viernes, 30 de noviembre de 2012

Realmente era algo inusual y jamás visto en la arqueología. Los restos romanos y celtibéricos, con los que se la asoció, son radicalmente distintos. Estas tradiciones culturales intentaron, en la provincia, reflejar lo más fielmente a los retratados. Las estelas funerarias antropomorfas son de otro tipo, no existen de cuerpo entero… y menos con esos ojos, ese cráneo, esas botas… y esa inscripción misteriosa aún no traducida”. Estas palabras dichas por el escritor trujillense, Alfonso Naharro, que descubrió la losa con este curioso ser esculpido en relieve en una tapia del cementerio del Casar de Cáceres, ilustran y resumen a la perfección tan excepcional hallazgo. El que algunos llaman “extraterrestre” celtibérico del Casar, se encontraba en un tapia que daba hacia el exterior del cementerio, mirando hacia el cielo y el campo. En la piedra de granita se puede ver una estela antropomórfica que representa una figura humana muy geométrica, desnuda, frontal, de cabeza abombada, ojos orientales sonrientes, largo cuello, hombros levantados, piernas desproporcionadas y musculosas y pies calzados con lo que parecen unas gruesas botas.
Se data en el apartado de las estelas de la Edad del Bronce, sobre el siglo I a. de C. No se sabe de donde fue extraída ni quien o cuando fue adosada a la tapia del cementerio. Sobre el cuerpo, están talladas unas serie de inscripciones que muchos investigadores han tratado de resolver con escaso éxito. La única palabra completa que se ha podido analizar es “ILUCIA”, que según el geólogo Juan Gil puede tener su raíz en “Lux-Lucis”, o lo que es lo mismo, “LUZ”. Según otras investigaciones, pese a que las inscripciones son letras latinas, el dialecto se asemeja a una lengua indoeuropea céltica influida por corrientes íberas. Curiosamente, el cementerio del Casar se encuentra en muy cercano a Arroyo de la Luz, considerado desde hace cientos de años como un “punto caliente” en cuanto a avistamientos ovni y apariciones que se han atribuido en muchas ocasiones a un origen divino. Ya en 1134 existen leyendas de extrañas entidades que ayudaron a los cristianos en una de las batallas de la reconquista. Toda la zona está plagada de tumbas de origen celta, en forma de colmena, donde los reportes de avistamientos de extrañas luminarias se han vuelto algo de lo más común. En la actualidad, la estela se encuentra en el museo provincial de Cáceres. El investigador Iker Jiménez, mientras documentaba este caso, hizo referencia a otra figura que se encuentra a más de 11000 kilómetros de este lugar, en la pampa peruana, en las conocidas pistas de Nazca. Allí, otro ser de apariencia muy similar conocido como “el astronauta”, permanece inmóvil mirando al cielo desde hace 2500 años. No se puede negar que la similitud entre ambas figuras es asombrosa y no podemos más que hacernos algunas preguntas como; ¿Es esto fruto de la casualidad o simplemente nuestros antepasados hicieron toscas reproducciones de lo que vieron?
Por otro lado, este tipo de figuras se tallaron en más lugares de Europa y en distintas épocas. Parece ser que era una especie de estilo que se caracterizaba principalmente por la forma de la cabeza, con lo que podría ser un casco o birrete. El origen y la conexión entre ellas no acaba de estar muy claro.

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