Foto: Medallón central derecho de la reina Juana en la fachada de la Universidad de Salamanca.
La profesora de Arqueología y Epigrafía de la Universidad Autónoma de Madrid, Alicia Mª Canto, acaba de publicar, en el volumen Anejos 1 de los Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de la UAM (2014), la primera parte de su estudio sobre la magnífica fachada de la Universidad de Salamanca, obra cumbre del arte plateresco español, construida entre 1.510 y 1.531. En 1.666 hasta la propia Universidad la atribuía a un regalo de Juana. Pero el autor había sido un arquitecto nacido a finales del XV.
Fuente: Ibercampus, 27 de febrero de 2015
En este trabajo la autora explica su descubrimiento, a fines de 2011, de una firma de autor, claramente escrita pero escondida durante 500 años sobre el gran escudo central de la fachada. Su lectura evidencia que el maestro de tan importante obra sería Juan de Talavera, un arquitecto y escultor de primera fila, aunque no muy conocido, perteneciente a la famosa “escuela toledana”, y que fue también uno de los arquitectos al servicio de Isabel la Católica. Hasta ahora Talavera nunca había sido relacionado con esta obra, y ni siquiera con la propia Salamanca. Canto, que hace un repaso de lo que se sabe sobre su vida profesional, plantea que fue sobrino y yerno respectivamente de Juan Guas y Egas de Bruselas, dos grandes artistas extranjeros afincados en Castilla en la segunda mitad del siglo XV.
Estos vínculos familiares y profesionales le colocaron en una posición privilegiada para trabajar para los Reyes Católicos, pudiendo dominar el viejo estilo tardogótico-mudéjar tanto como las novedades renacentistas que llegaban a Castilla desde Francia, Flandes e Italia. Así, Talavera trabajó en obras regias y eclesiásticas en Segovia, Toledo, Sigüenza, Olmedo o Medina del Campo, y en otras como la capilla de los Corporales de Daroca, la de San Gregorio de Valladolid, o la espléndida portada de la Colegiata de Santa María de Calatayud, Zaragoza (esta entre 1525 y 1528), en las que la autora encuentra parecidos notables con algunas esculturas y detalles de Salamanca.
Estos vínculos familiares y profesionales le colocaron en una posición privilegiada para trabajar para los Reyes Católicos, pudiendo dominar el viejo estilo tardogótico-mudéjar tanto como las novedades renacentistas que llegaban a Castilla desde Francia, Flandes e Italia. Así, Talavera trabajó en obras regias y eclesiásticas en Segovia, Toledo, Sigüenza, Olmedo o Medina del Campo, y en otras como la capilla de los Corporales de Daroca, la de San Gregorio de Valladolid, o la espléndida portada de la Colegiata de Santa María de Calatayud, Zaragoza (esta entre 1525 y 1528), en las que la autora encuentra parecidos notables con algunas esculturas y detalles de Salamanca.
Foto: Fachada de la Universidad de Salamanca.
En la segunda parte de su estudio, Alicia Canto sostiene que es obligado dar fe a textos de época poco conocidos, según los cuales la propia Universidad creía, hacia 1666, que la suntuosa fachada, llamada en su época “la Portada Rica”, había sido un regalo de la desgraciada y cautiva reina Juana I de Trastámara (mal llamada “la Loca”) y, sólo poco más de un siglo después de morir ella (en 1555), aún se lo agradecía. Para probar este aserto materialmente, la profª. Canto ha estudiado detenidamente el bello medallón central derecho de la portada, y llegado a la conclusión de que no se trata una diosa pagana o de una emperatriz romana, y que tampoco sería Isabel de Portugal, la esposa de Carlos V (que son las opiniones más tradicionales), sino que es con seguridad una representación de la propia reina Juana, idealizada al modo clásico y afrontada al busto de su hijo Carlos.
La autora ofrecerá en pocos meses la segunda parte de su estudio, en la que presentará otra veintena de inscripciones detectadas en la portada –la mayoría nunca vistas hasta ahora–, y su interpretación sobre el sentido general del programa iconográfico. Pero adelanta ya su impresión de que la fachada sería mucho menos “imperial” de lo que siempre ha solido creerse, ya que la considera “muy original, en cierto modo irreverente y transgresora, y demasiado laica para dos reinados tan hipercatólicos como los de los Reyes Católicos y Carlos V”. También la tan famosa “rana de los estudiantes” recibirá entonces una explicación distinta de las hasta ahora barajadas, y más en consonancia con las nuevas propuestas.
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