domingo, 1 de noviembre de 2015

La sobrecogedora “Capela dos Ossos” de Évora

Portada-Primer plano de los cráneos humanos que forman parte de la argamasa de la Capilla de los Huesos de la Iglesia de San Francisco de Évora, Portugal. (Georges Jansoone/CC BY-SA 2.5)
En la ciudad portuguesa de Évora, a pocos kilómetros de Lisboa, se encuentra la iglesia de San Francisco, y en su interior, junto al claustro del antiguo monasterio franciscano, en el lugar en el que antiguamente se ubicaban las celdas de los monjes, se alza la cuando menos inquietante “Capela dos Ossos” o “Capilla de los Huesos”.
Tan peculiar capilla fue construida en estilo gótico a lo largo de los siglos XV y XVI. Más concretamente fueron tres monjes quienes la idearon y edificaron entre los años 1460 y 1510. Con ella los monjes deseaban llevar a sus hermanos hacia la contemplación y querían transmitirles un mensaje sobre el carácter efímero, volátil y transitorio de la vida.
Fotografía de una de las columnas de la capilla, decorada con huesos y cráneos humanos. (Francisco Antunes/ CC BY 2.0)
Fotografía de una de las columnas de la capilla, decorada con huesos y cráneos humanos.
En aquellos tiempos los dos cementerios  franciscanos de la ciudad estaban a rebosar, y hubo que exhumar sus restos. Fue entonces cuando tres de los monjes pensaron en crear una capilla con los huesos en la que los cráneos, tibias, fémures y húmeros sirvieran como decoración de sus muros, columnas, arcos y bóvedas. Además, el resto de las osamentas, junto con los fragmentos óseos, formaría parte de la argamasa con la que se revestirían los muros. Se calcula que en su construcción se utilizaron restos de, al menos, 5.000 cadáveres. Para acceder a la tenebrosa capilla hay que franquear una puerta en cuyo dintel está escrito el siguiente mensaje: “Nos ossos que aqui estamos pelos vossos esperamos”, que podría traducirse como “Nosotros, los huesos que aquí estamos, por los vuestros esperamos”. Una nueva referencia, sin duda alguna, al concepto tan franciscano de la futilidad de la existencia humana.
Entrada a la capilla, con el lema “Nosotros, los huesos que aquí estamos, por los vuestros esperamos”. (Nuno Sequeira André/CC BY-SA 2.0)
Entrada a la capilla, con el lema “Nosotros, los huesos que aquí estamos, por los vuestros esperamos” 
Con sus 18,7 metros de largo y 11 de ancho, la capilla presenta sus paredes y columnas ornamentadas con huesos y cráneos cuidadosamente dispuestos y ordenados. A su vez, el techo está construido a base de ladrillo blanco decorado con diferentes motivos, relacionados asimismo con la muerte. Los arcos que enmarcan a los pequeños ventanales que allí se encuentran, también están decorados con cráneos. El juego de luces y sombras aporta a la estancia un aspecto absolutamente fantasmagórico.
Los fragmentos óseos y gran parte de los cráneos forman parte de la argamasa de los muros de la capilla. (Ken & Nyetta/CC BY 2.0)
Los fragmentos óseos y gran parte de los cráneos forman parte de la argamasa de los muros de la capilla
Otra de las leyendas que existen en torno al origen de los huesos asegura que estos proceden de una catástrofe que asoló el pueblo de Monte Maior. La catástrofe se produjo al paso de una tormenta por la localidad que, cosas del destino, descargó un rayo sobre el gran arsenal almacenado en la torre del homenaje del castillo. De las aproximadamente 1.100 casas que acogía la villa por aquel entonces fueron destruidas algo más de 800. Los miles de cadáveres recuperados se enterraron en una fosa común. Al cabo de 30 años fueron desenterrados para construir la capilla en homenaje, también, a aquellas víctimas.
Detalle de los cráneos humanos que decoran los capiteles y nervaduras de las bóvedas de la capilla. (Nuno Sequeira André/CC BY-SA 2.0)
Detalle de los cráneos humanos que decoran los capiteles y nervaduras de las bóvedas de la capilla 
Además de los miles de huesos humanos que la decoran, en la capilla aparecen, colgadas de uno de sus característicos muros, dos momias humanas. Una de ellas corresponde a un hombre adulto. La otra es de un niño de corta edad. Ambas penden, encadenadas a la misma pared. Aunque hasta el presente siguen desconociéndose sus identidades, al parecer los encontraron juntos y los colgaron allí. Una leyenda cuenta que eran padre e hijo y que el hijo maltrataba a la madre, acción de la que el padre era cómplice al no oponerse. Al morir la madre echó sobre ellos la siguiente maldición: “¡Que la tierra de vuestras sepulturas no os destruya!” Otra historia relata que el adulto era un hombre adúltero y el niño su pecaminosa descendencia. Sin embargo, lo único que se sabe con certeza acerca de ellos es que están ahí desde el siglo XVII.
Dos momias humanas, correspondientes a un hombre adulto y a un niño de corta edad, aparecen encadenadas a una de las paredes de la capilla. (Georges Jansoone/ CC BY-SA 2.5)
Dos momias humanas, correspondientes a un hombre adulto y a un niño de corta edad, aparecen encadenadas a una de las paredes de la capilla 
Pero la Capilla de los Huesos de Évora no es el único osario popular portugués. De hecho, muy cerca de ella se alza la Capilla de las Almas de Campo Maior: la segunda capilla más grande de Portugal dedicada al purgatorio eterno. 






Autor: Mariló T.A.
https://www.ancient-origins.es/noticias-general-lugares-antiguos-europa/la-sobrecogedora-%E2%80%9Ccapela-dos-ossos%E2%80%9D-%C3%A9vora-003059

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