El Ministerio de Economía subvenciona un proyecto de investigación de dos excavaciones en Cabra y Almedinilla sobre las últimas poblaciones iberas que resistieron a la colonización del Imperio Romano y que fueron asaltadas y saqueadas
Si Goscinny y Uderzo hubiesen nacido en Andalucía, probablemente Astérix no hubiese sido galo sino ibero. Y se habría acabado llamando Viriato. O Sertorio. Y su famosa aldea gala, que resistió heroicamente a la conquista del Imperio Romano, no habría estado al Noroeste de la Galia, sino en la Bética, en concreto en Cabra y en Almedinilla (Córdoba). Allí se localizan dos yacimientos arqueológicos, el Cerro de la Cruz y el Cerro de la Merced, que conservan restos de una especie de dos aldeas iberas fortificadas que durante décadas convivieron y resistieron al Imperio Romano. Hasta que un día fueron pasados a cuchillo y conquistados con un salvajismo inusitado (tanto que se han descubierto cadáveres con miembros amputados y restos de escombros provocados por brutales incendios).
Ahora, el Ministerio de Economía va a subvencionar con 36.000 euros un proyecto de excelencia y de investigación científica para poner en valor e interpretar estos restos de las últimas poblaciones iberas que fueron conquistadas por Roma. En concreto, se financiarán trabajos de análisis y laboratorio que no pueden pagar los ayuntamientos de Cabra y Almedinilla, que son los que hasta ahora están sosteniendo a pulmón la financiación de las excavaciones sobre el terreno.
En primer plano, todo el pedregal no es sino el relleno de casi cuatro metros de grosor de la muralla del recinto principal del cerro de la Merced, en su lado oeste. El jalón en primer plano mide tres metros de longitud.
Según se describe en la memoria del proyecto, hacia el año 150 antes de Cristo, derrotados los cartagineses hacía 50 años, Roma dominaba todo el valle del Guadalquivir, convertido en provincia romana, y avanzaba hacia la conquista de la Meseta y Lusitania. Corduba (Córdoba) o Hispalis (Sevilla) se iban convirtiendo en populosas capitales romanceadas. Sin embargo, en las regiones montañosas de la Subbética, en la Alta Andalucía, zonas extensas de territorio montañoso continuaban bajo el control de líderes ibéricos, y llevando la forma de vida tradicional de sus ancestros. Aunque nominalmente estaban sometidos a Roma, seguían viviendo en oppida (ciudades) y recintos fortificados. Construidos con las técnicas y urbanística tradicionales –que no necesariamente significa primitivas‐, estos poblados muestran la fase crepuscular de una cultura que en un siglo se extinguiría, o mejor dicho, se transformaría en algo muy distinto.
En ocasiones, estos principados ibéricos se enfrentaron a Roma, quizá apoyando a líderes como el lusitano Viriato, quien en estas décadas centrales del siglo II antes de Cristo llegó a adentrarse profundamente en Andalucía durante sus luchas con los ejércitos romanos; o apoyando a alguno de los bandos romanos en las guerra civiles romanas del siglo I antes de Cristo, entre Sertorio y César.
El resultado fue que entre mediados del siglo II y mediados del siglo I antes de Cristo las comunidades ibéricas del sureste de la actual provincia de Córdoba, en la frontera de la antigua Bastetania, fueron derrotadas o forzadas a abandonar su hábitat tradicional, algunos de sus poblados y fortificaciones fueron incendiados y demolidos, y parte de su población masacrada o esclavizada, y el resto obligada a modificar su forma de vida.
Las excavaciones en los asentamientos ibéricos del Cerro de la Cruz en Almedinilla y del Cerro de la Merced en Cabra son una muestra de este proceso de resistencia y asimilación. Hasta el momento, son ejemplos casi únicos en Andalucía y en el conjunto de España por la extensión de las excavaciones y la magnitud de los hallazgos.
El proyecto está dirigido por el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid,Fernando Quesada (izquierda), apoyado por los ayuntamientos de Cabra y Almedinilla y financiado ahora por el Ministerio de Economía.
El objetivo final es que una vez completados los distintos estudios y análisis sobre lo encontrado en estos yacimientos (muchos casi intactos al ser abandonados inmediatamente después del brutal asalto romano) es poder abrir un centro de interpretación y fomentar el turismo cultural en el interior andaluz, sobre todo en esta comarca de la Subbética de Córdoba.
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