lunes, 6 de enero de 2014

La tumba escondida de Antíoco

En el siglo I a.C. dos grandes imperios compartían el control del Mediterráneo: los romanos y los partos, descendientes de los persas. Entre ambos imperios se encontraba un pequeño reino independiente de nombre Commagene, en el sudeste de Turquía, cuya capital Samosata, que era un importante centro comercial de la región, se encontraba a orillas del río Éufrates.
Este reino estaba gobernado por el rey Antíoco I (Antíoco I Theos Dikaios Epífanes Filorhomaios Filoheleno) desde el 70 a.C., un rey astuto y benevolente que dio a su reinado paz y prosperidad cuyo padre, Mitrídates, descendía del rey persa Dario I el Grande, y cuya la madre, Laodice VII Thea, descendía de Alejandro Magno.
Con esta mezcla en su sangre el gran gobernante creó hacia el 60 a.C. una nueva religión mezcla de sus raíces occidentales y orientales.
Antíoco, gran diplomático, había conseguido que ni los partos ni los romanos les molestaran y les permitieran vivir como un reino independiente. Pero esta época gloriosa de Commagene, en la que el rey intentaba agradar a ambos bandos y sobornaba a los romanos con oro y plata, no duró mucho y los problemas y batallas en el reino no tardaron en llegar. Antíoco acabó muriendo en el 34 a.C., aunque no se sabe cómo. Los únicos indicios que hay de la causa de su muerte, provenientes de escritos romanos, indican que “él”, un gran gobernante de esa zona, fue asesinado, así que es muy probable que se tratara del propio Antíoco que fue muerto a manos de los partos por haber ayudado a sus enemigos los romanos.
A partir de entonces no se sabría nada acerca de qué fue de su cuerpo si no entrara en escena la protagonista de este documental, que de hecho no es Antíoco en sí sino su tumba.
Después de pasar más de 1800 años dejado de la mano de Diox (en realidad fue una suerte ya que después de la muerte de Antíoco muchos templos fueron destruidos por los mencionados imperios), y a pesar de que siempre fue conocido por los lugareños, sobretodo los campesinos, en 1881 Charles Sester, ingeniero de caminos alemán, fue el primer occidental que descubrióNemrut Dagi o Nemrud Dag -o cualquier otra combinación-, el mausoleo del rey Antíoco I.
Se trata de una gigantesca pirámide rocosa de 50 metros de altura, 150 de diámetro y más de 700.000 toneladas de roca triturada encima del monte y dentro de la cual se cree que se encuentra la tumba del rey.
A los pies de este montículo gigantesco que está a más de 2.100 metros sobre el nivel del mar, se encuentran 2 grandes terrazas, una mirando hacia el este y otra hacia el oeste, con enormes bustos esculpidos de más de 9 metros, estatuas de animales y relieves tallados en piedra.
Este santuario, tanto las terrazas como el túmulo rocoso, fue ordenado construir por Antíoco tanto para que le veneraran a él y a los dioses de su recién creada religión, una suerte deZoroastrismo, como para servir de cámara funeraria cuando muriera.
En 1882, un año después de que Charles Sester lo descubriera, los también alemanes Karl Humann y Otto Puchstein, este último epigrafista (científico experto en descifrar inscripciones) exploraron el emplazamiento y documentaron todo lo que vieron y descubrieron.
En la cara este se encontraba una hilera de estatuas decapitadas. Había una que permanecía completa, la que fuera identificada como Commagene, la diosa de la fertilidad. En la cara oeste sólo quedaban cabezas de 2 m de altura esparcidas por el suelo.
Con sus investigaciones determinaron que el origen de esta construcción era macedonio o persa, no asirio como había creído Sester.
Desenterraron un relieve en arenisca que representaba a un león con 19 estrellas, 3 planetas y una luna creciente y que fue considerado el calendario astronómico griego más antiguo, aunque no se sabe el hecho exacto al que se refería. No queda claro qué sucedió en la fecha indicada, el 7 de julio del año 62 a.C.; algún tratado de paz, la coronación del rey o la fecha de su nacimiento (esto último no podría haber sido ya que Antíoco nació tiempo antes).
Además descubrieron 2 túmulos reales más en la región de Commagene, similares aunque más pequeños que el de Nemrud: uno se llama Karakus, donde estaría su madre, hermana e hija del rey, y el otro Sesun [no he localizado el nombre correcto], donde estaría su hijo y esposa, aunque después de excavar no se encontraron restos humanos en ninguno de los dos.
Vista desde una de las terrazas de Nemrud Dagi
Vista desde una de las terrazas de Nemrud Dagi. El león observa las estatuas destrozadas de los dioses y el túmulo real
Los dioses representados en las estatuas dejan clara la mezcla empleada por Antíoco para crear su nueva religión. En las hileras se encuentra una fusión de dioses griegos y persas, como Zeus-Oromasdes (asociado al dios persa Ahura Mazda), Apolo-Mitras, Heracles/Hércules-Artagnes y la mencionada diosa de la fertilidad Commagene que daba nombre al reino. Como el rey se consideraba a sí mismo un dios, su estatua se situó en medio de los dioses. También en las terrazas se encuentran enormes figuras de leones y águilas y, además, al lado de las enormes estatuas había relieves en arenisca representando a los familiares de Antíoco y al propio rey estrechando la mano a diversas divinidades.
La parte posterior de las hileras de dioses está repleta de inscripciones escritas en griego sobre piedra caliza conteniendo entre otras cosas el testamento del rey, sugiriendo que su tumba se encuentra allí (“en un lugar elevado, alejado de la gente y cerca de los dioses”), algo que ni los textos persas ni los romanos desmienten, e indicios de que el mausoleo contiene abundantes tesoros, como es de esperar de un rey como éste.
Antíoco dejó un mensaje en las inscripciones para los que entraran sin autorización a su última morada que nos podría recordar la supuesta maldición de la tumba de Tutankhamon y que dice así:
Si algún hombre roba o viola la entrada de forma impía no puede esperar un destino feliz.
No hay que ser muy listo para imaginar que la construcción de este enorme mausoleo fue una tarea titánica. Se cree que las estatuas y relieves se tallaran in situ, es decir, que los grandes bloques de piedra se subieron hasta allí arriba y luego se les dio forma. Una vez hecho esto, y gracias a un elaborado sistema de andamios y grúas (…) habrían ido montando pieza sobre pieza hasta obtener el resultado que en la actualidad sólo podemos ver de manera completa gracias a la magia de los ordenadores.
Cabezas en el suelo de Nemrud Dagi
Algunas de las cabezas que se encuentran en el suelo de las terrazas de Nemrud Dagi. Me pregunto si estarán esperando a que las unan de nuevo con sus correspondientes y destrozados cuerpos…
Mientras vivía el rey los habitantes de Commagene subían 2 veces al año al santuario para realizar fastuosas celebraciones en honor del nacimiento y ascensión al trono de su rey. En estas celebraciones se llevaban a cabo banquetes y bailes al son de las flautas mientras una llama permanecía encendida. En este caso parece que la celebración era honesta y no obligada ya que, como hemos dicho, el monarca había traído bondad y prosperidad a su reinado con lo que suponemos que era querido por su pueblo.
En el 72 d.C. el pueblo de Commagene perdería el control de su estado y sería anexionado a Siria, que pertenecía a los romanos.
Saltamos en el tiempo y llegamos al año 1883, en el que debido a los descubrimientos de los alemanes, el gobierno turco envió su propia expedición a Nemrud, ya que debió pensar que si alguien tenía que encontrar algo importante, sobretodo si podía haber un tesoro de por medio, tenía que ser él.
Así que se intentó encontrar lo que nadie ha encontrado (aún en la actualidad, año 2012): la cámara funeraria, la tumba. El motivo, si nos paramos a pensar, es comprensible. Debido al tipo de construcción que es, como hemos dicho antes cientos de miles de toneladas de roca triturada o piedras, si se extraen piedras de algún lado, empiezan a caer las de encima por algo conocido como la fuerza de la gravedad (…), así que todos los intentos, aun montando barreras para evitar que los arqueólogos quedaran sepultados por las rocas, han sido en vano.
Esta imposibilidad hizo que el santuario fuera abandonado de nuevo hasta 1953, año en el queTheresa Goell, estadounidense licenciada en arquitectura que había empezado los estudios de arqueología, y contando con 52 años sobre sus espaldas, empezó a investigar lo que se encuentra en una remota región del sur de Turquía, o sea, Nemrud Dagi.
A Goell, que era de origen judío, le tocó compartir los años que permaneció investigando en Nemrud con Friedrich Karl Dorner, arqueólogo alemán y especialista en textos antiguos y que, según ella, había trabajado para Hitler en la 2ª Guerra Mundial. Esto fue debido a que ambos habían solicitado el permiso al gobierno turco al mismo tiempo.
Nemrud Dagi en su esplendor
Así se vería una de las terrazas de Nemrud Dagi en su máximo esplendor. La verdad es que impresiona
Ella fue nombrada la directora de las excavaciones e investigaciones pero inicialmente se repartieron las horas de los días de modo que cuando uno estaba en el lugar, el otro no y viceversa. El objetivo de Goell era sacar a la luz el glorioso pasado de Nemrud pero también el de descubrir la tumba. Dorner, por su parte, quería investigar las inscripciones de Nemrud.
Goell, que se estaba quedando sorda y tenía problemas en las piernas, establó gran amistad tanto con su equipo de trabajo, que eran todo hombres, como con los campesinos curdos que la ayudaban en la excavación, ya que no sólo había aprendido a hablar curdo y turco sino que además les cuidaba y les daba penicilina en caso necesario, cosa que para los lugareños era poco menos que un milagro y se lo agradecían como podían.
Su hermano la acompañó en las excavaciones con una cámara de vídeo de 16 mm., lo cual fue todo un acierto ya que el estado actual de Nemrud es peor de lo que era en ese entonces y gracias a estas grabaciones queda un testimonio visual y animado de esos tiempos.
Goell quería saber quienes eran esos dioses y por qué Antíoco los veneraba y descubrió que éste no sólo había recibido influencia de las culturas helenística y persa sino también de los hititas, que tuvieron su esplendor en el siglo XII a.C..
En los años que estuvieron trabajando en la cima de la montaña sucedió que la cabeza de Commagene, la única que permanecía intacta, se desprendió del cuerpo y cayó al suelo, hecho que los lugareños asociaron a la vuelta de Antíoco, o de su espíritu, y a su maldición para los que hubieran intentado violar su mausoleo, pero Goell ni siquiera comentó este hecho en sus diarios así que poca importancia le debió dar; probablemente cayó por algún terremoto, algo común en esa zona, y/o por las inclemencias de la naturaleza con el pasar del tiempo.
Friedrich Karl Dorner y Theresa Goell
Friedrich Karl Dorner, con las inscripciones de Antíoco a sus espaldas, y Theresa Goell, los 2 incansables investigadores de Nemrud Dagi
A pesar de que también a Goell y a Dorner les quedó claro que era imposible excavar el túmuloen busca de la tumba, sí se descubrió mediante otros métodos que el túmulo contenía (contiene) varias cavidades naturales que podrían percibirse o haberse usado como cámaras funerarias.
Con el pasar de los años ambos investigadores compartían el horario de excavaciones en Nemrud, ya que cada uno hacía una cosa distinta y, por lo tanto, no afectaba a lo que hacía el otro. A finales de los 60 los dos se vieron obligados a compartir sus investigaciones para poder publicar sus hallazgos en forma de libro pero en 1976 Goell planeó otra expedición pero no consiguió financiación. Para más INRI en 1981 le diagnostican cáncer y acabó falleciendo el 18 de diciembre de 1985 a los 84 años.
Su hermano, siempre atento, no sólo cumplió con el último deseo de la arquitecta esparciendo sus cenizas en la cima de la montaña sino que solicitó ayuda a varios expertos en la materia para poder acabar su libro sobre Nemrud Dagi y el rey Antíoco I.
A pesar de que Goell no podía continuar con la expedición, Dorner siguió investigando y trató de localizar la tumba del padre de Antíoco en Arsameia, a unos 50 Km. de Nemrud, pero no encontró más que unas cuevas vacías. Tampoco él tuvo suerte y no pudo publicar el libro ya que murió en 1992 a los 81 años y sus cenizas, como era de esperar, también fueron esparcidas en la cima del monte.
En 1996 Donald H. Sanders, arqueólogo al que había acudido el hermano de Goell y que aparece en el documental explicando detalles, que había recopilado toda la información concerniente a las investigaciones llevadas a cabo por la estadounidense y el alemán, acabó escribiendo y publicando un enorme libro de 2 volúmenes, el libro que le hubiera gustado publicar a la extraña pareja que tanto tiempo pasó en Nemrud.
Relieves y esculturas en Nemrud Dagi
Relieves y esculturas en Nemrud Dagi. El rey saludando a deidades, el calendario astronóminco con el león y esculturas de animales
Hay que decir que en 1987 Nemrud Dagi fue declarado Patrimonio de la Humanidad y desde entonces las visitas de turistas al mausoleo son constantes, lo cual está degradando el lugar y dejándolo peor de lo que se encontró en su momento, que ya es decir, algo de lo que se quejan los distintos arqueólogos que aparecen en el documental (obviamente).
Como hemos dicho antes aún no se ha encontrado la tumba del rey Antíoco I, ni se sabe si realmente se encuentra bajo las toneladas de piedras o si, en caso de haber existido allí, fue saqueada en algún momento, y difícilmente se encontrará a menos que se destruya el impresionante túmulo piramidal que corona la montaña o bien la tecnología avance de tal modo que sea posible perforar y excavar sin daños colaterales.

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