culto se extendió también por Asia, habiéndose encontrado por ejemplo vestigios de la adoración de esta diosa en la India. Por otro lado, su nombre ha seguido vivo en Europa, oculto bajo las formas griegas Isidoro e Isidora (además de Isidro e Isidra), que significa “don de Isis”. Isidoro fue el nombre de algunos santos cristianos, y también un nombre especialmente popular en la época medieval. De hecho, aún se utiliza en la actualidad. Con el paso del tiempo, Isis se convirtió en un icono de la cultura popular, y sigue siendo a día de hoy uno de los símbolos más conocidos del antiguo Egipto.
Templo de Isis en File, Egipto (c. 1923). Archivos del Museo de Brooklyn.
Autor: Natalia Klimczak
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