Los arqueólogos los llaman las Líneas de Nazca de Kazajistán – cientos de gigantescos geoglifos trazados por medio de montículos de tierra y madera que se hallan repartidos por todo el territorio del norte de Kazajistán. Su diseño incluye diversas figuras geométricas, como cruces, cuadrados, anillos e incluso una esvástica, símbolo prehistórico que lleva siendo utilizado por la humanidad más de 12.000 años. Ahora la NASA está ayudando a reconstruir este antiguo entorno utilizando tecnología de la era espacial con la intención de revelar más acerca de estos colosales dibujos trazados sobre el terreno y solo reconocibles desde el aire.
El New York Times informa de que la NASA ha hecho públicas fotografías de satélite de algunas de las figuras desde una altitud de unas 430 millas (690 kilómetros)
“Nunca he visto nada igual; me parece algo extraordinario,” ha declarado a The New York Times Compton J. Tucker, experto científico de la biosfera que trabaja en Washington para la NASA.
El Anillo de Bestamskoe es uno de los llamados “Geoglifos de la Estepa” de Kazajistán.
Alrededor de 50 geoglifos fueron avistados por primera vez gracias al Google Earth en el año 2007 – número que desde entonces se ha incrementado hasta los 260 – aunque hasta ahora se ha fracasado a la hora de recaudar fondos para emprender una investigación exhaustiva. El interés de la NASA por los geoglifos podría cambiar esto y ayudar a movilizar apoyos que permitan llevar a cabo un estudio más detallado.
El año pasado, un equipo de arqueólogos de la Universidad de Kostanay (Kazajistán) y la Universidad de Vilnius (Lituania) investigaron estas gigantescas estructuras utilizando fotografías aéreas y georradares. Los resultados obtenidos revelaron una amplia variedad de formas cuyas medidas iban desde los 90 hasta los 400 metros (295 a 1312 pies) de diámetro, en su mayoría trazados mediante montículos de tierra, aunque uno de ellos – la esvástica – fue realizado utilizando madera. Los investigadores aún no han datado estas estructuras, pero por sus características sugieren que su antigüedad debe estar entre los 2.000 y los 8.000 años.
“A día de hoy, sólo podemos asegurar una cosa: que los geoglifos fueron construidos en la antigüedad. Por quién y con qué propósito, por ahora sigue siendo un misterio,” apuntaron los arqueólogos Irina Shevnina y Andrew Logvin, de la Universidad de Kostanay, en un correo electrónico enviado a Live Science en el año 2014.
Geoglifo con forma de esvástica en Kazajistán
A pesar de la abundante investigación llevada a cabo acerca de estas asombrosas creaciones en todo el mundo, el propósito con el que se trazaron los geoglifos continúa siendo un misterio para los investigadores, y objeto por tanto de conjeturas. Algunos científicos creen que están relacionados con el firmamento, y que algunos de ellos representan constelaciones en el cielo estrellado. Otros expertos creen que estas líneas desempeñaban alguna función en peregrinaciones, caminándose por ellas hasta alcanzar algún lugar sagrado. Incluso otra teoría afirma que las líneas tienen alguna conexión con el agua, un recurso vital para la supervivencia y difícil de conseguir en el desierto, y que podrían haber representado algún papel en rituales basados en el agua. Las excavaciones arqueológicas realizadas en los geoglifos de Kazajistán han revelado restos de estructuras y hogares para el fuego, lo que sugiere que en este lugar se llevaban a cabo rituales de algún tipo.
Estos antiguos monumentos se encuentran repartidos por toda la región de Turgay, en Kazajistán.
“En el período Cretácico, hace 100 millones de años, Turgay se encontraba dividida en dos por un estrecho que recorría desde lo que es hoy el Mediterráneo hasta el Océano Ártico. Las ricas tierras de la estepa eran el destino de numerosas tribus de la Edad de Piedra que buscaban territorios de caza,” informa el New York Times. “La cultura Mahandzhar, que se desarrolló en este lugar entre el 7000 a. C. y el 5000 a. C., podría estar vinculada a estas antiguas figuras. Pero los científicos se maravillan de que una población nómada hubiera permanecido en el mismo sitio durante el tiempo necesario como para talar y colocar la madera para los terraplenes y excavar los sedimentos del lecho del lago para construir los enormes montículos, originalmente de entre 6 y 10 pies de altura (1,80 a 3 metros) y que miden en la actualidad unos 3 pies (90 centímetros) de alto y casi 40 pies (12 metros) de lado.”
Los científicos de la Universidad de Pittsburgh Shalkar Adambekov y Ronald Laporte están trabajando actualmente para conseguir que la zona sea designada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, a fin de proteger estos importantes monumentos y yacimientos arqueológicos.
Una designación de este tipo podría ayudar a proteger y conservar estas antiguas creaciones, algo que parece una necesidad urgente en este momento. En el pasado mes de julio la Agencia Internacional de Noticias "Kazinform" informó de que algunos de estos geoglifos únicos habían sido irreparablemente destruidos por la reconstrucción de algunas carreteras en esta zona.
Autor: April Holloway
Traducción: Rafa García
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