sábado, 30 de noviembre de 2013

OVNIS en el Lejano Oeste

Resulta innegable la existencia de una gran cantidad de documentos y testimonios históricos, tanto escritos como gráficos, que han llegado a nuestros días y demuestran la aparición de OVNIs en los cielos desde la más remota antigüedad. La casuística del fenómeno abarca todas las épocas y escenarios, dejando un rastro de pruebas que se extiende desde el principio de los tiempos. A finales del siglo XIX, en el mítico Lejano Oeste americano, se registraron un gran número de avistamientos en lo que puede calificarse como una "gran oleada" OVNI.
Gracias a la labor incansable y al trabajo riguroso de investigadores de la talla del astrofísico francés Jacques Vallée, muchos de los casos OVNI acaecidos en el Lejano Oeste han sido rescatados del olvido. Todos ellos reúnen muchas de las características propias que definen el fenómeno, desde la aparente falta de sentido de las situaciones en las que se producen, hasta la presencia de tripulantes ante los ojos de los testigos. Algunos de estos encuentros fueron recogidos en las páginas de los periódicos de la época, con descripciones detalladas y declaraciones de los que los vieron, entre ellos miembros respetables de la comunidad y agentes del orden. Sin embargo, el carácter local de los diarios limitó la difusión de las noticias, aunque esta circunstancia no restó veracidad a los hechos narrados. Un claro ejemplo lo encontramos en la edición del 28 de abril de 1897 del Houston Daily Post, que recogía una insólita noticia fechada el día 26 de ese mismo mes en la pequeña localidad de Merkeljexas. Al anochecer de ese día, un grupo de feligreses que regresaban de asistir a un oficio religioso en la iglesia, advirtieron la presencia de un extraño objeto que parecía estar siendo arrastrado pesadamente por una cuerda que se perdía en la oscuridad. Un tanto sorprendidos por lo que estaban viendo, los vecinos siguieron al objeto hasta que este se quedó enganchado en un raíl al atravesar las vías del ferrocarril. Cuando fijaron su atención en la cuerda, vieron que esta se elevaba hacia el cielo y entonces contemplaron estupefactos cómo llegaba hasta lo que parecía ser una nave aérea en vuelo estático. La oscuridad de la noche y la altura considerable a la que se encontraba les impidió calcular su tamaño, pero parecía tener varios "ojos de buey" iluminados alrededor de su casco y por la proa emitía una luz muy potente que los testigos identificaron con el faro frontal de una locomotora. Pero no iban a acabar ahí las sorpresas de esa noche. Transcurridos unos diez minutos vieron bajar por la cuerda la figura de lo que parecía ser un hombre, descendiendo lo suficiente para que todos los testigos pudieran observarle con claridad. Según sus descripciones coincidentes, era de pequeña estatura y vestía un extraño "traje de marinero" azul claro. Cuando vio al grupo de personas que observaban atónitas la escena y que se habían congregado alrededor del objeto atrapado entre las vías, aquel ser se detuvo y se apresuró a cortar la cuerda, volviéndose rápidamente hacia la nave aérea que con él en su interior se alejó en dirección noroeste a gran velocidad. Según informaba el periódico en su crónica, el pesado objeto, definido por los testigos como una especie de "ancla", fue recogido por alguno de ellos y exhibido durante varios días en una herrería del pueblo. Lamentablemente, el rastro de aquella "ancla" caída de las nubes se perdió para siempre, desconociéndose cuál es su paradero actual.
Diversos fotogramas y el cartel de la película Cowboys contra Aliens, de reciente estreno en los cines españoles. Aunque se trata de una historia de pura ciencia ficción, lo cierto es que en el Lejano Oeste se reportaron muchos casos de avistármenos OVNI e incluso Encuentros Cercanos del Tercer Tipo. La gran oleada Este suceso no constituyó un hecho aislado sino que pertenece a una gran "oleada" de avistamientos que tuvieron lugar en aquellas fechas por todo el Lejano Oeste americano. De esta larga sucesión destacaremos algunos de los más insólitos y es-pectaculares. Durante el verano de 1873, unos granjeros que trabajaban sus tierras cerca de la localidad tejana de Bonhan, afirmaron habervisto una "gigantesca serpiente voladora". Cuando contaron a sus vecinos su turbadora visión, estos no los creyeron pensando que se trataba de una broma. Sin embargo, su testimonio fue confirmado al día siguiente cuando en la localidad de Fort Scott, situada en el estado de Kansas, varias personas declararon haber visto también una "serpiente voladora". La consulta de un mapa de los Estados Unidos nos da una idea de la enorme distancia que separa los escenarios de los dos sucesos, circunstancia que nos permite descartar la posibilidad de una broma o una alucinación colectiva a gran escala que hubiera afectado a los testigos repartidos entre dos estados separados por cientos de kilómetros. En 1878, un agricultor de Parkersburg, Virginia Occidental, afirmó habervisto flotar en el aire un caballo blanco. Este suceso y el anterior nos recuerdan a los avistamientos de absurdas criaturas aladas que se han venido produciendo en los últimos años en muchas partes del mundo. Continuando con un caso parecido, en 1881, en varias poblaciones de los estados de Delaware y las dos Virginias cientos de personas vieron a "soldados uniformados flotando" por los aires durante la noche. Apenas ocho días más tarde, un enorme objeto alargado y de aspecto metálico, en el que se podían distinguir una especie de alas, sobrevoló la ciudad de Chicago emitiendo una serie de destellos verdes, blancos y rojos. Tal y como recoge la prensa de la época, durante los siguientes días se continuaron observando varios objetos voladores atravesando los cielos de algunos estados del centro y oeste del país. Estos primeros avistamientos marcaron el inicio de una espectacular sucesión de encuentros cercanos. El lunes 12 de abril de 1881, un aparato volador fusiforme y1 de grandes dimensiones fue observado por varios testigos dignos de todo crédito en la localidad de Milwood, en el estado de Illinois. En la misma fecha y en la cercana población de Creen Ridge, también fue divisado un objeto parecido, si no el mismo. Parece ser que en este segundo caso llegó a aterrizar y los que lo vieron afirmaron que de su interior salió uno de sus ocupantes para realizar lo que creyeron que podía ser algún tipo de reparación. Apenas dos días más tarde, un objeto volador aterrizó en el terreno de un rancho cercano al pueblo de Gas City (Indiana), espantando a los caballos y al ganado y provocando la lógica alarma entre los cowboys. Su sorpresa fue aún mayor cuando vieron descender de aquel extraño aparato a seis tripulantes que, completamente ajenos a lo que les rodeaba, se dedicaron a manipular el exterior de la nave. Cuando terminaron, desaparecieron en su interior y el aparato se elevó vertiginosamente hacia el cielo. El día 15 fue visto un objeto volador de grandes dimensiones en las cercanías de Linn Grove (lowa), siendo contemplado por casi toda la población. Cuando algunos de los testigos se atrevieron a aproximarse lo Suficientemente cerca para poder ver a dos de sus tripulantes, descritos con aspecto humano y luciendo una cabellera inusualmente larga, la misteriosa nave aérea "...desplegó cuatro alas gigantescas y se elevó hacia el norte". Pocos días después se produciría un suceso que nos recuerda a las "persecuciones" de OVNIs a algunos aviones de tiempos recientes. Los periódicos recogieron la sorprendente noticia in-formando de que un extraño objeto aéreo había seguido durante varios minutos a un tren en Dakota del Sur. Ese mismo día, un tren de pasajeros que se dirigía a Quincey (Mississipi) también fue "perseguido" por un aparato volador similar en las cercanías de Perry Springs (Missouri).Todos los viajeros pudieron observar con detalle sus evoluciones mientras lanzaba destellos con sus luces rojas y blancas. De repente, el aparato se elevó desapareciendo a gran velocidad. Unas horas después se produjo un nuevo suceso relacionado con este último. En las cercanías de Springfield, Illinois, dos testigos vieron una extraña "nave" posada en el campo. Al acercarse, mantuvieron una sorprendente conversación con sus tripulantes quienes les informaron haber "...volado desde Quincey en una media hora". Lamentablemente, carecemos de más datos que nos informen del contenido de aquella amigable charla. Siguiendo con la sucesión frenética de avistamientos y encuentros cercanos con lo absurdo que se produjeron durante aquel mes de abril de 1881, el día 19 otro aparato aéreo sobrevoló Sisterville (Virginia Occidental) mientras emitía luces blancas, rojas y verdes. Según el testimonio de los que lo vieron, tenía forma cónica y unos sesenta metros de longitud, apreciándose en sus costados una especie de aletas de grandes dimen-siones.
Encuentros cercanos Aquella misma noche del lunes 19 de abril tendn'a lugar un avistamiento cercano que reunió todas las características del fenómeno en su tercera fase. En la pequeña población de Leroy (Kansas), Alexander Hamilton y su familia descansaban plácidamente tras una dura jornada de trabajo en el campo. En plena noche su sueño fue interrumpido por los mugidos del ganado asustado. Se levantaron para ver lo que pasaba y en el exterior de su casa pudieron observar un objeto de aproximada-mente cien metros de largo con forma de cigarro puro y una cabina traslúcida en su parte inferior. El objeto se mantenía flotando a unos diez metros sobre el suelo sin emitir ningún ruido. El granjero venció su miedo inicial y acompañado por sus hijos se acercó a menos de cincuenta metros del aparato que desprendía una intensa luz blanca. En el interior de la cabina consiguieron distinguir las figuras de seis extraños seres a los que Hamilton calificó como repulsivos en sus declaraciones posteriores a la prensa. También les oyeron hablar entre ellos aunque su lenguaje les resultó incomprensible. Mientras observaban a tan extraños tripulantes, de la nave lanzaron una especie de cable que atrapó a una res de las que se encontraban cerca, elevándose después en el cielo y desapareciendo en medio de la oscuridad de la noche. Al día siguiente, el granjero encontró muerto al animal abducido. A la mañana siguiente, el capitán James Hooton se encontraba en las afueras de Homan. Arkansas, cuando oyó lo que le pareció el ruido de una máquina de vapor. Al acercarse al lugar de donde procedía aquel ruido misterioso descubrió sobre un claro un gran objeto cilíndrico de extremos achatados, con una serie de ruedas o "hélices" asomando de sus costados y de la parte superior. El capitán Hooton entabló conversación con los ocupantes del aparato al que ellos mismos definieron como nave aérea, el mismo nombre con el que se referían a estos avistamientos en la prensa de la época. Antes de volver a su interior para reemprender el vuelo, sus locuaces tripulantes le dieron algunas explicaciones sobre el funcionamiento de la máquina que el capitán reconoció no comprender. El día 22 de aquel ajetreado mes, en las proximidades de Rockland y Josserand, Texas, y con una diferencia de apenas media hora, se dieron dos nuevos avista-mientos de una extraña nave aérea. John M. Barcley vivía en las afueras de Rockland cuando aquella noche le despertaron los ladridos de su perro asustado. Al salir de su casa, se encontró con un gran aparato que flotaba a unos cinco metros sobre el suelo. Presentaba unas características muy similares al observado por Hamilton y el capitán Hooton, con una alargada estructura fusiforme de la que sobresalían algu-nos salientes, y una luz blanca muy intensa que se apagó repentinamente cuando aterrizó. El señor .Barcley contempló entonces cómo de su interior salía un ocupante que después de saludarle en un correcto inglés sin acento apreciable, le pidió unas herramientas para efectuar ciertas reparaciones en la nave. El misterioso tripulante le pagó su ayuda con un billete de diez dólares, y volvió a introducirse en el aparato que salió entonces a toda velocidad, "...como una bala de cañón", según declaró el señor Barcley en una entrevista a un corresponsal de un periódico local. Frank Nichols, vecino de la cercana localidad de Josserand y uno de los miembros más respetados de su comunidad, fue sorprendido por la súbita aparición de un enorme objeto de brillante luminosidad sobrevolando a muy baja altura un trigal de su propiedad. Cuando aterrizó, consiguió hablar con sus tripulantes, que como en el caso acaecido en Leroy también eran seis, los cuales le pidieron un poco de agua. Tras agradecerle el favor y antes de marcharse, le explicaron el funcionamiento del insólito aparato que supuestamente pilotaban, ¡aunque el impresionado señor Nichols no ¡consiguió entender gran cosa. Esta gran oleada OVNI tuvo su continuación en los días siguientes. El día 27 Lawrence A. Byrne, juez de Texarkana, Arkansas. se encontró con una extraña nave que parecía anclada en el suelo mientras recoma unos terrenos que estaba tasando. El juez descubrió la presencia de tres de sus tripulantes en las proximidades del aparato, seres con los que intentó comunicarse sin obtener resultado, ya que "...Hablaban una lengua extranjera, pero a juzgar por su aspecto se les podría tomar por japoneses". Unos días más tarde, el 6 de mayo, dos agentes de la ley se iban a convertir en "privilegiados" protagonistas de un nuevo y espectacular avistamiento. Los dos hombres cabalgaban por las inmediaciones de Hot Springs, también en Arkansas, cuando a pesar de la lluvia intensa que caía ob-servaron una luz muy brillante en el cielo nocturno. Después, los jinetes continuaron su camino hasta que los caballos se negaron a continuar, asustados. Fue entonces cuando en un claro descubrieron posada la silueta de un aparato desconocido, y junto a este lo que parecían ser dos hombres y una mujer. Intuyendo cierto peligro, los agentes desmontaron y armados con sus respectivos Winchester se: acercaron hasta ellos para preguntarles1 qué estaban haciendo. Vieron entonces! cómo aquellos tres seres parecían estar He-: nando de agua de lluvia una especie de bolsa de grandes di-mensiones. Tras una breve charla en inglés, los desconocidos les invitaron a dar una vuelta en su extraño aparato, proposición que fue amablemente rechazada por los dos representantes de la ley, que decidieron seguir adelante por su camino sin hacer más preguntas. Incidente en Aurora, ¿preludio de Roswell? Casi cincuenta años antes de que se produjese el polémico y discutido incidente de Roswell en Nuevo México, el 19 de abril de 1897 la edición diaria del Daifas Mom/ng News abría su portada con un titular impreso en grandes caracteres en el que se decía: "EN AURORA SE HA ESTRELLADO UNA NAVE AÉREA". La noticia estaba fechada el 17 de abril, en la población de Aurora, condado de Wise. Según recogía la crónica, hacia las seis de la mañana de ese día, los más madrugadores de la localidad quedaron asombrados ante la súbita aparición de una aeronave desconocida sobrevolando el cielo. Su aspecto coincidía con el de otros avistamientos anteriores, siendo su forma cilíndrica y alargada de la que salían cegadores destellos luminosos. El objeto sobrevoló a gran velocidad la plaza del pueblo y cuando llegó a las afueras de la localidad, chocó contra la torre del molino de viento del juez Proctor, estallando en mil pedazos tras producirse una tremenda explosión. Sus restos quedaron esparcidos por una superficie de varias hectáreas, destruyendo el molino y el depósito de agua, así como causando graves daños en el jardín del juez. Entre ellos se encontró el cuerpo desfigurado de lo que parecía ser su único tripulante. Al contemplar el aspecto del cadáver, algunos testigos se atrevieron a afirmar que no se trataba de un ser de este planeta. Las desconcertadas autoridades locales solicitaron entonces la opinión, en su calidad de astrónomo, del señor Weems. oficial del Servicio de Transmisiones del Ejército de los Estados Unidos. Al contemplar los restos del supuesto tripulante de la nave aérea, el señor Weems afirmó que en su opinión se trataba de ¡un habitante de Marte! Según parece, entre los fragmentos del aparato fueron hallados una serie de documentos redactados en un tipo de escritura jeroglífica desconocida e incomprensible. En su día tampoco se efectuó una investigación exhaustiva que hubiera permitido obtener valiosos datos sobre su construcción y la energía que lo propulsaba, aunque como informaba el Dallas Morning News, del examen superficial de algunos restos se deducía que "... Tres de las muestras tienen propiedades y contenidos comunes de metales de esta zona, pero una de ellas requiere una investigación en profundidad...".
Evidencias de un enigma Esta impresionante sucesión de avistamientos en el Lejano Oeste confirma que estamos ante una de las oleadas OVNI más espectaculares de la historia. En el contexto de la época, aquellos extraños aparatos voladores fueron comparados con la tecnología existente entonces. Así se hablaba de naves aéreas, "anclas", ojos de buey, hélices, "trajes de marinero"... descripciones que interpoladas nos recuerdan a las comparaciones que se hacen con objetos tecnológicos de hoy en día respecto a los avistamientos actuales. Cuando intentamos buscar una explicación racional, acabamos en el callejón sin salida al que siempre nos conduce la investigación sobre el fenómeno OVNI. La posibilidad de un fenómeno atmosférico o una confusión astronómica no resiste un análisis serio. La recurrente alucinación colectiva y contagiosa tampoco puede ser tenida en cuenta si atendemos a la naturaleza de los avistamientos y las declaraciones de los testigos. ¿Qué eran entonces y quién las pilotaba? Algunos se han atrevido a insinuar la ingenua posibilidad de que se tratase de prototipos de aparatos voladores desconocidos, evaluados por alguna potencia de la época, teoría inspirada por algunos avistamientos OVNI de época reciente que han conseguido ser explicados al ser confundidos con aviones secretos de tecnología furtiva o pruebas de la ultima tecnología aeroespacial. Sin embargo, esta teoría propia de la ciencia ficción de la época, queda descartada por la sencilla razón de que a finales del siglo XIX no existía ninguna tecnología, ni siquiera oculta, que fuera capaz de desarrollar aeronaves con las increíbles características mencionadas por los testigos. Aún quedaban bastantes años para que los primeros aviones merecedores de tal nombre volasen y los globos aerostáticos eran un invento demasiado reciente. Además de la hipótesis extraterrestre, habría que tener en cuenta una teoría que en los últimos tiempos cobra cada vez mayor fuerza en círculos ufológicos y científicos: la posibilidad de que se tratase de viajeros en el tiempo. No obstante, las respuestas, como siempre ocurre en estos casos, se encuentran tras el muro de un misterio de momento inexplicable.
José Luis Hernández Garvi Revista española ENIGMAS.

Misterios arqueológicos

BAJO LA SOMBRA DE LA DUDA Entre la realidad, la ficción y la fantasía, diversos vestigios y objetos del pasado intrigan a los expertos y cautivan a los aficionados. Cada uno ofrece su propia versión fundamentada o irreal de los hechos, sin embargo, nadie logra llegar a una conclusión definitiva.
La arqueología es el estudio científico de los vestigios de la vida y las actividades humanas en los tiempos ya idos. Su campo de estudio abarca todo lo que crearon los hombres, sin importar sus dimensiones, desde una sencilla herramienta hasta las grandes construcciones, como pirámides, palacios, laberintos y catedrales; su campo de trabajo son las culturas prehistóricas, extintas y antiguas. El arqueólogo tiene diferentes funciones; la primera y más apasionante es el trabajo de campo, mediante el cual intenta encontrar esos rastros. Pero no todo se limita a tales momentos excepcionales, como cuando Howard Cárter se encontró con la tumba de Tutankamón. Otra tarea es describir, establecer una clasificación y analizar los ob-jetos que se han recuperado. Gran parte de los arqueólogos dedican su vida a este tipo de trabajo, no necesariamente al de campo; su propósito más importante consiste en situar los materiales que les interesan en el contexto histórico al que pertenecen y, de este modo, ampliar su comprensión del pasado. En esto su trabajo se parece al del historiador; como no es posible conocer por completo el acontecer humano remoto, ambos deben dar descripciones interpretativas de él. Para lograr esos objetivos los arqueólogos utilizan los conocimientos de especialistas en otras áreas que aportan datos para incrementar esa comprensión, como zoólogos y expertos en botánica. También se valen de recursos científicos (por ejemplo la célebre prueba con radioisótopos de carbono 14) para descubrir la verdad sobre los hechos que indagan. Sin embargo, por la faceta interpretativa que hemos mencionado, no es fácil clasificar a la arqueología como una ciencia, sino que -coinciden expertos- se encuentra a medio camino entre las ciencias y las humanidades. La justificación de su trabajo es enriquecer el presente con los conocimientos, avances y habilidades de los predecesores; traer al presente la sabiduría y logros de aquellos hombres y civilizaciones que dieron origen a la cultura contemporánea. Reconstruir el pasado no es, por supuesto, una tarea sencilla, ni puede reducirse a un solo hombre. Por eso se multiplican las especialidades y áreas de conocimiento dedicadas a temas y asuntos muy específicos. Algunos resultados de esas investigaciones son interesantes y atractivos; imaginemos el hallazgo de ruinas de una ciudad antigua bajo los elevados edificios de una metrópoli moderna, el descubrimiento de la tumba de un alto dignatario muerto hace cientos de años y del cual poco se sabía, o las razones por las que desapareció una ciudad que en otros tiempos era esplendorosa. En muchas ocasiones su labor sirve para reinterpretar conocimientos de los que ya disponemos o rectificar visiones erróneas propuestas por gente poco especializada; en otros casos, los hallazgos son modestos y poco espectaculares, como lo demuestran las decenas de ensayos publicados sobre temas de gran especificidad en los medios académicos de esta profesión. El vuelo de la fantasía El trabajo de estos especialistas no está exento de errores, un problema común de las ciencias y las humanidades. Tampoco está libre de fraudes, basta recordar el célebre caso del cráneo de Piltdown: los restos de un orangután que el arqueólogo aficionado Charles Dawson quiso hacer pasar por los vestigios del casi mítico 'eslabón perdido'. Además de ello, la arqueología se ve afectada por un fenómeno cultural de gran impacto mediático: la pseudoarqueología, que en lugar de descubrir objetos del pasado y otorgarles un contexto histórico, inventa, falsifica y distorsiona la realidad con los peligros que eso implica. Entramos entonces en el terreno de la arqueología fantástica, nombre que se le da entre muchos otros. Tal vez para contrastarla con la arqueología seria valdría más la pena conceptualizarla como 'arqueología pseudocientífica'. Se propone este concepto para señalar que los medios que emplea en su trabajo están distanciados del método científico; ello conduce a explicaciones carentes de razón, imposibles de demostrar, que se contradicen con los conocimientos históricos disponibles y aceptados. Sus falsas revelaciones se vuelven populares debido a ciertos medios masivos de difusión, que no verifican los datos e ideas que proponen y dan soporte a esas hipótesis fuera de lugar con tal de atraer al público. Este, que no siempre sabe discriminar entre verdades y mentiras, suele aceptar las falsedades, las cuales se extienden con la fuerza que tienen los rumores. En el amplio mundo de la pseudoarqueología existen muchas variantes. Algunas están motivadas por el nacionalismo y la defensa de una agenda política, como el caso de las pirámides bosnias (ver recuadro), cuyo promotor intenta fortalecer el orgullo e interés de su joven nación. También hay una arqueología motivada por la religión, cuyo propósito es confirmar hechos que se mencionan en los libros sagrados. Hay que mencionar además la variante que mezcla verdades con mentiras y toma hallazgos reales de la arqueología científica para construir especulaciones fantasiosas y atractivas para el público. Hallaremos ese tipo de casos en algunos de los recuadros presentados aquí. La controversia enfrenta al mundo de la imaginación con la contundencia de los hechos reales y apela a la psicología de quien recibe la información. Existe un público de calidad, que puede tomar una actitud crítica con respecto a los datos e ideas que se le presentan. Pero también hay otro que se resiste a esta toma de distancia porque en el fondo su anhelo es que lo entretengan, que lo diviertan contándole historias atractivas e interesantes, distanciadas de la aridez de los estudios académicos. Podríamos justificarla aquí como una fantasía inofensiva, pero sus consecuencias van más allá de eso: por representar de manera inadecuada el pasado, desorienta, equivoca y extravía a la gente. Y el mejor ejemplo procede del nazismo: el mito de la raza aria y su falso sustento arqueológico condujeron a la guerra más sanguinaria y destructiva en la historia de la humanidad. El acertijo de los incas Una ciudad bajo Santiago En algunas ciudades del mundo el pasado remoto es evidente. En la Ciudad de México, por ejemplo, coexiste la modernidad con diversos vestigios arqueológicos -entre los más conocidos, el Templo Mayor y la zona de Tlatelolco-. En otras, los rastros antiguos han permanecido ocultos, como en el caso de nuestra capital. Una investigación de casi cuatro décadas, dada a conocer a comienzos de este año por quienes la encabezaron (Rubén Stehberg, jefe del Área de Antropología del Museo Nacional de Historia Natural, con el apoyo del historiador Gonzalo Sotomayor, de la Universidad Andrés Bello), ha puesto en evidencia que los españoles no fundaron la ciudad de Santiago en la nada, sino sobre un antiguo centro urbano inca.
El propio Stehberg explica su método de trabajo, en el boletín N 61 del Museo, y en su artículo Mapocho incaico: "Armamos un rompecabezas a partir de la evidencia arqueológica que hablaba de la presencia incaica, pero además investigamos en muchos documentos que permanecían inéditos y daban cuenta de que aquí había un importante asentamiento humano", afirma, desafiando la versión más extendida de acuerdo con la cual Pedro de Valdivia fundó Santiago en 1542, sin precedente urbano. La nueva teoría es resultado del análisis de evidencias arqueológicas (cerámicas, tumbas y restos humanos) que se encontraron en el centro de la ciudad y en la cuenca del valle del Maipo.
El llamado 'Santiago incaico' era el asentamiento más austral del Imperio inca y tenia el nombre de Tawantinsuyu. En la ciudad había diferentes edificios administrativos, caminos que la conectaban con otras localidades del imperio, acequias y casas para las mujeres dedicadas al culto al Sol. Luis Cornejo, arqueólogo del Museo de Arte Precolombino, realizó excavaciones en el suelo del propio museo y encontró vestigios de origen inca: "Nuestra investigación está en línea con la hipótesis de que Santiago fue fundado en un centro administrativo incaico. Encontramos una cantidad inusual en Chile de restos de cerámica, basura y comida que dan cuenta de actividades ceremoniales y muchas interacciones propias de un centro de esta naturaleza". Se sabe que los pobladores no eran solo incas, sino también mapuches. Unos y otros cultivaban la tierra en chacras o parcelas y practicaban la minería del oro y la plata. De este modo, el conquistador de Extremadura, Pedro de Valdivia, habría viajado a la ciudad preestablecida para tomar posesión de ella y poblarla con ejército. Enigma bajo el agua Las rocas en el Mar de Galilea En el fondo del mar de Galilea, en Israel, se descubrió una extraña estructura de rocas cuya antigüedad, se dijo en un inicio, podría ser la misma de Stonehenge, en Inglaterra -2.300 a. C-. Aunque muchos afirmaron que se trataría de una obra realizada por posibles visitantes extraterrestres en una época muy remota, investigadores de la Universidad Ben-Gurion, la Universidad de Tel Aviv, la Universidad de Haifa y el Instituto de Investigación Oceanógrafica y Limnológica de Israel descubrieron que el montículo es parecido a un cono de rocas de basalto de hasta un metro sin labrar -apiladas- con un diámetro total de 70 metros y una altura de 10; su ubicación es significativa, pues se halla en un brazo del rio Jordán, situado en una zona que tuvo gran importancia económica en esa área desde la Edad de Bronce. Los detalles del contexto -dieron a conocer estos investigadores en un número reciente del International Journal of Nautical Archaeology- los han llevado a pensar que la construcción es mucho más reciente, tal vez de los siglos IV o III a. C.
Hasta la fecha soto se dispone de imágenes obtenidas a través de un sonar y algunas fotografías tomadas por un equipo de buzos. No se han llevado a cabo excavaciones, lo que ha abierto el paso a toda suerte de afirmaciones especulativas sobre la edad y la forma en que se construyó. Una de las dudas al respecto es si se hizo en tierra seca, durante un periodo en que el nivel de las aguas era bajo. Algunas indagaciones en otros cuerpos de agua cercanos han demostrado que muchos de ellos fueron tierra seca habitada. También se ha creído que estas ruinas y otras en las inmediaciones fueron erigidas a la orilla de estos cuerpos de agua y luego se precipitaron como efecto de la importante actividad sísmica de la zona. Se han hecho diversas conjeturas con respecto a la función práctica que pudo tener esta construcción. Hoy está rodeada por bancos de tilapias, lo que ha hecho pensar que puede tratarse de una antigua pesquería, es decir, una estructura para atraer peces y facilitar su captura. En el Mar de Galilea se han encontrado otras de este tipo, pero resulta dif íci aceptar esta versión antes de llevar a cabo una exploración detenida y precisa en la zona. Los expertos coinciden en que se trata de una obra humana; que no es ni una formación natural ni una construcción extraterrestre. En su mayoría divergen respecto a su antigüedad. Yitzhak Paz, del Departamento de Antigüedades de la Uni-versidad Ben-Gurion, sostiene que puede tener 4.000 años.
Edificio oculto El palacio del emperador Qin Uno de los mayores tesoros arqueológicos de China es el ejército de guerreros modelados en terracota (arcilla endurecida) que custodia la tumba del emperador Qin Shi Huang, un mausoleo de 56 kilómetros cuadrados construido en el siglo II a. C. en las afueras de Xi'an, ciudad importante desde la antigüedad situada en el centro del actual territorio del país asiático. El conjunto de 6.000 guerreros -el número total es una estimación pues no todos han salido a la luz- de tamaño real con sus armaduras, caballos y carros de guerra elaborados a la perfección, fue descubierto en 1974 por obreros que cavaban un pozo; las excavaciones prosiguieron y la UNESCO declaró el yacimiento Patrimonio Cultural de la Humanidad.
En el segundo semestre de 2012 los arqueólogos realizaron un hallazgo sorprendente: los restos de un antiguo palacio imperial. Se trata del más grande entre los que han sido encontrados en el mausoleo, que más bien podría considerarse una ciudad funeraria. El palacio mide 690 metros de largo por 250 metros de ancho e incluye dieciocho palacetes alrededor de un edificio central. Para el investigador Sun Weigang, responsable de las excavaciones, podría considerarse un antecedente de la Ciudad Prohibida, la residencia de los emperadores chinos de las dinastías Ming y Qing. Ambos palacios fueron construidos sobre ejes norte-sur, en concordancia con la cosmología tradicional china. A los arqueólogos les ha sorprendido el buen estado de conservación del conjunto. Los cimientos están firmes, hay murallas, puertas, caminos de piedra y estructuras de ladrillo que se conservan sólidos.
Explican los expertos que el emperador Qin Shi Huang comenzó a construir su monumento funerario poco después de convertirse en jefe de Estado, a la edad de trece años. La realización del complejo involucró el trabajo de 700.000 obreros y tardó cuarenta años en ser completado. Quedó listo dos años después de la muerte del personaje, ocurrida en el año 210 a. C. Uno de los puntos inaccesibles hasta la fecha es la tumba misma, de 120 metros de altura, protegida por estructuras metálicas y de piedra. No se ha excavado en el lugar por temor a dañar los valiosos objetos que guarda. El monumento en su conjunto es una muestra del enorme poder que llegaron a tener los emperadores chinos de aquella época. Qin es considerado el gran unif icador de China; conquistó seis Estados inde-pendientes de aquel territorio y logró consolidar un reino feudal con sistemas unificados de moneda y escritura. Se le recuerda también por sus violentas acciones de gobierno, como quemar libros, enterrar vivos a sus opositores y castrar a los prisioneros de guerra.
La escultura de un meteorito El Buda que vino del espacio En septiembre de 2013 investigadores alemanes encabezados por Elmar Buchner aseguraron que una pesada estatua de Buda que los nazis llevaron a Europa durante sus exploraciones por Asia fue elaborada a partir de un meteorito que, al parecer, cayó del cielo hace 10.000 años en la frontera de Siberia con Mongolia. Se ignora la edad de este 'hombre de hierro', también conocido como 'Buda del espacio', aunque los investigadores aseguran que fue realizado entre los siglos VIII y X; se trata de un hombre sentado con las piernas cruzadas que porta un objeto en su mano izquierda. En el pecho lleva una suástica, el símbolo oriental de buena suerte que, siglos después, el régimen nazi empleó como emblema distintivo. Es posible que este detalle haya inspirado a los exploradores nazis a traer consigo la figura metálica. La noticia reportada por Buchner en la publicación Meteorites and Planetary Science fue recibida con escepticismo en los medios académicos serios. Una de las críticas más convincentes fue la de Achim Bayer, experto en budismo de la Universidad Dongguk en Corea del Sur. En un reporte publicado en línea aseguró que las características de la figura son 'pseudotibetanas' y que parece tratarse de una reproducción europea realizada en el siglo XX, datación que desafía la versión de Buthner según la cual tiene unos mil años de antigüedad. Bayer considera que la pieza presenta rasgos inconsistentes con el arte clásico tibetano y la cultura de aquella época, como los zapatos, (os pantalones y las mangas del atuendo. También le parece sospechosa la forma de las manos, los ojos y las orejas, que no tienen precedente en el arte del Tíbet. Buchner ha comentado la visión escéptica de Bayer. Aseguró este investigador alemán: "Para nosotros su hipótesis es solo una opinión. No podemos aceptarla o rechazarla puesto que no somos expertos en historia del arte. Nuestras afirmaciones son especulativas". Buchner piensa que, en efecto, se trata de un meteorito; el análisis revela que es una aleación de hierro y níquel muy semejante a la que se encontró en un meteorito ubicado en la frontera de Siberia con el Tíbet. Pero los cuestionamientos de Bayer también ponen en duda tal materia prima: "No me parece razonable pensar que alguien use el material de un me-teorito para elaborar una pieza común que se vendía en los mercados locales de antigüedades".
La ciudad abandonada ¿Por qué se despobló Teotihuacan? La llamada 'Ciudad de los dioses' fue una de las principales urbes mesoamericanas en la época prehispánica y hoy, por su buena conservación, es uno de los grandes atractivos arqueológicos del centro de México. Sus orígenes no han sido esclarecidos del todo, pero se sabe que alcanzó su apogeo en el periodo Clásico, entre los siglos III y Vil, debido a la presencia de manantiales que, a falta de ríos, podían satisfacer las necesidades de agua para la agricultura. Tampoco resulta claro cuatera la identidad de sus primeros habitantes, aunque las teorías más recientes sostienen que en su florecimiento pudieron hallarse involucradas diversas etnias como los totonacos, los nahuas y los otomies. Otro tema por investigar son las razones por las cuales, después de tener una población que iba de los 100.000 a los 200.000 habitantes, la ciudad fue abandonada en el año 650, mucho antes de que los mexicas fundaran México - Tenochtitlan, en 1325.
Una de las teorías más recientes, propuesta por el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma en su libro Teotihuacan, afirmé que la decadencia de la ciudad ocurrió cuando diversos pueblos se levantaron en armas contra sus habitantes. Estos pudieron haber realizado una alianza para poner fin a las condiciones de sojuzgamiento en que se hallaban, pues Teotihuacan dominaba la zona y exigía a los pueblos cercanos el pago de elevados tributos. Este mismo proceso de rebelión explica la desaparición de las ciudades de otros grupos como los mexicas: la alianza de los españoles con pueblos tributarios cansados de permanecer subyugados hizo posible la caída de México-Tenochtitlan en el año 1521. La teoría cambia la perspectiva aceptada de acuerdo con la cual el declive de la urbe ocurrió por un gran incendio o por una baja producción agrícola que no tuvo los rendimientos suficientes para cubrir las necesidades de los habitantes. Matos Moctezuma considera que ninguna explicación es aún definitiva y que continúan los estudios para indagar tanto el origen como el final de este centro urbano de enorme importancia. Entre los últimos hallazgos en la zona destacan las habitaciones populares ubicadas en la zona de La Ventilla, que permiten tener una idea sobre la manera cómo vivían y a qué se dedicaban las personas comunes. En busca del redentor Una investigación sobre Cristo Los creyentes no requieren evidencias físicas de la existencia de Jesucristo, uno de los líderes religiosos más célebres en la historia de la humanidad; sin embargo, la realidad de su existencia corporal ha sido un permanente objeto de interés para arqueólogos e historiadores. El fenómeno de las reliquias, objetos materiales que quizá estuvieron relacionados con él, surgió como parte de la necesidad de contar con pruebas físicas; su infinito número no ha logrado superar el escrutinio científico. A pesar de ello, muchas son objeto de una especial veneración religiosa. La más célebre es tal vez el Sudario de Tur ¡n, conocido también como la Sábana Santa; se supone que envolvió el cuerpo de Cristo después del Descendimiento, pero las pruebas realizadas con radioisótopos de carbono 14 revelaron que procede del siglo XIV. Respecto a los fragmentos de la Cruz, el teólogo protestante Juan Calvino aseguró en el siglo XVI que si todas las piezas se juntaran sería posible armar un barco completo. Alqo semejante ocurre con los clavos de la Crucifixión.
El documental Los clavos de la cruz transmitido por The History Channel en 2011 presentó dos de esos objetos hallados en una tumba de Jerusalén, con dos mil años de antigüedad; sugirió que podían tratarse de los de Cristo, pero según la agencia de noticias Reuters era un simple golpe publicitario carente de fundamento. Otros objetos controvertidos son un conjunto de libros de plomo con información sobre la vida de Jesús hallados en 2011 en una caverna de Jordania. Tampoco pasaron el análisis científico y se revelaron como una falsificación elaborada hace unos cincuenta años. El arqueólogo Peter Thonemann, de la Universidad de Oxford, aseguró que se trata de un conjunto de elementos sin sentido. En cuanto a los Rollos del Mar Muerto, escritos entre los años 150 a. C. y 70 d. C, y hallados en Israel en la década de 1940, nadie cuestiona su autenticidad, pero en ellos se habla de un 'maestro de la rectitud' que puede o no ser Jesucristo. Existen, asimismo, fragmentos o ejemplares completos de la Corona de Espinas con la que se le martirizó. Uno de los más célebres es custodiado en la Iglesia de Nuestra Señora de París. Ni siquiera esta ha podido fecharse más allá del siglo IV. A falta de pruebas materiales, el mejor recurso que resulta para certificar la existencia del Jesús histórico es el Nuevo Testamento: los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Misterio balcánico ¿Pirámides en Bosnia? En octubre de 2005 el contratista aficionado a la arqueología Semir Osmanagic afirmó que un conjunto de colinas naturales en la región central de Bosnia y Herzegovina, cerca del pueblo de Visoko, era en realidad una serle de pirámides, las de mayores dimensiones en el mundo. Osmaganic aseguró haber descubierto un sistema de túneles y bloques de piedra de factura humana y sostuvo que las obras habían sido realizadas por los mismos constructores que hicieron las pirámides egipcias. El supuesto investigador llamó a la colina de Visocica la 'Pirámide del Sol' y determinó que otras colinas cercanas eran la 'Pirámide de la Luna', la 'Pirámide del Dragón Bosnio', la 'Pirámide de la Tierra' y la 'Pirámide del Amor'.
Osmanagic aseguró que fueron construidas entre los años 25000 y 12000 a. C. por los ¡lirios, un pueblo indoeuropeo que habitó los Balcanes. Un año más tarde reunió a un grupo de voluntarios e inició las excavaciones que transformaron la colina hasta darte la forma de una pirámide maya escalonada aunque no ofreció pruebas firmes de su teoría. Su presunto hallazgo causó sensación entre algunos medios, sin embargo, científicos concluyeron, tras analizar el sitio y repasar su historia, que las colinas eran formaciones naturales. Un grupo de arqueólogos europeos suscribió una declaración conjunta de acuerdo con la cual todo ese trabajo era "una cruel estafa que no tiene lugar en el mundo de la ciencia". Acusaron a Osmanagic de promover y dañar con sus excavaciones sitios con verdadero valor arqueológico. Una de las críticas más serias fue la de Curtís Runnels, especialista en la prehistoria de Grecia y los Balcanes, de la Universidad de Boston, quien explicó que en la época propuesta para la construcción los Balcanes se encontraban bloqueados en un período glacial, y que sus únicos habitantes fueron cazadores y recolectores del Paleolítico Superior quienes solo dejaron a su paso campamentos al aire Ubre y vestigios de ocupación de cuevas: herramientas de piedra, restos de fogatas y desechos de plantas y animales que consumían como alimento. Runnel sostiene que esos hombres primitivos no tenían ni las herramientas ni las capacidades para llevar a cabo obras de arquitectura monumental. La maravilla perdida El laberinto egipcio Herodoto, el historiador griego del siglo V a. C, aseguró que en Egipto hubo un complicado laberinto, una vasta estructura localizada a la orilla de un inmenso lago situado a siete días de viaje hacia el río Nilo partiendo de tas pirámides de Giza. El templo en cuestión estaba dividido en doce grandes patios y sus muros eran decorados con esculturas; también había una inmensa pirámide acompañada por figuras colosales con la que se hallaba conectado a través de un pasaje subterráneo. Su arquitectura superaba, de acuerdo con el autor, a las pirámides de Giza. El historiador Estrabón, del siglo I, lo denominó "un gran palacio compuesto de muchos palacios" y destacó las enormes placas de piedra que conformaban sus techos y paredes. De acuerdo con su testimonio, era muy fácil perderse en él, por lo que el visitante necesitaba una gufa para orientarse en sus pasillos y galerías.
Aunque se ignora dónde se hallaban las entradas a este complejo, se sabe que data del siglo XIX a. C. Herodoto refiere que los niveles inferiores (a los que no pudo tener acceso cuando lo visitó) contenían los sepulcros de los reyes que ordenaron su construcción y también los de los cocodrilos sagrados, animales de interés ritual para aquella cultura. Existen algunas claves que indican la importancia del laberinto para diversos propósitos. Fue la cámara funeraria del faraón Amenemhet III, donde se depositaban las ofrendas necesarias para garantizarle prosperidad en la vida ultraterrena; quizá también fue un centro de culto y un lugar de reunión para los gobernantes de las divisiones políticas del antiguo imperio. La intención de complicar el paso a sus visitantes fue, se piensa, proteger a la momia de Amenemhet de los ladrones de tumbas. Cuando Herodoto estuvo en el laberinto este ya tenía unos 1.300 años de antigüedad y se hallaba en malas condiciones de mantenimiento. En una fecha desconocida quedó en ruinas y durante la época de la ocupación romana sus piedras fueron desmontadas para construir un pequeño poblado. Cuando el arqueólogo británico Flinders Petrie realizó excavaciones en el sitio, solo halló pequeñas piedras de los bloques que lo habían conformado; supuso que el laberinto abarcó un área inmensa, pero consideró que a partir de los restos hallados no era posible sacar mayores conclusiones sobre la estructura. Las últimas piedras de este edificio magnífico fueron empleadas para el tendido de las vías del ferrocarril. Una antiguo computador El mecanismo de Anticitera Las culturas de la Antigüedad se preocuparon por los cálculos astronómicos, como es evidente a través de los distintos hallazgos arqueológicos. Uno de los más singulares es el llamado mecanismo de Anticitera, una suerte de computador mecánico rescatado a comienzos del siglo XX en un naufragio cercano a la isla del mismo nombre, entre Citera y Creta; se trata de una calculadora mecánica de bronce que permite anticipar la posición del Sol y de la Luna asi como predecir eclipses. Hecha a partir de una combinación de engranes, en las diferentes partes que lo componen, se encuentran diversos signos e inscripciones astronómicos en corintio y siracusano, los antiguos dialectos de la región. Lo que más ha sorprendido a quienes la han estudiado es que solo hasta el siglo XIV aparecieron en Europa mecanismos de esa complejidad. El pionero en el estudio de este artefacto fue el historiador británico de la ciencia Derek de Solía Price, defensor de su uso como instrumento de medición de los cuerpos celestes. Las investigaciones de Michael Wright, experto en ingeniería mecánica del Museo de Ciencia de Londres, revelaron que el mecanismo podía calcular los movimientos de Mercurio y Venus a partir de los modelos teóricos diseñados por los astrónomos griegos Hiparco y Apolonio. Se especula que algunas partes se perdieron y que tal vez la estructura original podía calcular las posiciones de otros cuerpos celestes conocidos desde la Antigüedad.
Los estudios realizados en el marco del proyecto de investigación Anticitera con participación de la Universidad de Cardiff, la Universidad de Atenas, la Universidad de Tesalónica y otras instituciones permitieron obtener una imagen 3D basada en la tomograf ía computarizada de alta resolución. Las imágenes confirmaron las hipótesis iniciales sobre su utilización astronómica. -En 2008 Tony Freeth, Alexander Jones, John Steele y Yanis Bitsa-kis publicaron un artículo en Nature donde afirmaron que uno de los usos prácticos más importantes del mecanismo era fijar con exactitud la fecha para celebrar los Juegos Olímpicos, el solsticio de verano cada cuatro años. Conforme se han descubierto nuevos fragmentos del mecanismo original han surgido hipótesis distintas. Una de las más atractivas plantea que pudo haber servido como instrumento didáctico o para la navegación. Otras investigaciones se basan en fuentes do-cumentales. Por ejemplo, en De República de Marco Tulio Cicerón, un diálogo filosófico del siglo I, se describen dos máquinas para medir el movimiento de los astros. Aunque en ninguna de las obras conocidas hay referencias especificas a este mecanismo, existen algunas afinidades con él que invitan a pensar en todo lo que aún tenemos por aprender de la ciencia antigua.
Por Rafael Muñoz Saldaña Revista MUY INTERESANTE, Noviembre 2013

El Reino perdido de los Chachapoyas, en Perú

Es muy poco lo que sabemos de los antiguos Chachapoyas. Sólo el Inca Garcilazo de la Vega (que nunca visitó la región), y Pedro Cieza de León, que probablemente estuvo en la ciudad de Chachapoyas, mencionan a este pueblo y lo describen como un “gran reino”. Según documentos del Virreynato español la provincia Inca de Chachapoyas tenía 30.000 pagadores de tributos (en comparación la provincia de Chincha tenía 10.000 en esa época). Se sabe que no hablaban quechua y que su nombre (chachapoyas) es un vocablo inca. Seguramente desarrollaron un idioma propio que hoy no conocemos. Hay pinturas rupestres que datan de miles de años, por lo que es probable que la región haya estado siempre poblada desde épocas remotas, y se haya relacionado con otras culturas de la red de ríos amazónicos. Según Kauffman Doig, debió alcanzar su florecimiento a partir del año 1000 después de cristo y se prolongó hasta la llegada de los españoles al Perú. De todas las ruinas descubiertas, destaca Kuelap. Kuelap es una ciudadela ubicada en lo alto de una montaña que controla el río Utcubamba. Posee un estilo de arquitectura único, un estilo “amazónico” que parece no haber sido copiado de ninguna ciudad andina (lo más parecido es Chavín). El Pajatén es aún más misterioso. No sólo su arquitectura es única, sino la iconografía usada en sus construcciones. Pero lo que más llama la atención del mundo chachapoyano son sus sarcófagos. El mundo andino y costeño enterraba a sus muertos bajo tierra. Los chachapoyas lo hacían en lo más alto de las montañas y en sarcófagos de madera con forma humana (como los antiguos egipcios). Lo más parecido a los sarcófagos chachapoyanos son las inmensas esculturas de la Isla de Pascua. ¿Será Rapa Nui una isla conquistada por los antiguos chachapoyas hace siglos?
Cieza de León los describe como “blancos”. Anota en su crónica: “…Así, vemos hoy día que las indias que han quedado deste linaje (de los chachapoyas) son en extremo hermosas, porque son blancas”. Los Chachapoyas fueron conquistados por los incas pocos años antes de la llegada de los españoles, imponiendo sus costumbres en sus ciudades anexadas al Imperio, pero hubo una facción que desobedeció el mandato del Inca y fundó sus propias ciudades en la Selva: Cieza de León: “Y tiénese por cierto que por esta parte (Chachapoyas) tierra adentro están poblados los descendientes del famoso capitán Ancoallo (vencido por los Incas), el cual se fue con los chancas que le quisieron seguir. Y la fama cuenta grandes cosas de una laguna donde dicen que están los pueblos destos.” ¿Será una reseña de la Laguna de los Cóndores y de la zona cercana a Kuelap? En junio de 1997 se produjo allí un hallazgo de momias y objetos chachapoyas, chimúes (¿los chancas exiliados de Cieza de León?) e incas, que fueron expuestos en la Municipalidad de Leymebamba.¿Habrán huido de los incas, los Chimú y los Chachapoyas juntos adentrándose hacia la Selva? Apenas empezamos a resolver el rompecabezas del Reino Perdido de los Chachapoyas.
Este misterioso pueblo cuyos orígenes se remontan al 800 d.C. más de 600 años antes de la expansión del Imperio Inca, fue ocupando lentamente unos 30 mil kilómetros cuadrados de tupido bosque entre los ríos Huallaga y Marañón, en el Perú, quizás fueron los incas quienes les dieron el nombre de “Chachapoyas” que significa “Pueblo de las Nubes”, este pueblo construyó cientos de asentamientos en cimas y salientes montañosas, las ruinas chachapoyas son tan abundantes en la espesura del bosque y las escarpadas colinas que al entrar en esta región, no es extraño toparse con alguna construcción de ellos.- El más conocido de los sitios chachapoyas, Cuelap, ubicado a gran altura sobre el río Utcubamba, es unoo de los asentamientos prehispánicos más sorprendentes de Surámerica, en este punto conocido como “ceja de selva” la precipitación pluvial anual llega a ser de hasta 4 mil milímetros, por eso para proteger los restos de sus respetados muertos, los chachapoyas escogieron lugares donde estos quedaran a salvo del agua estancada.- En el microclima seco al pie de las salientes construyeron plataformas de madera o piedra como tumbas y también depositaron momias en las cuevas naturales, se han hallado momias encerradas en una cubierta de barro, piedras, y hierba semejante al yeso y decorada con rostros pintados, los ocupantes de las cámaras funerarias en peñascos fueron amortajados con sumo cuidado con varias capas de telas de lana y algodón, también se les rodeó de objetos usados en la vida cotidiana, como piezas de cerámica y armas, dado que este pueblo no dejó rastro escrito, son estos objetos los que registran su historia.-
Los chachapoyas desarrollaron una cultura con relativa rapidez y construyeron enormes asentamientos y fortalezas, al parecer para defenderse los unos de los otros, pues no existen vestigos de culturas rivales,aproximadamente en 1470 fueron aplastados por la llegada de los incas, debiendo parte de su pueblo trasladarse a otras zonas.- En abril de 1997 la comunidad arqueológica peruana quedó consternada con las noticias referentes al área que rodea a la “Laguna de los Cóndores” , en un peñasco de 120 metros sobre el lago los saqueadores habían encontrado y ultrajado cinco “chullpas”, así se llama a estos mausoleos, ubicados en las laderas de las montañas, son tumbas de barro y piedra, unos cuantos palos le sirven de techumbre que protegen restos momificados y canastas con ofrendas.- Con motivo de proteger estos hallazgos, en las estribaciones orientales de los Andes, a unos 200 metros de altura en un abrupto barranco, se encontró la entrada a una chullpa que asemeja una cabaña, donde se hallaba un fardo mortuorio intacto, las paredes emplastadas de la cámara funeraria trazada contra el peñasco rocoso motivó que se la llamara “Casa Blanca”.- Cuelap, el más famoso de los sitios chachapoyas, ocupaba un lugar estratégico al que enormes fortificaciones protegían de ataques de otros chachapoyas, invasores de fuera e imperios del sur, al otro lado de la imponente pared de 20 mts. de altura, yacen esculturas de piedra y más de 400 viviendas circulares, entre ellas las que se han restaurado para el turismo.- FUENTE--PERUANTIGUO--

Espectaculares imágenes del la aproximación del cometa ISON al perihelio Solar sin impactar en el astro rey

Cometa Ison está cambiando de color al azul. ¿Profecía de los indios Hopi? ¿Alguien ha oído hablar de la profecía de los indios Hopi acerca del Katchina Azul? En la mitología Hopi, la Estrella azul Kachina o Saquasohuh, es un ‘kajina’ o espíritu, que, de acuerdo a su cosmovisión supondría la llegada del fin del mundo apareciendo en la forma de una estrella azul. Esta “estrella Azul” o Kajina se dice que sería el noveno signo y último antes del “Día de la Purificación”, descrito como una catástrofe o ”cataclismo” que envolvería a todo el mundo y que llevará a la destrucción de la Tierra. Algunos por su parte también han interpretado la profecía Hopi de la estrella azul kajina (kachina) en referencia a la inminente llegada de seres extraterrestres. De acuerdo a lo reportado por el escritor Frank Waters referente a la leyenda Hopi, en el principio de los tiempos “Taiowa”, el Creador, ordenó a Sotuknang, construir lugares para la vida. De la nada, Sotuknang creó nueve universos o mundos: Uno para Taiowa, uno para sí mismo y otros siete de vida adicionales. Los tres primeros de estos mundos, Tokpela, Tokpa y Kuskurza ya han sido habitadas y posteriormente destruidos debido a la corrupción y la maldad de los hombres. hopiCada vez que uno de los mundos se destruye, los fieles Hopi se esconden bajo la tierra y se salvan de la destrucción para luego emerger y volver a llenar el nuevo mundo. Según los libros de Waters, que fueron escritos en la década de 1960, los hopis creen que la humanidad se encuentra actualmente residiendo en el cuarto mundo, Tuwaqachi. Al igual que los mundos anteriores, Tuwaqachi también será destruido a causa de la corrupción de la humanidad. Benjamin Creme ―conocido como un vocero del Anticristo (el Maitreya budista, el Mahdi musulmán ), dijo que la aparición de éste sería precedida por una estrella brillante de color azul… Noticia completa en http://www.alternativos.cl/2013/11/11/cometa-ison-esta-cambiando-de-color-al-azul-profecia-de-los-indios-hopi/#ixzz2m42tBWN7

El enigma de Paititi

AQUELLAS SELVAS DEL ENMARAÑADO ANTISUYO INCAICO QUEDARÁN EN MI MEMORIA PARA SIEMPRE. FUE ALLÍ DONDE CONOCÍ A UNO DE LOS HABITANTES DEL REINO SUBTERRÁNEO. ESA EXPERIENCIA CALÓ HONDO EN MI CORAZÓN Y DESDE ENTONCES TODOS MIS ESFUERZOS HAN SIDO CANALIZADOS HACIA LA INVESTIGACIÓN Y DIFUSIÓN DE LOS INTRATERRESTRES. MI INTENCIÓN ES ACERCAR SU MENSAJE A UN PÚBLICO QUE ESTÁ EMPEZANDO A DESPERTAR DE SU LETARGO. QUE INTUYE QUE HAY “ALGO MÁS” QUE NO LE HAN CONTADO Y QUE FORMA PARTE DE SU PROPIA ESTANCIA EN LA TIERRA. LA EXISTENCIA DE ESOS SERES PONE EN RELIEVE UNA CADENA DE ENIGMAS QUE NOS INVOLUCRA DESDE EL ORIGEN DE LOS TIEMPOS. EN OTRAS PALABRAS, LA HISTORIA REAL DEL HOMBRE EN LA TIERRRA Y SU MISIÓN DENTRO DEL ORDEN DE UN “PLAN CÓSMICO”. En 1996 llevé a cabo mi primera expedición a Paititi. Confieso que el objetivo de ese viaje no lindaba con la investigación de los misterios incas, y mucho menos rastrear el paradero del Disco Solar. Había sido “invitado” por un ser que parecía estar construido de luz y que se había materializado en mi dormitorio ante mi asombro. Fue una noche de mayo de 1995, en la casa de mis padres, en Orrantia del Mar (Lima). Aquella figura luminosa, tan radiante que no podía ver el rostro de la “aparición”, se presentó con el nombre de Alcir, un enviado del Paititi que se hallaba proyectado “holográficamente” desde una instalación subterránea en las selvas del Manú. En su breve mensaje me dijo que Paititi en realidad era una vieja instalación subterránea, y que nos conoceríamos en las selvas del Manú como parte de un contacto programado. Qué decir de todo esto… Luego de esa experiencia, una cadena de hechos extraordinarios y sincronicidades me llevaron a formar parte de una expedición a la selva, conformada por seis personas de Perú y el Uruguay. Fue un viaje mágico, pero largo e intenso: más de 45 días de expedición. Empezamos en Tiahuanaco y el lago Titicaca, luego nos dirigimos a la comunidad de los indios Q’ eros en las alturas de Paucartambo en Cusco ―con caminatas a más de 5.000 metros sobre el nivel del mar y las pesadas mochilas a las espaldas― para luego descender a la selva de Madre de Dios, camino al Río Sinkibenia, que se piensa es la ruta que lleva a Paititi. Todo esto lo detallo en mi primer libro “Los Maestros del Paititi”. Para quienes no estén familiarizados con el enigma que encierra esa ciudad perdida en la selva peruana, comparto aquí un resumen con sus principales e incómodas anomalías. El último bastión de los Paco Pacuris Julio C. Tello ―padre de la arqueología peruana― sostuvo hasta su muerte, en 1947, que el origen de las poblaciones de los Andes debe buscarse en la selva amazónica. Al parecer, no se hallaba muy lejos de la verdad: el gran manto verde del oriente peruano esconde una secreta civilización que habría mantenido importantes lazos con el Imperio del Sol en Cusco. Viejas leyendas recuerdan aquel centro supremo como Paititi. Ya entrado el siglo XVII corría como reguero de pólvora la noticia de esa ciudad fantástica, esquiva y misteriosa, que según la tradición andina alberga los tesoros perdidos del incanato. Algunos libros, inspirándose en crónicas antiguas o en relatos de nativos indígenas, abordaron el enigma logrando con ello generar un mayor interés. Penosamente, todo esto disparó la ambición y codicia de muchos exploradores que, de inmediato, se lanzaron a organizar ambiciosas expediciones en pos de oro y tesoros, como ocurriría también en Ecuador con Llanganati ―una zona de lagunas donde el general del Inca Huayna Cápac, Rumi Ñahui, habría escondido tesoros para que no caigan en manos de los españoles―. En el caso de Paititi, en la mayoría de aquellos intentos lo único que se logró fue un desenlace fatal al profanar las sagradas selvas del Antisuyo. No es cosa fácil aventurarse en aquella región que se protege como si tuviera vida propia. Quizá lo que más ha contribuido al conocimiento de la existencia del Paititi son los petroglifos de Pusharo. Estos extraños grabados en piedra habrían sido descubiertos en 1921 por el misionero dominico Vicente de Cenitagoya, encontrándolos en una gigantesca roca que se acomoda a orillas del río Sinkibenia, considerado sagrado por los indios “guardianes” de la zona, los machiguengas. Más tarde, esos petroglifos fueron observados por numerosos exploradores. En 1970, el sacerdote y antropólogo A. Torrealba fotografió y estudió los extraños grabados. Hoy en día todos los investigadores coinciden en que los petroglifos no fueron hechos por los incas; entonces, ¿quién los hizo? Pusharo no es la única evidencia de una obra humana en las selvas del Manú, también se han encontrado numerosas ruinas y caminos parcialmente pavimentados. Las pirámides de Paratoari son una prueba fehaciente de estas obras. Diversos estudios demuestran que estas grandes moles no serían producto de la naturaleza, sino de la mano de una civilización aún desconocida. Estos emplazamientos saltaron en los teletipos de la prensa gracias a un método científico de observación.
Arriba: detalle de las figuras de Pusharo en las selvas del Manú. ¿Qué significa esa carita? Luego de una expedición a la Cueva de los Tayos empezamos a comprender: eran los guardianes del laberinto. Con los adelantos de la tecnología moderna se ha podido fotografiar la cordillera del Pantiacolla que, generalmente, se halla cubierta por sospechosas “nubes”. La fotografía que desató la “fiebre de Paititi”, fue sin duda, la que tomó el satélite norteamericano Landsat 2 de la NASA, en diciembre de 1975. El enigma se inició cuando el satélite en mención logró captar en el sureste peruano unos diez “puntos” ―lucen así por ser vistos desde gran altura― agrupados en pares y alineados simétricamente en la accidentada orografía. Posteriores estudios identificaron en ellos “pirámides truncas de proporciones enormes”. Como era de esperarse, el descubrimiento generó las más encontradas opiniones: ¿qué es esto? De seguro ello fue lo que se dijo a sí mismo el explorador japonés Yoshiharu Sekino, quien partió en busca de las “pirámides del Pantiacolla” ―como se les bautizó posteriormente― sin llegar a dar con ellas debido a la tupida jungla.
Arriba: la controvertida imagen del satélite de la Nasa que reavivó el fantasma del Paititi en la selva peruana. Actualmente se sabe que existen otras pirámides hacia las nacientes del río Sinkibenia, pero es una zona muy indócil donde no se puede aterrizar en helicóptero.Al día de hoy, ninguna expedición ha podido entrar físicamente en el reino subterráneo de Paititi. El tamaño que se estima deben tener esas pirámides equivale a las dimensiones de la Gran Pirámide de Gizeh. Y no es poco. Para dar una idea, la mole del desierto egipcio tiene la friolera de 2.5 millones de bloques ―algunos de ellos llegan a pesar unas 40 toneladas―. Esa magnífica construcción tiene 147 metros de altura, y cada una de sus caras de base tiene un largo de 227 metros. En otras palabras: si se llega a comprobar que hay pirámides como esas en las selvas del Manú ―como dicen una y otra vez los machiguengas― tendríamos que reescribir la historia. Según ellos el verdadero secreto se halla más allá del cañón del Mecanto ―el umbral natural que separa “el mundo de ellos” del nuestro―; es preciso cruzarlo si queremos conquistar la extraña meseta del Pantiacolla, siempre caminando en dirección a las nacientes del sagrado río Sinkibenia. Y no se trata de un sendero fácil de transitar. Tranquilamente se podría llegar a tener siete u ocho días de jornada con intensas caminatas una vez cruzado el Mecanto, pero el expedicionario solo verá más selva, roca y ríos. Con suerte, en el difícil camino se pueden apreciar algunas piedras labradas o puntas de flecha, hechas de piedra, tiradas a la vista en las playas que forman los cambiantes ríos del lugar. Yo mismo he observado todo esto al cruzar el cañón. Pero nada más. Y el hecho de encontrar piezas de posible valor arqueológico en ese camino no es señal, necesariamente, de que nos encontramos cerca de Paititi. En la temporada de intensas lluvias los ríos traen todo ello de Dios sabe dónde. Por esa razón ninguna expedición ha podido dar con la ubicación exacta de la pretendida ciudad perdida inca. Pero hay algo más. No será suficiente llevar un buen equipo, navegadores satelitales o sistemas de radio para aproximarse. Las selvas del Paititi poseen un “mecanismo de defensa” para que el profano no alcance sus tesoros. Dicen los Maestros que el explorador que fue “invitado” no debe preocuparse en lo que lleva en su mochila, sino en lo que porta en su propio interior. Hay que decir que en la selvas donde estaría Paititi se han reportado expediciones desaparecidas, perturbaciones electromagnéticas en los instrumentos, “apariciones” de luces sobrenaturales y objetos sobre el cañón del Mecanto, ruidos extraordinarios que parecen surgir del suelo ―como veremos más adelante, un fenómeno muy similar a lo que ocurre en las Sierras del Roncador en el Brasil― y, para añadirle el ingrediente final, los relatos de los indios machiguengas, quienes afirman, sueltos de huesos, que “al otro lado” ―con esto se refieren al Pongo de Mainiqui o Mecanto― se halla una civilización muy antigua que “lo sabe todo”. Paititi, aquel oculto mundo perdido, es considerado en la actualidad por diversos estudiosos como el “enigma arqueológico de América del Sur”. Se le asocia con “El Dorado” por el oro que supuestamente escondieron los incas en el Antisuyo al caer Cusco. Los españoles buscaron esos tesoros desde la laguna de Guatavita en Colombia hasta la propia “Ciudad de los Césares” en la Patagonia. Pero Paititi siempre fue su principal obsesión. Creían que los incas trajeron de allí el oro y la plata que ofrecieron como rescate de Atahualpa. Pero nunca encontraron el lugar de donde se sacaba el oro. Tuvieron que conformarse ―y no fue poco― con todo lo que expoliaron en Perú. Lo que cuenta la leyenda La leyenda en sí sostiene que en las selvas de Madre de Dios ―en la zona sur oriental del Perú― se encuentra una ciudad de piedra, con estatuas de oro erigidas en amplios jardines. Lo interesante de Paititi es que las leyendas insisten que hasta hoy en día, 500 años después de la conquista, el imperio amazónico se halla en plena actividad, vivo. Allí moraría el último Inca secreto, posiblemente el legendario Choque Auqui, quien estaría aguardando el momento de retornar al “mundo de afuera” para restituir el orden que se quebró. Quizá se trate de una alegoría: el retorno de la luz y el conocimiento. La historia dice que Tupac Inca Yupanqui, el gran conquistador inca, pretendió ampliar el Imperio del Sol hacia esas selvas del oriente peruano, contando para la empresa con más de 40.000 guerreros. Sin embargo, en plena jungla se encontró con diversos obstáculos, como la propia orografía del lugar que esgrime ríos torrentosos y una vegetación tupida, salpicada de diversas alimañas y parásitos que habrían diezmado la expedición. Para coronar su suerte, se vieron enfrentados ante tribus amazónicas aguerridas, que eran llamadas por los cronistas españoles Mojos ―ya que ellos se encontraron con el mismo problema al querer entrar en esos territorios prohibidos―, quienes no dejaron pasar la avanzada incaica. La leyenda asegura que a Tupac Inca Yupanqui no le quedó más remedio que pactar con el líder espiritual de aquellas tribus selváticas, el “Gran Yaya”, quien le permitió, finalmente, la construcción de una ciudad de piedra llamada Paiquinquin Qosqo o “ciudad gemela del Cusco”, en la actual meseta del Pantiacolla. Este enclave inca, al que supuestamente hace alusión la leyenda de Paititi, contaría con una laguna cuadrada, construida para asegurar los recursos hídricos. Se hallaría próxima a una gran cascada y a un sinnúmero de cavernas que atraviesan el interior de la meseta, conectándola con los Andes. Cuando se produjo el arribo de los conquistadores, se piensa, fue allí donde se refugió Choque Auqui con los tesoros incas. Pero ese no sería el “verdadero Paititi”. Al margen de que puedan existir edificaciones incas en el Antisuyo, la leyenda, como vimos inicialmente, apunta a una civilización más antigua, habitante de las pacarinas o túneles de Cusco y Madre de Dios. Los incas, no gratuitamente, llamaban a aquellos residentes del intramundo “Guardianes Primeros”, puesto que estaban allí antes que ellos. Además, no es muy coherente huir a la selva para vivir en una ciudad de piedra que se halla enclavada en un medio inhóspito que al propio Túpac Inca Yupanqui le costó ―y mucho― enfrentar; es más aceptable refugiarse con sus “Maestros Antiguos”, en una base bajo tierra que, sin duda, ningún explorador podría encontrar… El objetivo de la huida inca no era establecer un nuevo “Cusco” en la selva, sino poner a resguardo sus tesoros y reliquias. Más que el oro que buscaban como locos los españoles, hablamos de los archivos culturales del Imperio del Sol. Los esfuerzos por encontrar a la ciudad perdida se han desbordado. Ni siquiera los investigadores se ponen de acuerdo: para unos se halla en Bolivia, para otros en las selvas del Brasil, aunque la mayor parte de los estudiosos siguen señalando el Manú como el lugar más lógico por todos los indicios disponibles. Hace pocos años el explorador ítalo-polaco Jacek Palkiewicz encabezó una nueva expedición internacional a Paititi que habría contado ―según se dijo― con un millón de dólares de inversión, basando su aventura en un documento inédito del Vaticano que respaldaría la existencia de “El Dorado” en las selvas del Perú. Pero sus esfuerzos, como el de tantos otros, también fracasaron. Ello no quiere decir que Paititi “no exista”. Si no que aún no es el momento de llegar a él…
Arriba: imágenes de las expediciones del autor a Paititi. Ricardo González participó de tres incursiones en las selvas del Manú (1996, 1998, 2000), cruzando en todas ellas el Mecanto o cañón sagrado de los indios machiguengas. El contacto físico El encuentro anunciado con Alcir, el ser intraterreno, se concretó el 5 de septiembre de 1996. En ese momento me encontraba en el muro de Pusharo, contemplando los símbolos luego de haber explorado con mis compañeros de expedición el cañón del Mecanto. En Los Maestros del Paititi, relato al detalle la experiencia: Mi reloj marcaba las 5:00 de la tarde cuando nos aproximamos a la zona del campamento. Continuaba adelante del grupo y, por una sensación extraña, que de súbito me invadió, dirigí mis pasos hacia los petroglifos de Pusharo. Sentí una imperiosa necesidad de ver nuevamente la roca sagrada. Crucé el río que me separaba del enigma arqueológico, y luego atravesé la exuberante vegetación, como si ésta procurara esconder la roca del profano. De pronto, ya me encontraba frente a los 14 metros de misteriosos grabados que alguien dejó impresos como un mensaje a futuras generaciones. El lugar es de por sí muy especial, por no decir impresionante. En aquel momento se me ocurrió recoger algunas piedras para llevarlas como recuerdo a la gente de los grupos, que con tanto amor nos había estado apoyando. Ayudándome de un palo, arrimaba las hojas secas para así descubrir las piedras; no me animaba a hacerlo con mis manos después de comprobar la presencia de corpulentas arañas. Mientras me hallaba concentrado en dicha empresa, escuché un ruido a mis espaldas, como si algo estuviese desplazándose entre la maleza. No le presté atención porque en la selva es habitual escuchar todo tipo de crujidos, zumbidos y fragores diversos. Sin embargo, los matorrales se agitaban otra vez, indicando una presencia, y ésta se acercaba. Volteé de inmediato empuñando con fuerza el palo. Detalle importante: el día anterior había verificado con los machiguengas las huellas de un grupo de Sachavacas muy cerca del campamento. Pensé que una de ellas venía a por mí porque, de seguro, la habría asustado. Grande e indescriptible fue mi sorpresa cuando al volverme me encuentro frente a un extraño personaje rodeado de una intensa luz dorada. ¡Se encontraba a sólo unos 10 metros de mi ubicación! Entonces levantó su mano izquierda, como saludando, y la luz que lo envolvía, y que hasta ese momento permanecía concentrada en torno suyo, se abrió, iluminando la roca de Pusharo. Entonces pude ver con mayor claridad los rasgos del ser que estaba frente a mí. Era un hombre, de unos 65 años, mirada profunda y aspecto oriental; llevaba una larga y delgada barba que le llegaba casi a la cintura. Tendría no más 1.70 de estatura, aunque lucía más alto por un peculiar sombrero o casco alargado que llevaba; su forma me hizo recordar de inmediato las mitras de los antiguos faraones egipcios. Su indumentaria, era también muy sugerente: estaba vestido con una especie de túnica dorada de apariencia metálica, de un brillo impresionante. En su mano derecha, sostenía un largo objeto que parecía ser un báculo o bastón. En el pecho llevaba algo colgado; era como un medallón, con un símbolo en medio que no recuerdo claramente. La apariencia de este ser era en verdad impactante.
Arriba: escultura de Alcir hecha en arcilla, por la artista argentina Susana Martínez. Se trataba de Alcir, un ser que, tiempo atrás, se había “proyectado” en estado de luz en mi propia casa anunciándome este encuentro en la selva peruana. En la experiencia en Pusharo se dirigió a mí en perfecto castellano, pero sin mover sus labios, como si su mente se hubiese unido a la mía en una poderosa conexión telepática. Le “escuchaba” con suma claridad. Y sentía que aquel hombre emanaba una paz en verdad sobrenatural. En la breve charla que tuvimos en la selva ―en realidad, yo apenas intervine presa de los nervios― Alcir se presentó como el “Guardián del Disco Solar”, afirmando que se encuentra protegido en una sala subterránea. Lo extraordinario de este contacto, es que mientras el ser intraterreno me hablaba, frente a mis ojos se materializaba todo cuanto me narraba en imágenes, como si estuviera viendo un film tridimensional. Entre esas imágenes me mostró el desierto de Gobi de Mongolia, haciéndome sentir que en algún momento de mi vida tendría que ir allí para cerrar un proceso. También vi el Disco Solar, que no parecía totalmente sólido, aunque pude distinguir algunos símbolos en él mientras lo contemplaba flotando sobre una suerte de dolmen o altar de piedra. Según Alcir, el Disco Solar había sido construido por los “fundadores de Shambhala” en el desierto de Gobi. De acuerdo al Maestro intraterrestre, Paititi había sido planificada bajo tierra por razones estratégicas de supervivencia ante la última catástrofe planetaria que, como mencionaba páginas atrás, involucra la historia de la Atlántida. Además, el Parque Nacional del Manú, donde se encuentra Paititi, es una fuente de recursos naturales de inestimable valor para toda la humanidad. Estaba claro que el lugar había sido previamente buscado. Luego de ese contacto quedó en mí una serie de informaciones que surgieron espontáneamente, como si Alcir me las hubiese “grabado” en el encuentro. Entre ellas algunos conceptos místicos que serían parte de un código espiritual de conducta de los intraterrestres ―y que comparto al final de este libro―. En suma, hubo un “antes y un después” del contacto físico. Mi vida no sería igual y mi camino con aquella hermandad subterránea empezaría a definirse. Desde entonces, Alcir ha estado en contacto conmigo y con muchas personas en el mundo. Ha sido la principal fuente de información y guía de todos los lugares que he visitado para desvelar el secreto del Reino Subterráneo. Pero Paititi, desde luego, no es el único Retiro Interior enclavado en las selvas inhóspitas de Sudamérica. La guía de aquellos seres nos condujo a otros lugares no menos fascinantes… En otro artículo hablaré de esos otros santuarios prohibidos… http://www.legadocosmico.com/articulos_detalle.php?id=168&tipo=Civilizaciones%20Perdidas

Hallan 35 sarcófagos prehispánicos en Perú

En Perú, han descubierto un nuevo conjunto de 35 sarcófagos de forma circular y semicircular pertenecientes a la cultura precolombina de Chachapoyas (700 d.C – 1500 d.C). Según el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo de Amazonas, el hallazgo ha sido efectuado por un grupo de pobladores en la zona denominada El Tigre, en la provincia de Bongará, en la región de Amazonas (norte de Perú). El Ministerio regional, en un comunicado, ha informado que el descubrimiento fue realizado el pasado julio, empero no fue anunciado con el fin de evitar el extravío, el saqueo y la destrucción de las tumbas. Las tumbas son de unos 70 centímetros de altura y contienen especies de bultos en su interior, señal de que supuestamente preservan momias de niños de la alta jerarquía de su momento. “Por su magnitud, se trata de un descubrimiento único en el mundo y que debe ser protegido e integrado al circuito turístico”, ha expresado Manuel Cabañas López, director regional de Comercio Exterior y Turismo. La cultura Chachapoyas mantenía un gran respeto por sus difuntos, razón por la cual, tenía dos formas de enterrarlos: en sarcófagos unipersonales o en mausoleos, que eran tumbas colectivas. Hispan Tv

viernes, 29 de noviembre de 2013

Entrando en una nueva dimensión.

Una dimensión es la amplitud determinada de frecuencias vibratorias, que producen en la materia un diseño particular de patrones biológicos. Cambia la frecuencia, y el cuerpo muta en forma correspondiente. ¿Es eso lo que está ocurriendo entonces con la vida en la Tierra, considerando que estamos siendo bombardeados por energías de altísima frecuencia, procedentes de este Universo Exterior? Observemos algunos efectos inmediatos… ¿Has notado como el tiempo se acelera cada día más? Ciertamente, parece transcurrir más rápido porque nuestras células han acelerado su pulso, para adaptarse al incremento del pulso de la Tierra (frecuencia Schumann). Y de la velocidad de ese pulso depende nuestra percepción del tiempo. El tiempo se ha estado acelerando y continuará haciéndolo en la medida en que nos aproximemos al momento crítico del cambio dimensional. La llamada resonancia Schumann, o pulso de la Tierra, antes era una constante de 7.8 hertzios, ahora ha subido a 12, y tendrá todavía que elevarse a 13 hertzios. Cuando alcance ese punto, llegará el umbral donde nos estabilizaremos en una octava superior de frecuencia, y se iniciará para nosotros otra etapa de la creación, en una realidad diferente. Créelo, o no, ahora vives la transición, entre el tiempo lineal que bien conoces, y el infinito del eterno “ahora”. ¿Qué nos ocurre físicamente, cuando se elevan las frecuencias de luz que recibimos? Un ser vivo recibe esta energía como nueva información, que molecularmente se codifica en el ADN y lo transforma. El primer paso del cambio es hacia el caos, porque el modelo anterior debe disolverse, antes de que se pueda manifestar lo nuevo. En el siguiente paso los patrones se reorganizan en un orden más complejo, produciendo organismos más perfectos. Si tú eres de aquellos preocupados porque tu energía opera con muchos altibajos, a veces precipitándote en un estado de intensa fatiga; y además oscilas emocionalmente entre la depresión y la euforia. ¡No, no eres un psicópata bipolar! Simplemente todo tu cuerpo está tratando de afinarse a las nuevas frecuencias de luz. Igual que cuando vas a captar una emisora de radio, tienes que mover hacia adelante y hacia atrás la sintonía hasta captar el punto exacto, así, ahora, oscilas de un estado a otro, hasta lograr un equilibrio. Ese mismo proceso, físico y emocional, vuelve y fluctúa cada vez que la frecuencia del planeta se eleva un grado más. Muchas personas, jóvenes y viejas, están presentando fallas de memoria. Esto se debe a la caída acelerada del campo magnético de la Tierra, que produce ese efecto, porque el magnetismo es como el adherente que atrapa los recuerdos. Para poder asimilar lo nuevo, el disco duro de nuestro computador interno necesita ser apagado y luego encendido nuevamente. El nacimiento del hombre nuevo se dará en el momento en que el campo magnético de la Tierra alcance el punto 0. Solo en esa circunstancia se hace posible completar la reconfiguración de todos nuestros patrones genéticos, y hacerlos aptos para la vida en una dimensión más elevada. La remodelación del ADN produce oleadas de fatiga y dolor. Hay un período agudo, cuando las frecuencias más altas impactan nuestro cuerpo, seguido de un tiempo más suave de asimilación. Durante el ciclo agudo hay necesidad de dormir y descansar más. Hay que advertir que todos estos síntomas son temporales, durarán mientras la Tierra completa su trabajo de parto, y con ella pasaremos por un nuevo nacimiento a una dimensión inmediata superior. Felicitaciones, eso significa que ya estás activando tu cuerpo de Luz. Pedro J. Avila R.